Qué joven es el carrero, dieciséis años apenas. Y su voz, casi de niño, mandando firme y segura a ese par de mulas negras.
Qué joven es el carrero, dieciséis años apenas. Y su voz, casi de niño, mandando firme y segura a ese par de mulas negras.
Fue por casualidad. O fueron los caprichos del destino. Pero un día se unieron nuestras vidas, se juntaron al fin nuestros caminos.
Ante mis ojos, caminos y veredas por las que nadie pasa. Calles vacías, por las que ahora el tiempo perezoso se arrastra.
Qué lejos quedan los juegos callejeros, la bolsa de canicas y el último tebeo que hay poco conseguí.
El ejemplar de esta semana trae un inédito poema de La Gata sin nombre y un breve ensayo de Silverio el Tigre, este sitúa al “yo” poético del poema en torno a principios del siglo XV, dice que el “yo” del texto lleva a cabo una visión.
Un recuerdo especial a las que se fueron y, siempre, estarán en nuestro recuerdo.
Se llenarán bulevares, avenidas, plazas, paseos… con el paso pausado de los viejos con los chiquillos jugando con el correteo de los perros.
Debido a las anómalas circunstancias que en estos momentos nos toca vivir, Santa Cruz celebrará sus fiestas de la Cruz de una forma que nunca conocimos y que ojalá nunca se vuelva a repetir.
Como sabéis, el licenciado en la vida Don Pedro y catedrático de la libertad, siempre alterado por el estado del Ibex 38, de acá para allá en su su BMW Serie 4 paquete Asno M.
Tal vez cogí el tren equivocado. ¿O es que este tren camina marcha atrás?
Canta alondra y el río, calla, despertando, con su vida, dulces sueños, en su más dulce alborada.