Me imaginaba a Bruce Springsteen escribiendo Candy’s Boy mientras viajaba en furgoneta a su próximo concierto, atravesando Estados Unidos como cuando yo cruzaba media España para cumplir mis sueños literarios, él cruzando el Mississippi, yo cruzando por las aventuras del Hidalgo de la Triste Figura.
A las diez de la noche sonó la primera explosión, media hora más tarde empezaron a cantar las sirenas y poco después en la calle había un silencio de esos que se dan en los pueblos poco habitados cuando es invierno y se achican hasta los catites.
Solo he odiado a mi perro una vez, y fue durante los últimos días de 2023 y los primeros de 2024.
Antes de nada, hay que ser presidente de un país de los denominados del primer mundo, luego hay que tomar un vuelo en dirección a Tierra Santa.
La piedra en el zapato era una frontera donde en la aduana había que dejar siete votos para poder cruzar.
Una de cada mil personas en España es transexual según la Asociación de Familias de Menores Transexuales, una cifra que empezó a ser más conocida como otras muchas, cuando ocurre una desgracia.
La sociedad cada vez sufre más de la enfermedad que siempre definió al periodismo.
Desde el mes de julio en alhama.com, con su sección ‘Mundo loco’.
Un hombre sale al escenario, da un paso, vacila con una cojera que finge, pero todo el mundo sabe que es de él, sube la mano, saluda, la luz del foco descarga todos sus vatios sobre un bombín, entorna los ojos, escala una montaña que ahora es un taburete y se sienta más o menos como siempre.
Nacho Carretero es un tipo que hace reportajes, tal vez sea un desconocido para los fanáticos del eslogan, sin embargo, viene bien acordarse del libro que escribió en 2015 y al que Carretero tituló Fariña, una historia del estraperlo gallego que va del bacalao a la cocaína.
Es fácil que todos los andaluces hayan querido sentirse un poco gitanos alguna vez, aunque sea en una verbena cuando suenan Los Chunguitos.