Conocernos mejor, 2: Jayena



Jayena, la patria del infante Cidi Haya.

26/01/2006.-  Singular y tranquila población situada a orillas del río Grande. Antes de llegar al pueblo, hacia el lado derecho de la carretera, nos recibe las modernas instalaciones de Olijayena, la afamada cooperativa oleícola que aglutina a un centenar de olivareros de esta zona y que, junto a la almazara de los Alagüises, Juan Cabrera y del cortijo del Marqués, donde la campaña de recolección se prolonga de febrero a junio, hacen de este municipio un referente en lo que a producción aceitera se refiere.

Altar Mayor del templo parroquial
 Además de diversos rincones para disfrutar de un agradable rato con los lugareños cuenta esta población con un templo parroquial dedicado al Santísimos Sacramento. Se trata de una iglesia de una sola nave con bóveda de medio cañón, coro a los pies y capilla en el lateral izquierdo cuya decoración imita una cueva. Su altar mayor cuenta con algunas hornacinas y una fresco a ambos lados del Crucificado. Reconstruida en 1954 por regiones devastadas cuenta con una interesante pila bautismal, Media Luna de plata, niño de San José y Cruz parroquial de plata como bienes más sobresalientes.

 La fachada exterior es sobria con arco de medio punto de estilo neoescurialense y campanario. En su lado derecho el templo está comunicado con la conocida en el lugar como Casa Grande que era utilizado como oratorio privado por los marqueses de Campotéjar.   A su lado una hornacina acoge una imagen de la Virgen  del Rosario.


Virgen de la Inmaculada, en la fachada de la iglesia

 Una de las primeras descripciones de esta población la ofrece Henríquez de Jorquera de la que dice que está “bañada de cristalinas aguas de un mediano río que cerca le nace en fuerte y agradable sitio, templado en todos los tiempos, acaparado de inexpugnables sierras tiene asiento la villa de Jayena, fértil de seda, vino, cazas, frutas y buena cría de ganados, doce leguas de Granada a su mediodía”.

Escudo



Tradicionalmente se ha aceptado que la villa de Jayena es la Chayyana de los nazaríes que durante mucho tiempo estuvo vinculada a los marqueses de Campotéjar desde que la obtuvo el príncipe musulmán Cidi Haya, convertido al cristianismo con el nombre de Pedro de Granada. Una antigua tradición cuenta que durante la dominación árabe se extraía oro de un paraje conocido como Cerro del Ángel.

Fiestas

Entre otras fiestas esta población festeja con gran animación y colorido la Candelaria,  San José y las fiestas patronales de agosto. Mención aparte merece su romería de San Antonio que se celebra en el sábado más próximo al 13 de junio, e incluye un concurso de engalanamiento de carrozas y una jornada de fiesta en el Área Recreativa del Bacal donde cientos de jayenuscos se concentran para disfrutar de la comida y de la bebida en compañía de amigos y familiares que bailan y cantan hasta el alba.

La actividad es organizada cada año por una docena de matrimonios romeros que durante las fechas anteriores organizan sorteos que junto a la colaboración de ayuntamiento, comercios, particulares y publicidad del programa de fiestas posibilitará su celebración.

Semana Santa de Jayena
No obstante, la fiesta que mayor brillantez ha conseguido en los últimos años es la procesión de Semana Santa. Desde hace más de tres lustros cada Viernes Santo los vecinos de Jayena sacan a la calle cinco pasos. La primera imagen en salir del templo es Nuestro Señor de la Columna al que suman en la plaza de la Constitución la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la del Cristo de la Buena Muerte. A continuación lo hace el Santo Sepulcro y, por último, la venerada Virgen de los Dolores  que cuenta con el fervor de todos los jayenuscos ya que es tradición que al nacer un niño o niña se apunte a esta Hermandad. En cuanto al Señor de la Columna es una imagen propiedad de los herederos de Antonio Peregrina Jiménez que cuenta con una curiosa historia. Según el relato de Paco Peregrina la imagen de este Cristo fue adquirida por su padre compró Antonio Peregrina Jiménez hacia 1974. Sucedió que estando enfermo de corazón contaba que una noche soñó con dicha imagen y le prometió a Dios que si sobrevivía a este mal la buscaría y se la llevaría a casa.  Antonio mejoró y cumplió su promesa adquiriendo dicha imagen que se atribuye al escultor  Navas Parejo. En los primeros años se procesionó  hasta que la devoción por la Semana Santa fue decayendo. Por ello,   Antonio decidió que ya no saldría más. No obstante, en 1992 un grupo de jóvenes de la localidad entre ellos sus hijos, sobrinos y amigos, decidieron crear una cofradía para recuperar esta procesión. Ese mismo año salieron a la calle con la consiguiente expectación por parte de la gente del pueblo. Ello se debió, en opinión de Paco, al ir uniformados, en completo silencio y con respeto y, sobre todo, por la incorporación de penitentes. Poco a poco esta cofradía o hermandad ha ido añadiendo bienes tales como faroles del Cristo, estandarte faroles de guía y potencias del Cristo del prestigioso taller de platería  del granadino Rafael Moreno. El grupo se ha hecho cada vez más numeroso y con devoción cada Viernes Santo, desde un local propiedad de la familia Peregrina, donde se adorna hasta la iglesia parroquial para desde allí hacer su estación de penitencia. “A este Cristo, dicho sea de  paso, se le atribuyen algunos milagros según vecinos de la localidad” afirma con orgullo Paco Peregrina.
 
 Así mismo, Nuestro Señor Nazareno es una imagen conocida popularmente en la localidad como el “Cristo de las Paquitas” al haber sido traída por una vecina de este nombre que la adquirió y posteriormente donó a la iglesia parroquial y por la que las vecinas sienten un cariño especial.  Por último, el Cristo Crucificado que preside todo el año el altar mayor fue donado en los años de la posguerra por Josefa Moles Maroto en tanto que la cruz lo fue por Fermín Moles Martín. Esta imagen fue restaurada hace unos cuatro años y cuenta con una hermandad en la que se integran alrededor de 30 hermanos. El recorrido habitual de la procesión discurre desde la parroquia a través de las calles Granada, Tesoro, Puerta del Sol, plaza Andalucía, Constitución, Avenida Mediterráneo, Carril, Almuñécar, Vista Alegre, Avenida del Arco, Delicias, Puerta Granada, y regreso al templo. 

El nombre de Jayena empieza a ser conocido fuera de nuestras fronteras gracias a un queso de cabra de excelente calidad, Cueva de Magahá. Así denominado por el aprisco donde se guarda el rebaño esta quesería se localiza en el llamando cortijo de Rota. Aquí se elabora siguiendo el tradicional método pero con todas las garantías sanitarias que proporciona las modernas tecnologías del acero inoxidable y la curación natural habiéndose llegado a producir en el 2004 más de 20.000 unidades. Ha sido en 2005 cuando la población ha hecho oficial el escudo y la bandera a propuesta del historiador alhameño Andrés García Maldonado.
 
 En sus alrededores se localiza la ya citada Área Recreativa del Bacal (o Vacar como también aparece citada en numerosas publicaciones), distante de la población unos dos kilómetros de carril asfaltado recientemente en gran parte,  desde la que puede realizarse varias rutas a diversos parajes naturales destacados como a las cimas del Especiero, Umbría Calayo, Loma de los Morros, cerros de Las Golondrinas y del Ángel, Meseta de Calaya, Veredas Altas y a otras tantas cuevas nombres tan curiosos como El Puntal, Las Grajas, Cerrabé, Alacranes, Toril, Zocahí, entre otras.
 

Queso y requesón de La Cueva de la Magahá

 Una de las rutas más atractivas de dificultad media y 17 kilómetros de longitud es la transcurre entre los Prados de Lopera y El Bacal o viceversa. El tiempo estimado de realización es de seis horas.  En el primer caso la salida se realiza desde la granja escuela “Huerto Alegre” para adentrarse en un frondoso bosque de pinos resineros. Al poco tiempo nos encontramos con un ejemplar singular, el pino de las cinco ramas. Desde este enclave podemos disfrutar de hermosas vistas de las cumbres más emblemáticas del Parque Natural de las sierras de Alhama, Tejeda y Almijara. Tras dejar atrás un cortijo abandonado nos acercamos al río Bacal, cuyas aguas cristalinas  tendremos que cruzar bastantes ocasiones. En sus orillas abundan los juncos, sauces, fresnos, zarzas y plantas aromáticas que deleitarán nuestros sentidos. Asi hasta nuestra llegada al área de acampada en cuyas inmediaciones se está construyendo un jardín botánico. Desde este punto tendremos un par de kilómetros que andar por pista hasta llegar a la localidad de Jayena, donde terminaremos nuestra ruta.
 
Jayena en cifras:

- Superficie: 80 Km²
- Distancia de Granada: 47 Kms.
- Altitud: 912 m.
- Población: 1.271 hab. (Datos SIMA)
- Gentilicio: Jayenuzcos o jayeneros

Documentos

1.- La villa de Jayena, según Henríquez de Jorquera 

 "Bañada de cristalinas aguas de un mediano río que cerca le nace y desagua en Motril, en un fuerte y agradable sitio, templado en todos los tiempos, amparada de inexpunables sierras, tiene asiento la villa de Jayena, fértil de seda, vino, cazas y frutas y buena cría de ganados, doce leguas de Granada a su mediodía. Havitanla doscientos vecinos en una parroquia arzobispado de Granada; tiene a su oriente la villa de Motril, al mediodía la ciudad de Almuñécar y mar Mediterráneo, al poniente la sierra de Bentomiz, aunque los de Vélez quieren que sea de su partido, al norte la ciudad de Alhama. Su fundación no consta con que se presume ser de mahometanos, que la poseyeron hasta que la ganaron los católicos Reyes quando a Vélez: hizo merced de ella al infante Cidi Haya, admiti¬do a nuestra santa fé católica, por ser de su patrimonio, que se tituló don Pedro de Granada: que oy la gozan sus descendientes, marqueses de campo rey y Campotexar, condes de Miravalles que al presente es don Juan de Granada Venegas Rengifo y Ochoa del abito de Santiago, que viene a ser el tercero marqués de Camporey, que le dió nuestro gran Felipe quarto a don Pedro Venegas de Gra¬nada, Sandoval y Mendoza, su hermano, mayordomo de la reina doña Ysabel de Borbón, primera esposa de Felipo el quarto. Es governada por gobernador y alcaldes hordinarios, regidores y alcalde de la hermandad; hace por armas las de sus dueños: en escudo coronado. cinco granadas en campo”.

Anales de Granada. De la villa de Jayena. Págs. 148-149, Ed. A. Marín Ocete, Gr.1987

2.- El cerrillo de los Claveles, según Jesús Pérez Peregrina
 El cerrillo de los Claveles, colina de hermoso nombre se levanta imponente ante Jayena. sirviendo de mirador natural ante un fértil paisaje serrano, de vega, olivos, almendros y tejados, a cuyo cobijo ha ido creciendo la villa, como una hija agradecida y fiel. Dicen los pastores viejos de esos que ya casi no quedan, y que cuentan su filosofía de la vida desgranando chascarrillos, que por sus pies pasa una vía pecuaria, esos caminos antiguos de cabras que ahora el gobierno quiere rehabilitar, y que ya nadie saben por dónde pasan, pues solo figuran en los mapas del ejército y en la memoria anciana de esos viejos pastores. De cabras y de ganado ha de saber mucho ese cerrillo, pues antaño esta fue una economía relativamente fuerte en la zona. También de tesoros, pues a su vientre viene a morir una de las calles más emblemáticas de Jayena, la calle Tesoro, que se llama así por culpa de una leyenda que relata que en sus inmediaciones en algún lugar aún no hallado se encuentra un legendario tesoro escondido por los “moros” hace ya mucho tiempo. También cuenta la tradición que dicho nombre se debe a que en las inmediaciones de esta calle antiguamente las mujeres venían a recoger un tipo de arenilla que utilizaban para el fregado de los cacharros, y que esa arenilla era “como un tesoro” para las atareadas amas de casa, pues arrancaba cualquier tipo de suciedad; confieso que mi romanticismo me lleva a creer más la primera de las hipótesis, aunque cualquiera de las dos puede ser cierta. La prolongación de la calle Tesoro se llama Camino de los Alabares, y es un carril de tierra que se confunde con el trazado de la vía pecuaria, y por el que se pude llegar a muchos lugares, entre otros al que le da nombre.

El cerrillo de los Claveles pudo ser en tiempos pasados también lugar de protección mágica y exorcismos, como lo demuestra el hecho que en sus proximidades hasta no hace mucho tiempo se podían ver tres cruces de piedra de esas que los antiguos utilizaban para espantar los malos espíritus de los pueblos, y que han dado nombre a una joven calle, la calle de Las Cruces, que evidencia el hecho de que Jayena revienta por los cuatro costados creciendo día a día. Debe de ser por ese aroma mágico que rodea a esta colina, el motivo por el que muchos jóvenes en noches de Insomnio suben hasta sus faldas, y al calor del fuego bajo la luz de las estrellas, desgranan sueños y palabras a golpe de cubata o litrona, noches especiales como la de san Juan, o aquellas otras en las que sucede algún hecho insólito que tiene que ver con acontecimientos astronómicos.

 Implacable como un vigía siempre atenta, la colina mágica, de nombre de flor, vela como una madre antigua y serena por su hija pródiga y adoptada, Jayena, que en su devenir cotidiano hormiguea como una atareada colmena, día a día en el bullicio de la vida sabiéndose protegida. Muchas noches estrelladas, y puestas de sol ha disfrutado quien suscribe desde ese magnifico balcón de Jayena que es el cerrillo de los Claveles, la colina mágica de Jayena.       

Jesús Pérez. “Alhama Comarcal”, nº 45, septiembre, 1996.