
Triste, solemne, silencioso y sin luces, el alcázar de los Reyes daba una imagen profunda de desolación en el silencio de la noche: “Los faroles de Palacio/ ya no quieren alumbrar, / porque Mercedes se ha muerto / y luto quieren guardar.

Aunque filóloga de pensamiento y sentimiento, soy ante todo amante de la cultura y, más aún, de la historia que tiene que ver con nuestra ciudad, de la que Teodoro Reding fue ilustre hijo adoptivo.

Uno de los escritores españoles en el exilio de mayor personalidad es el granadino Francisco Ayala (nacido en 1906), tanto por las características de su prosa como por la evolución y el sentido de su obra.
        
        
            
            
    
En “Marinero en tierra”, el poeta expresa su nostalgia del mar de Cádiz en un tono lúdico casi infantil y donde el goce de los sentidos y la alegría estalla hasta el delirio, aunque en ocasiones teñida de nostalgia o de presentimientos.

Tres poetas distintos hubo en Prados a juicio de J. Sanchis Banús. El jubiloso andaluz de la revista Litoral, el ardoroso combatiente, el poeta comprometido, interesado por el surrealismo bretoniano en lo que tiene de compromiso social y político y el poeta del exilio que, en México, oyera un día el eco de Dios en su conciencia, en un sobrecogido silencio interior, antesala de la muerte.

Nacido en Barcelona en el seno de una familia perteneciente a la alta burguesía catalana, fue sin duda uno de los poetas más importantes de la generación del 50.

Cuando la inteligencia se ilumina por el sentimiento se inicia la aventura poética, ese afán de conocimiento a través del acto amoroso de posesión de la realidad, entendiendo por realidad todo lo que vive fuera del poeta: los seres, las cosas, el mundo…

Nacido en Hernani (Guipúzcoa) el 11 de marzo de 1911, Gabriel Celaya es uno de los más destacados representantes de la denominada “poesía comprometida”.

En los años 1932 y 1933 en que escribe su obra cumbre, “La destrucción o el amor”, el poeta pasa por una de las más graves crisis de la grave enfermedad renal que viene padeciendo desde 1925.

En la línea del criticismo social, aunque el tema medular es el misterio del hombre, nos encontramos con “El tragaluz”, una de las más brillantes creaciones de Buero Vallejo en el ámbito de lo trágico.
        
        
            
            
    
				