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- Escrito por: Juan Franco Crespo
- Categoría: Un alhameño por el mundo

Otra oficina postal singular y sorprendente: la existente en esta liliputiense isla de la República de Vanuatu, a media hora de Port Vila (aunque sin tránsito apenas sean diez minutos), muy cerca de las impresionantes y exuberantes cataratas de Méle y el Jardín Secreto que trata de preservar (aunque bastante abandonado) la vegetación y la fauna de esta preciosa nación del Pacífico Sur.
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La descubrí por casualidad tras hacer la visita de rigor a los servicios de correos, entré en una librería y en su patio interior había una antena de radio, tras varias preguntas a la chica, ésta me acabó diciendo que efectivamente esas antenas correspondían a la emisora de radio de la Fundación de los Tres Mundos.
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Si me lo hubieran dicho hace años no me lo habría creído, pero yo tenía un sueño y, llegado el caso, este se desvaneció por obra y gracia de unos individuos que, una vez llegan al poder, se pasan por el forro todo lo pactado y a los que se sacrificaron los asaetean y los despluman. Para más regodeo, encima de ser ellos los que incumplen, te endilgan el desastre de su acción a la ciudadanía.
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Posiblemente nunca me hubiera entretenido en indagar sobre la historia de esta emisora, pero como siempre, la casualidad te pone en el camino.
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Esta escala sólo estaba pensada en caso de lograr transporte para Granada (Nicaragua); al final fueron cuatro días en una ciudad de sabana.
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Es un lugar mágico, con encanto, aunque mi última visita contrastaba con la de hace cuarenta años.
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Antes de continuar, decir que fue sumamente entrañable el encuentro con la capital andina y sorprendente el cambio [para bien] que ha dado desde mi verano de voluntario hace dos décadas. Mejorada su red viaria, más limpia y mejores transportes en una ciudad de terrible orografía que, con las lluvias, no deja de padecer problemas y dolor.
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Según me informaron, Puno debe tener unas cien mil almas y su altura agota; estamos ya en una característica zona de puna que le da el nombre y requiere el insustituible mate de coca, los autóctonos en la mayoría de casos, llevan una bolsita con hojas de esa planta y ese es su “manjar”: te permite caminar y no pide alimento pero, dependiendo del tiempo que lleves masticando esa hoja inhibidora del cansancio y de las ganas de comer, deja desdentados a los indígenas del altiplano, pero permite luchar contra el mal de altura [falta de oxígeno] pues la ciudad se alza a 3850 metros [todavía por debajo de la célebre zona de El Alto-La Paz en donde se llega a los 4500 metros].
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La verdad, aunque para algunos pueda ser descortés, Lima es una de las capitales americanas que menos me enganchó. El centro histórico es impresionante y está precioso para el paseante, junto a dos o tres zonas más cercanas al mar por la parte sur nos muestra lo bien que viven los que viven bien.
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Esta semana traemos otra aventura de este alhameño, pero en esta ocasión a través de las ondas, su intervención en Radio România Internaţional, en el programa Club de oyentes del pasado domingo 22 de marzo, conducido por Victoria Sepciu. En Radio Rumanía también, y en días anteriores, se habló de la fiesta del vino de Alhama, pero esa es otra historia.
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Nada más llegar a la ciudad de Puno, lo primero que hice fue contratar la salida para el día siguiente a las islas flotantes que se “escaparon” en mi estancia por el lago un par de décadas atrás mientras trabajaba como voluntario en una escuela de niños sin recursos y acogidos por diferentes instituciones.