Consejos útiles para perder el tiempo

 Jamás se me ocurriría aconsejar nada sobre la gestión del tiempo de trabajo, o cómo planificar la jornada para ser más productivos, eficientes y exitosos. Entre otras razones porque nunca he sido nada de eso en los trabajos que he desempeñado, nómina de por medio.

 Otra cosa es el tiempo de ocio, en ese sí que me considero todo un diletante aventajado, uso la palabra diletante porque las forma que conozco de ser profesional del arte de no hacer nada y que te paguen están muy lejos de mis circunstancias y, supongo, que de las de mis lectores.

 Puede parecer una perogrullada, pero para poder perder tiempo es necesario tener tiempo que perder, es decir, delimitar perfectamente entre tiempo de trabajo pagado y de trabajo no pagado. Si te ocupas de tus tareas cotidiana en casa es tiempo de trabajo, no remunerado, pero que no deja de ser trabajo. Si estás esperando en la consulta del médico o enfermero a que te atienda, es trabajo; igual que el tiempo que le dedicas a ir a la compra. Si además de todo esto eres mujer y trabajas fuera de casa y tienes hijos en edad escolar, entonces te muestro mi respeto, solidaridad y cariño y te invito a leer:https://alhama.com/digital/myblog/otra-mirada/5438-ellas-se-lo-curran y https://alhama.com/digital/myblog/otra-mirada/8193-madres-taxi. Lo más seguro es que no tengas tiempo para hacerlo, por si alguna vez te apetece, ahí están, tres por el precio de una.

 Para no marear más la perdiz, el tiempo que se puede perder es el que no se ocupa en actividades necesarias e ineludibles y, por tanto, es tiempo que se puede usar para solaz, descanso, sosiego, relax y disfrute. Si lees para culturizarte, ser mejor persona, o por lo que sea que leas, no estás perdiendo el tiempo, si no aprovechándolo en tu crecimiento personal. Si continúas leyendo esta mirada, que no te va hacer más culto o culta, que no te va a aportar nada, estás perdiendo el tiempo. Si te resulta interesante o gratificante de algún modo es tiempo bien perdido, si no es tiempo mal perdido, que es la peor forma de tratar el tiempo, que no se sabe muy bien lo que es, ni de donde viene o si va o no para atrás, pero que es el material del que está hecha la vida. El tiempo, que no es oro, lo he repetido casi hasta la saciedad, es vida.

 Creo por tanto que es importantísimo dedicar parte de ese tiempo hacer cosas que nos gustan, nos divierten, nos gratifican y nos ayudan a poner una sonrisa en los labios y decir, aquello de “qué ratico tan bueno hemos echado”. Con ratos así y con la gente que se comparten es con los que vale la pena contar.

 Y sobre todo hay que recordar que nuestra vida, al menos la de adultos es nuestra y una vez llevadas a cabo las tareas y trabajos de nuestra responsabilidad a nadie debemos dar cuenta de cómo ocupamos nuestro tiempo. Perderlo con amigos en la terraza de un bar o dando un paseo por el campo, al ritmo sosegado que impone la conversación, lo de andar de forma terapéutica es otra cosa y no es perder el tiempo, leer novelas policíacas, darse un atracón de series bajo demanda, averiguar el mensaje que nos quieren trasmitir las nubes cuando pasan, ver a un niño jugar y sonreír, y aprender de él el arte de vivir. Esas son las formas de perder el tiempo que yo aconsejaría para iniciarse en el arte de vivir. Que no es sobrevivir. Que es estar vivo y darse cuenta de que lo estás y disfrutar intensamente de ese sencillo instante y de que notes que lo estás disfrutando.

 A cada cual corresponde encontrar la forma de perder el tiempo bien perdido y alejarse de las situaciones y personas tóxicas que hacen que perdamos el tiempo mal perdido. Que no sé yo si me explico.