El Ayuntamiento y la familia Castro llegan a un acuerdo para poner en valor lo que fuera la fábrica de harinas La Purísima dentro del paquete de visitas turísticas de Alhama.
Dentro del caos que aparece a la vista de vecinos y visitantes al pie del tajo alhameño, en lo que otrora fuesen una importante industria en Alhama; los molinos de harina, actualmente abandonados y prácticamente derruidos, uno de ellos, aunque no destaca al estar entre la arboleda, se intuye como diferente al resto, es el de la “Fábrica de harinas La Purísima”, perteneciente a la familia Castro, que tras meses de limpieza, labores de desescombro, apuntalamientos y rehabilitación ha quedado incorporado al patrimonio local tras el acuerdo al que ha llegado esta familia y el Ayuntamiento para que forme parte de las visitas guiadas que se realizan desde la oficina de turismo.
Este molino de harina, en funcionamiento de 1940 a 1972, conserva prácticamente intacta toda la maquinaria, de tal modo que podría ponerse en marcha, proceso que no se descarta, y en ella el visitante puede tener una idea muy próxima, tanto en el tiempo como en las explicaciones del guía, de todo el proceso de elaboración de la harina, desde la llegada del grano hasta el reparto a las panaderías y consumidores, aunque algunos de los molinos también eran panaderías.
Sería en la década de los setenta cuando esta industria llegó a su fin, debido a la imposibilidad del acceso con vehículos, ya que todo el proceso de transporte, tanto de la materia prima como del producto final, había que hacerlo a lomos de mulas y burros por las escarpadas cuentas que unen Alhama con el fondo de los tajos, lecho del río que era el motor, mediante una compleja canalización del agua por acequias, que daba la energía a la media docena de molinos que albergaba este trozo de los tajos en el mismo corazón de la población.
Este molino de harina, en funcionamiento de 1940 a 1972, conserva prácticamente intacta toda la maquinaria, de tal modo que podría ponerse en marcha, proceso que no se descarta, y en ella el visitante puede tener una idea muy próxima, tanto en el tiempo como en las explicaciones del guía, de todo el proceso de elaboración de la harina, desde la llegada del grano hasta el reparto a las panaderías y consumidores, aunque algunos de los molinos también eran panaderías.
Sería en la década de los setenta cuando esta industria llegó a su fin, debido a la imposibilidad del acceso con vehículos, ya que todo el proceso de transporte, tanto de la materia prima como del producto final, había que hacerlo a lomos de mulas y burros por las escarpadas cuentas que unen Alhama con el fondo de los tajos, lecho del río que era el motor, mediante una compleja canalización del agua por acequias, que daba la energía a la media docena de molinos que albergaba este trozo de los tajos en el mismo corazón de la población.
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