Tuve el honor de escucharle y conversar con él en diversidad de ocasiones. En aquella última intervención en Málaga, me encantó una de sus frases. Más aún, su preciso mensaje. Después pasó algún tiempo y, sin dejar de reflexionar, llegué a pensar que quizá me había llevado más por la emoción y el sentimiento político que por lo que de la frase en sí se podía interpretar. Siguió transcurriendo el tiempo, años, y lo entendí cada vez mejor. Lo comprendí plenamente cuando algunos se propusieron volver atrás. Cuando comenzaron, más que a “resucitar” muertos para darles el justo sitio que les corresponde, a intentar también a levantarlos para ponerlos en pie de lucha partidista.