La prensa alaba la nueva foto de perfil de Sandra García



Así lo han dejado de manifiesto diversa publicaciones tras su cese como Delegada del Gobierno de España en Andalucía.

PUERTA REAL

El relevo de Sandra

Ha sido una mujer carismática que ha ejercido en un año durísimo de manera eficiente, respetuosa y sensata

 Cuando marzo termina y nievan jazmines en Sevilla, desde los Madriles Pedro Sánchez se ha percatado de que no controlaba todo el país. Pedro I 'El guapo' andaba recolocándose el pelo en el espejo y se ha acordado, así, de pronto, que por aquí abajo el PSOE regional andaluz anda tensándole la cuerda desde que el mundo es mundo y la mandamás verdiblanca se llama Susana y se apellida Díaz. Por tanto, ni corto ni perezoso, le ha pedido al primer tiralevitas que pasaba por allí los 'Comentarios de la Guerra de las Galias', a ver si captaba la manera en que Julio César domeñó a las tribus galas y se convirtió en cónsul y dictador perpetuo.

Lo que pasa es que en Moncloa nunca han sido mucho de leer, con lo que le han pasado un nosequé de las Galias que empieza así: «Estamos en el año 50 antes de Jesucristo. Toda la Galia está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste, todavía y como siempre, al invasor». Lo cual que Pedro se ha remirado el comic de Goscinny&Uderzo y se ha quedado desconcertado, claro, porque aquí acaban dejando a César y sus legiones como una panda de inútiles.

Y, como le han fastidiado la tarde, se ha puesto a recordar frases de 'El príncipe' de Maquiavelo, que ése sí que se lo sabe de memoria, mayormente porque Pedro no está ahora para que nadie le toque las palmas (ni siquiera al compás) después de la marcha de Iglesias, notoriamente el momento más dulce de un mandato cargado de angustia. Por eso, antes de que llegue el congreso regional a finales del 2021, ha decidido dar un aviso a navegantes. Tal vez debieron bastarle las declaraciones de Sandra García unas semanas antes cuando afirmó: «Creo que Ferraz será respetuoso con la autonomía del PSOE andaluz» para ver por quién empezar. Sandra, que con su actitud y compromiso es un modelo de gestora, no cumplió las expectativas del amado líder y por eso la cesan: por su capacidad, elegancia y talento; para darle una bofetada a Susana Díaz en la cara de la ya exdelegada y tratando de dividir nombrando a otro granadino (Sánchez no es el único que ha leído a Maquiavelo), seguramente valioso como es Pedro Fernández, pero para el que seguro que no hubiera faltado un alto cargo sin mover a Sandra, una mujer carismática que ha ejercido en un año durísimo de manera eficiente, respetuosa y sensata. Es decir, exactamente el perfil que debiera tener hoy la clase pública, tan poco proclive al consenso y al diálogo, a pesar de que es precisamente lo que España necesita: un poco de serenidad y menos guerrillas internas. Porque algunos que mandan no se dan cuenta del daño que causan con gestos como éstos a la confianza en un partido que reivindica la igualdad (en el PSOE-A hay muchas mujeres preparadas gestionando, aunque mejor no nombrarlas no vaya a ser que las destituyan). Por eso no cabe otra que Sandra García sea llamada ahora para otra tarea acorde a su valía. Si no, parecería que el socialismo no aprecia la lealtad y la coherencia de gente imprescindible que, con su credibilidad personal por bandera, le suma apoyos, lo fortalece y lo ha llevado al lugar de privilegio que hoy tiene.


La nueva foto de perfil en las redes de Sandra García, ex delegada del Gobierno, supone una señal muy saludable en un político

Carlos Navarro Antolín

Sección: OPINION OPINIÓN -Edición:General- Página:G002-Publicado:05/04/2021-Medio:Granada Hoy

 EN los tiempos que sufrimos emerge con intensidad el lastre que supone estar dirigidos por políticos sin una profesión al margen de la actividad pública. No quieren soltar el sillón ni con agua caliente, llevan el cuchillo en la boca y se cambian de bando con la facilidad de Tarzán cuando se pasaba de uno a otro árbol. Lógico. Les va el condumio en ello. Pierden la vergüenza si hay que dejarla abandonada, manosean el concepto de amistad y venden a su padre si es preciso. Recuerdo cuando un líder político local le dijo en la Feria de Sevilla a todos los miembros de su séquito que ya podían relajarse, que no irían a más recepciones y que aprovecharan para tener una larga y preciosa tarde libre por delante. Hubo quienes pusieron cara de angustia, parecía que el cielo se desplomaba sobre sus cabezas y les faltaba el aire. No sabían qué hacer con tantas horas libres. Se quedaron sorprendidos. ¿No tenían amigos al margen de la política?, me pregunté. ¿Acaso nadie de la familia a quien visitar? Aquello fue una estampa penosa. Por eso tal vez el de no tener vida personal al margen de un cargo público sea quizás un problema todavía más grave que el de carecer de una profesión previa a la que retornar. Y también por eso me encanta cuanto significa la nueva foto de perfil que usa en las redes sociales la recientemente destituida delegada del Gobierno, la granadina Sandra García. Contamos los periodistas que la han cesado en una muestra del avance del sanchismo sobre Andalucía, dentro del cerco que se estrecha sobre Susana Díaz, como ruptura de una tregua pactada entre las partes hace poco menos de un año. Sí, todo eso es verdad, porque los visillos de la casa socialista ocultan muy poco de cuanto ocurre en el interior de las estancias. No he tenido el gusto de tratar con la ex delegada. Pero me suena muy bien su nueva y hermosa fotografía, donde aparece con su marido, en el campo y con arboleda de fondo. Una instantánea donde se aprecia esa vida personal que sólo puede aportar normalidad, que aleja de las obsesiones por una actividad (la política) que algunos toman no ya como un sacerdocio, sino como una droga, hasta el punto de poner todo en almoneda con tal de no dejar de estar colocados (nunca mejor dicho) y permanecer en el machito. Felipe fue el que proclamó una receta en tiempos de crisis del partido: "Militancia, militancia, militancia". Hay una todavía mejor: vida personal, familia, valores, acudidero, aficiones y relaciones al margen de la actividad pública y profesional y, por supuesto, la casa de uno. Una tarde libre nunca puede ser un problema.