Recuerdo en el silencio de la noche / acordes de guitarra / y alegres melodías / de un viejo violín.
Recuerdo en el silencio de la noche / acordes de guitarra / y alegres melodías / de un viejo violín.
Soñé que la verdad hacía al hombre libre. / Vi caminar unidas la justicia y la paz. / Cada cual se ganaba el pan que se comía. / Y a nadie le faltaba donde ganar su pan.
Va recorriendo el pueblo calle por calle; recogiendo el ganado en cada casa. Ya cruza el río, ya se encamina al campo con la piara.
A mi prima Mari Tere y a sus hijas. A todos los nietos y bisnietos de mi tía Ana Hinojosa (q.e.p.d.)
Sobre la tierra esparces la simiente y abonas confiado. Sobre tierra que mimas día a día, esperando su fruto ilusionado.
Se te veía ya viejo y cansado. Pero, si tú no estás… ¿dónde encontrar ahora los recuerdos, dónde tantas vivencias compartidas que dejamos atrás?
Qué joven es el carrero, dieciséis años apenas. Y su voz, casi de niño, mandando firme y segura a ese par de mulas negras.
Temprano, muy temprano, despertó, acuciada por los gallos, la mañana estival. Y más temprano aún ya navegaba Antonia…
Fue por casualidad. O fueron los caprichos del destino. Pero un día se unieron nuestras vidas, se juntaron al fin nuestros caminos.
Se adueñaron los niños de la calle. A la plaza volvieron los abuelos. Se llenaron de gente los caminos, nuestras almas de luz.
Qué lejos quedan los juegos callejeros, la bolsa de canicas y el último tebeo que hay poco conseguí.