Pongo payasos como ejemplo de profesión útil y necesaria para el bien común,pero podría haber puesto médicos, personal sanitario en general, cuidadores de personas dependientes o músicos.
Pongo payasos como ejemplo de profesión útil y necesaria para el bien común,pero podría haber puesto médicos, personal sanitario en general, cuidadores de personas dependientes o músicos.
De los santos, de los puros, de los que no se equivocan, de los que poseen la verdad absoluta.
De entre todos los refinamientos que lo cultural, esto es, lo no natural, ofrece a nuestra especie, está la posibilidad de reunirnos de cuando en cuando con gente con gustos o aficiones comunes a conversar sobre los mismos.
Como “philosopho de lo cotidiano” suelo reflexionar precisamente sobre lo que, dicho en lenguaje poético al modo de Juan de Mairena, pasa en la calle.
Reconozco que en ninguno de los establecimientos que frecuento he visto el ‘cartelico’ que ilustra estas palabras, pero no deja de tener su gracia.
El sur también existe, reivindicó Mario Benedetti, escribiendo del sur de América, pero el sur existió mucho antes de que el norte ordenara.
Tal vez el triunfo de Trump haya sido demasiado para él, y más a una edad, ochenta y dos años, en la que ya no se puede coger el fusil y unirse a la resistencia.
La frase que se suele usar para significar lo mismo es la erótica del poder, pero prefiero lo de atracción, porque creo que tal como anda el patio últimamente el poder tiene más de atracción de feria que de estímulo erótico.
O el horror, el horror que descubrió el protagonista de la novela corta “El corazón de las tinieblas “ en su viaje por el Congo colonial belga.
Pepe Carvalho, el personaje de Vázquez Montalbán, solía repetir que a partir de los cuarenta ya sólo queda enterrar a los muertos y pagas las deudas.
Frase proverbial la que da título a esta mirada de hoy, y que tantas veces, según me dijeron quienes cumplieron con el servicio militar, tuvieron que oír.