Más de una veintena de amigos se reunieron para recordar a Manuel Jiménez Maya con su número 10 a la espalda, en un emotivo encuentro que celebró su vida dentro y fuera del campo.
El Municipal La Joya acogió un domingo distinto, lleno de emoción y recuerdos. Bajo un cielo nublado que ofrecía tregua al calor veraniego, los Amigos de Leeds y los jameños se unieron para rendir tributo a uno de los suyos, Manuel Jiménez Maya, “Chapi”, que con su sonrisa y su fútbol dejó una huella imborrable en todos los que lo conocieron.
No era un domingo cualquiera en el Municipal La Joya. El ambiente se impregnaba de nostalgia y camaradería, con unas 22 personas vestidas con un mismo nombre y un mismo dorsal en la espalda: el 10 del Chapi. Porque este encuentro no era un simple partido, era el primer homenaje a un amigo, un compañero, un referente.
Chapi fue, como siempre, el mejor del encuentro. El resultado apenas importaba, aunque la victoria cayó de nuestro lado. El destino quiso que él, de alguna forma presente, marcara siete goles: dos en un chapurreo de inglés y cinco más con el seseo tan nuestro, el que distingue a los jameños.
Mini crónica del partido, como a Chapi le gustaba
El balón circulaba con la naturalidad de las buenas tardes de fútbol. En una jugada de ataque, el esférico le llegó a la frontal del área. Un defensor se cerraba por la izquierda, otro por la derecha, pero Chapi no se inmutó. Giró sobre sí mismo, el balón le cayó a la pierna izquierda —la teóricamente “mala”— y, sin ángulo alguno, sacó un disparo seco y preciso. La pelota besó la red con violencia. Golazo. Puro espectáculo. Fenomenal, Chapi.
El tercer y cuarto tiempo
Más allá del terreno de juego, el homenaje continuó en la mesa. Gracias a Steve, auténtico embajador alhameño en las islas británicas y nexo entre loiners y jameños, se disfrutó de un tercer y cuarto tiempo como manda la tradición. La Peña de Veteranos y la Peña de Fútbol Sala “Los Mataos” organizaron una comida con todo tipo de viandas en el restaurante de confianza, Raya. La jornada se cerró con un receso y el final de fiesta en el bar La Placeta, donde los recuerdos siguieron fluyendo entre risas, anécdotas y abrazos.
Un recuerdo imborrable
Porque Chapi no solo era fútbol; era nobleza, cercanía y esa sonrisa que siempre lo acompañaba. Allí donde esté, seguro que se emocionó al ver a sus amigos vestir camisetas con su nombre y su número.
Un abrazo, amigo. Tu legado sigue vivo en cada pase, en cada gol y en cada tarde de fútbol compartida.
Manuel Jiménez Maya, (29-07-1964 / 01-07-2025)