
Cuando Cánovas abandonó Madrid, el 22 de julio de 1897, en compañía de su esposa Joaquina Osma, para realizar una excursión veraniega y tomar las aguas minerales en el balneario de Santa Águeda, primero se dirige a San Sebastián, donde se aloja la corte, para saludar a su majestad la Reina Regente, María Cristina.