De nuestra lengua


 Creo que fue Pitágoras el que dijo que todo es número, que la realidad está compuesta por números; alguna razón no le falta, pero yo estoy convencido de que todo es, al menos en su inicio, palabra. Nada hay sobre la faz de la tierra que no haya sido antes una idea, un pensamiento, es decir, palabras. De  ahí surgen  horrores como el tercer Reich, que antes era solo unas cuantas ideas expuestas en un libro, o bendiciones como la facultad de medicina de  la Universidad de Granada, pongo por ejemplo.


 El lenguaje sirve para crear la realidad y para entenderla y, por el contrario la realidad sirve también para forjar el lenguaje, a nuevas realidades, nuevas palabras. En el devenir de estos últimos años nuestra lengua ha experimentado la incorporación de nuevos términos, palabras como “triunfito”  “euro”, “facebook”,  “twiter”  “google”, o “software”, se han incorporado a nuestra vida, más o menos. Otras, en cambio han desaparecido casi, como peseta, que ya solo se usa en la expresión “de las antiguas pesetas”. Esto provoca la polémica siempre viva de la presencia de términos de otras lenguas en el castellano, facebook o twiter se podrían traducir como cara de libro y trino, respectivamente, pero creo que la solución no es la  ideal. Soy partidario de emplear nuestro vocabulario cuando lo hay, y cuando no existen palabras en castellano se emplean las originales y no pasa nada. Almocafre,  berenjena y almohada, por ejemplo, son préstamos del árabe y ahí están conviviendo con nuestra lengua desde hace siglos.

 Lo que si podemos hacer todos es tratar de expresarnos lo más correctamente posible, al menos cuando lo hacemos por escrito, emplear ese magnífico patrimonio del que disponemos que es la lengua de Cervantes, de modo que se nos entienda y resulte correcto. Es lo mínimo exigible a quien emplea el lenguaje profesionalmente, que lo emplee de modo que pueda servir de ejemplo a seguir. Todos cuantos leemos prensa escrita sabemos que esto no es siempre así y que no faltan los descuidos, incorrecciones y usos inadecuados.

 La lectura, hoy es el día del libro, el uso frecuente de diccionarios  y libros de consulta deberían ser normas antes de dejar por escrito el pensamiento. Sin embargo parece que lo normal es el tópico, el lugar común, la frase manida, los “a día de hoy”  “a nivel de”, “la violencia de género” y otras  expresiones por el estilo, fácilmente sustituibles por “hoy, “con respecto a” y “violencia de sexo, los seres humanos y los animales tenemos sexo, genero tienen los seres inanimados.

 Lo que si está en  nuestras modestas manos es seguir empleando nuestras expresiones propias de Alhama y comarca, enorgullecernos de nuestro sibanco, nuestros ¡ña!, ¡ que sol mas necio!, y otras por el estilo  y trasmitirlas a las generaciones venideras.