Durante muchos años ella fue la dueña única, poderosa e incontestable de gran parte de Sierra Almijara. Pero doña María del Mar Bermúdez de Castro Seriñá Montes y Lillo, tercera marquesa de Montanaro -más conocida como la marquesa de Cázulas o, sencillamente, la señora marquesa- fue, ante todo, una personalidad notable a quien muy pocos llegaron a conocer de verdad. Esta es la historia de una mujer irrepetible.
Durante muchos años ella fue la dueña única, poderosa e incontestable de gran parte de Sierra Almijara. Pero doña María del Mar Bermúdez de Castro Seriñá Montes y Lillo, tercera marquesa de Montanaro -más conocida como la marquesa de Cázulas o, sencillamente, la señora marquesa- fue, ante todo, una personalidad notable a quien muy pocos llegaron a conocer de verdad. Esta es la historia de una mujer irrepetible.
Hay lugares que resulta difícil imaginar como el hogar permanente de una gran familia. Pero existen: la Cueva de la Vaca, en Sierra Tejeda, es uno de ellos.
La conciencia de pertenecer a una determinada clase social ha existido siempre, incluso en los pueblos más pequeños. Pero a la hora de la verdad, ya fuese viviendo en el "yesón" -una casa de obra- o viviendo en el "terrón" -una casa cueva-, todos los venteños tenían que colgarse la capacha cada día para ir a ganarse el jornal.
"Lo mejor es no querer más de lo que nos haga falta y vivir tranquilos y en paz, disfrutando de lo que se tiene sea mucho o sea poco, porque lo otro no es más que complicarse" afirma rotundo Paco, el vecino de más edad de Pampaneira. Y, a juzgar por cómo le ha ido a él en la vida, debe estar en lo cierto.
Una historia de entrega y generosidad; una vida entera transcurrida en el Camino de los Ángeles, dedicada a mantener uno de los rincones más emblemáticos de Alhama de Granada.
Durante las décadas de los años cuarenta y cincuenta Alhama de Granada, como tantos otros lugares, olvidaba durante unos días las penurias de la posguerra para celebrar sus fiestas, en las que uno de los principales alicientes era la banda de música.
Fue por Navidad. Pero no, no me refería al turrón. Me refería a aquel viejo cortijo, en la margen izquierda del arroyo de La Madre, allí por El Robledal.
Casi medio siglo después, tres alumnas de la última escuela rural de Alhama de Granada vuelven junto a su maestro, a quien siguen llamando "don Luis", al que fue su primer colegio.
Cada uno protagonizó, en su día, una historia cotidiana que a la vez es única e irrepetible. Hoy nos reencontramos con ellos en un artículo común a todos para agradecer su generosidad, pues sin la sabiduría de sus narraciones esta sección no sería posible.
Pastor por obligación, agricultor por devoción, tesorero de viejos usos, afamado cabañuelista, ecologista convencido… un alpujarreño de pura cepa nos abre las puertas de su casa.
El cortijo de Marchiche está enclavado en plena Sierra de la Resinera, que así llamaban en otros tiempos a la serranía donde se levantó esa casa antes de convertirse en el actual Parque Natural Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama.