El cardenal Carlos Amigo, el Príncipe que distinguió a Alhama

Mi intervención en la presentación del importante libro en cuya presentación participábamos, quedó un poco relegada. 

 Admiraba y apreciaba, sentía y era una de las personas que más me ha agrado conocer y tratar. Lógicamente, el recuerdo de esa santa que anda no sé si por las grandes avenidas de la Gloria o por las calles de Alhama, o por ambas partes, que es nuestra Sor Clara me vino igualmente a lo mejor de mi mente y, sin lugar a dudas, de mi corazón. Como nuestras queridas Sor Francisca y Sor Pilar. Carlos Amigo, Príncipe de la Iglesia Católica Universal, se portó con ellas, como bien les correspondía por su calidad humana y vocacional, de maravilla, con la exquisita cortesía y amabilidad que le distinguía, como lo hacemos los alhameños muy por encima de ideas y pensamientos ideológicos o espirituales, así como tantos de cientos más de personas de muchas partes comenzando por los pueblos de nuestra querida comarca y en especial cuantos participamos en aquella hermosa conmemoración del IV Centenario de la llegada de las Clarisas a Alhama. El excepcional Cardenal vallisoletano, Hijo Predilecto de Andalucía, quedó para siempre vinculado a nuestra ciudad y en especial al Convento de San Diego, al que volvió sorprendiendo gratamente a nuestras tres hermanas Clara, Francisca y Pilar para pasar con ellas unos gratísimos momentos espirituales y de descanso..

 Agradecimos que su magnífico y eficaz secretario, fray Pablo Noriega, cuando volvieron dejó constancia de cómo el Cardenal nos enviaba recuerdos a los que tuvimos el honor de llevar a cargo la propuesta de programación así como su realización de los muchos actos que comprendió aquella IV Conmemoración. ¿Cómo olvidar aquellas palabras del Cardenal cuando se dirigió a Sor Clara y le dijo: “Cuando llegue la V Conmemoración, en el 2112, desde un balcón de la Gloria diremos está Quinta Conmemoración está muy bien pero como la Cuarta, en aquellos meses de 2012, ninguna”. Fue una de esas alegrías para toda la vida que te dan los hechos y entregas que se hacen con cariño, vocación y sin esperar nada, sintiendo sin darte cuenta que estás recibiendo algo realmente impagable. Como fueron aquellas horas que pasamos con la ya histórica y excepcional persona y cardenal español y castellano de nacimiento y andaluz por amor, dedicación y servicio a personas y tierras, Carlos amigo, fallecido la pasada semana.

 En esta ocasión nuestro “Volver al ayer” debe ser recordar lo que ya se escribí” sobre esta persona y visita, en su primera estancia en Alhama., va a hacer en el próximo 8 de noviembre diez años.

 “A lo largo de mi vida, tanto como periodista como por el desempeño de variados cargos, he tenido, más que la suerte, la inmensa fortuna de conocer, tratar ó hasta pasar horas con personas de una relevancia excepcional. Muchísimas de ellas, ya han entrado en la Historia de España y hasta en la misma Universal. Relacionando a varias por el orden cronológico que las conocí personalmente, Jean-Paul Sartre, Dámaso Alonso, José Manuel Rodríguez Delgado, Severo Ochoa, Adolfo Suárez, Juan Carlos I, Felipe González, la Reina Sofía, Leopoldo Calvo-Sotelo, Vicente Aleixandre, Jorge Guillen, Rafael Alberti, Miguel Delibes, Mario Vargas Llosa, Juan Pablo II, Santiago Carrillo, el actual Rey de España Felipe VI, etc. En la práctica totalidad de los casos han sido momentos para mí inolvidables y, por supuesto, muy enriquecedores en variados aspectos.

 Ahora bien, el conocer, tener la ventura de estar más de tres horas conversando con él y profundizar en su vida y obra -todo lo que en sí es una persona-, como fue la gratísima oportunidad de hacerlo con el cardenal Carlos Amigo, con ocasión de su estancia en Alhama para participar en los actos conmemorativos del IV Centenario de las Hermanas Clarisas, en el último trimestre de 2012 –del que tuve el honor de ser organizador conjuntamente con la estrecha y eficaz entrega de Marina Arrebola y Raúl Gálvez-, fue algo sincera y emocionalmente singular, inolvidable para mí, como también lo fue para muchos, muchísimos, alhameños en mayor o menor medida, comenzando por nuestras paisanas Clara Vinuesa, Teresa López y Pilar Villegas, como para nuestros queridos sacerdotes Enrique Ángel, entonces párroco de Alhama, y Víctor Manuel, coadjutor, ó para mi excelente amiga Marina Arrebola, con la que fui a recogerlo para trasladarlo a Alhama y, al día siguiente, llevarlo a Antequera para regresar en tren a Madrid.

El Cardenal imponiendo la Medalla Conmemorativa Oficial que se efectuó con ocasión de este IV Centenario

 Su venida y estancia en Alhama fue un indiscutible hecho histórico. A lo largo de los siglos, pocos, muy pocos han sido los Príncipes de la Iglesia que han pasado y, menos aún, permaneció y ejercido desde su importante dignidad eclesiástica en nuestra ciudad. Contándose como igualmente especial el del Gran Cardenal de España Pedro González de Mendoza, del que hablábamos en los mismos días en la muerte de Carlos Amigo y hemos tenido muy presente con la conmemoración de los 540 años de la consagración de las iglesias de Alhama el día 30 de abril de 1482, por los artículos publicados últimamente en "Alhama Comunicación".

 Algún cardenal más ha venido por esta tierra, como hubo de suceder con el arzobispo de Granada Agustín Parrado García, que pudo hacerlo en visita pastoral durante los pocos meses que fue cardenal, ya que fue designado como tal y muere en el mismo año 1946, al ser Alhama parte de la archidiócesis granadina. Ahora bien, los dos grandes cardenales que se encuentran ya en lo mejor de nuestra historia son, sin lugar a duda, el apreciado y querido por todos arzobispo emérito de Sevilla hasta su muerte Carlos Amigo Vallejo y el que fue conocido como Gran Cardenal de España, Pedro González de Mendoza, que en más de una ocasión histórica llegó hasta aquí.



 Carlos Amigo Vallejo nació el 23 de agosto de 1934, en la también castellana ciudad vallisoletana de Medina de Rioseco, la “Ciudad de los Almirantes de Castilla”, donde nació la madre de Fernando el Católico, población histórica y hermosa, como él me la describió. Hijo de médico y sobrino del psiquiatra y escritor Juan Antonio Vallejo-Nágera. Es miembro de honor de la Hermandad de Jesús Atado a la Columna de su pueblo natal, cofradía penitencial que desfila en la Semana Santa de esa localidad y a la que él pertenecía desde la infancia.

 Siguiendo la tradición familiar, comenzó estudios de Medicina en la Universidad de Valladolid, pero pronto los abandona, decidiendo entrar en el noviciado de la Orden de Hermanos Menores, el 16 de octubre de 1954. Nombrado noviciado, nueve meses después de ello, es ordenado sacerdote en julio de 1960, cursando a continuación estudios de Filosofía en Roma en el Pontificio Ateneo Antoniano, donde recibió la licenciatura.

 Después pasa a Madrid, donde estudia y se licencia en Psicología en la Universidad Central al mismo tiempo que ejerce de profesor en centros de educación especial. Igualmente se licencio en Teología por el Seminario Franciscano de Santiago de Compostela, impartiendo clases de Filosofía de la Ciencia y de Antropología. En 1970 es nombrado provincial de la Provincia Franciscana de Santiago.

La placa dedicada al Cardenal Carlos Amigo, descubierta por el mismo

 Tres años después, el 17 de diciembre de 1973, es nombrado arzobispo de Tánger por el papa Pablo VI, recibiendo la consagración episcopal por el cardenal Marcelo González Martín, cardenal primado de España, el 28 de abril del año siguiente.

 Ya en 1976 es miembro de la delegación de la Santa Sede en el Seminario de Dialogo Islámico-Cristiano, que lo propicia el Seminario pontificio para los no cristianos y la República Árabe de Libia. Al año siguiente, en octubre, asiste a la IV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de Obispos en calidad de delegado de los obispos de la Conferencia Episcopal del Norte de África.

 Es Juan Pablo II el que, el 22 de mayo de 1982, firma la bula por la que se le nombra arzobispo metropolitano de Sevilla, sustituyendo al cardenal José María Bueno Monreal. La Hermandad de Los Negritos lo nombra hermano mayor el 23 de julio de 1982, y, en octubre del año siguiente, el Papa le designa miembro de la VI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, en la que tiene una importante participación.

 Como se recordará, tanto en 1982 como en 1993, recibió y tuvo como huésped en el palacio arzobispal de Sevilla al papa Juan Pablo II. En el matrimonio de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, en la catedral de Sevilla, en marzo de 1995, cuando las mismas hijas de Hassan II se abrazaron a él para saludarlo, algunas personas se sorprendieron del gran afecto y confianza de éstas con don Carlos, lo que venía de su tiempo en el norte de Marruecos.

Con monjas, sacerdotes, religiosos y organizadores de los actos

 En el 2000, el mismo Juan Pablo II lo renueva en su cargo como miembro de la Pontificia Comisión para América Latina y, dos años después, el Papa lo designa miembro del Pontificio Consejo para la Salud.

 Es el 28 de septiembre de 2003 cuando es designado cardenal, siendo ello oficial el 21 de octubre, con el título de la Iglesia Romana de Santa María de Montserrat de los Españoles. Benedicto XVI, el 5 de noviembre de 2009, acepta su renuncia al cargo de arzobispo de Sevilla. 
Su labor y proyección tanto como arzobispo así como miembro de la Conferencia Episcopal Española desde 1982 ha sido excepcional y sumamente fructífera. Estando ya en la historia del Arzobispado de Sevilla como uno de sus más destacado arzobispos a lo largo de su larga historia de siglos.

 Hemos de recordar que, en momentos difíciles, fue el impulsor de los derechos de la mujer en las cofradías de la Semana Santa, siendo motivo de numerosas polémicas por sus decisiones al respecto no bien vistas en ese entorno sevillano.

 A la muerte de Juan Pablo II, en 2005, reunido el cónclave para la elección de pontífice, fue elector, hablándose de su posible elección como Sumo Pontífice dada su gran relevancia entre los cardenales hispano latinos. Resultó elegido el cardenal Joseph Ratzinger, Benedicto XVI quien, en julio de 2011, le nombró Legado Pontificio para las celebraciones del V Centenario de las Primeras Circunscripciones Eclesiásticas de América.

 Era miembro de las Reales Academias de Medicina, Buenas Letras y Bellas Artes de Sevilla; ejerció de vocal de la Comisión nacional para el V Centenario y fue miembro del Comité de Expertos de la Exposición Universal.

Con nuestra monjas, Sor Clara, Sor Francisca y Sor Pilar

 Entre sus distinciones honoríficas, además de condecoraciones a nivel internacional, de título de doctor honoris causa, era Hijo Predilecto de Andalucía y Adoptivo de la Ciudad de Sevilla. A todo esto hay que sumar sus muchos e importantes escritos en toda clase de publicaciones, más de treinta libros, cientos de conferencias por numerosos países de distintos continentes, etc. Y, sobre todo, el alto respeto, gran consideración y enorme afecto de tantos miles y miles de personas de todo el mundo que han llegado a tratarlo, conocerlo o saber de él de alguna forma.

 El 8 de noviembre del 2011, como correspondía dentro de los actos conmemorativos del IV Centenario de las Hermanas Clarisas en Alhama, fue un día grande e inolvidable, además de histórico. Desplazándose expresamente desde Madrid, Su Eminencia Reverendísima Fray Carlos Amigo Vallejo, cardenal arzobispo emérito de Sevilla y de la iglesia romana de Santa María de Montserrat de los Españoles y, sobre todo, excepcional persona, llegó a Alhama, concretamente al convento de San Diego, poco antes de las cinco de la tarde.

 La recepción del mismo por las Hermanas Clarisas, tras que lo hiciera en la misma puerta del monasterio el entonces alcalde de la ciudad, José Fernando Molina López, acompañado por el comandante de puesto de la Guardia Civil, Manuel Torres Torres, y otras representaciones, estuvo llena de emoción y cordialidad. Se le quería allá a donde se encontraba y, más aún, cuando de alguna forma se le había escuchado y sabido de su sentir y actuar espiritual, religioso y de singular persona de bien que era.

 Compartió unas horas con las hermanas, las de Alhama y las muchas venidas de otros lugares, hasta de la misma Ávila. Tras ello, la celebración de la misa concelebrada, presidiendo él la Eucaristía, como correspondía con toda solemnidad y revestimiento, con una espiritualidad que a todos subyugó, con una iglesia repleta de personas, hasta el punto de que muchos no pudieron acceder a la misma, permaneciendo en el patio exterior de entrada durante las casi dos horas que duró todo.

Placa en el convento de San Diego

 La homilía que pronunció por su enfoque, contenido y emotividad, fue toda una pieza de oratoria llena de humanidad, desde la sencillez a la grandeza espiritual y, sobre todo, el elevado cariño a nuestras Clarisas, a las que emocionó con sus palabras dedicadas a cada una de las tres, así como con la imposición de las tres primeras medallas conmemorativas especiales de este IV Centenario. Y ellas, ni mucho menos, se quedaron atrás demostrándoles su respeto, afecto y reconocimiento, emocionándolo cuando le pidieron que descubriese la bella placa que, en mármol verde y con letras color oro, en la iglesia de San Diego perpetuará la presencia de Su Eminencia en Alhama, con el siguiente texto: Su Eminencia Reverendísima / Fray Carlos Amigo Vallejo / Príncipe de la Iglesia Católica/ presidió la Eucaristía/ en esta iglesia y monasterio / 8 de noviembre de 2012/ Laus Deo.

 

La anécdota

 Después de la hermosa misa, el saludo y atención a decenas de personas, las fotografías de rigor, y el sin fin de sentimientos y hasta de gratas anécdotas que se produjeron, lo que sería merecedor de un amplio relato. Aunque no me resisto a dejar de narrar una de las que viví directa y dichosamente:

 Tanto cuando entró en la iglesia con toda solemnidad, como cuando acudió a descubrir la placa que se le dedicaba, tuvo gestos de cariño hacia mi nieto Andrés Corsini, probablemente la persona de menor edad que se encontraba en la iglesia, el que el día antes había cumplido los cuatro años y, como siempre, se comporta sin dar el más mínimo ruido. Después, cuando lo llevé junto al cardenal para realizar una fotografía con el mismo, éste le pregunto su nombre, al decírselo, Su Eminencia le expresó: 
-¡Anda como tu abuelo! ¡Qué bonito!
Y continuó diciéndole con sumo cariño, mientras lo acariciaba y él le miraba fijamente:
-Tú vas a ser cardenal, y para ello lo primero que tienes que hacer es apuntarte a monaguillo, después te apuntas a sacerdote, y después te apuntas a… 
En ese momento el pequeño le interrumpió, con la espontaneidad que le caracteriza y todo decidido, le dijo sin el menor corte:
- ¡Yo a lo que me voy a apuntar es a “motogepe!
- ¡Ah tú lo que quieres es ser como Fernando Alonso, un gran piloto!- Fue la respuesta todo sonriente de don Carlos, a lo que asintió reiteradamente con la cabeza Andrés Corsini, el que siempre le ha recordado y al saber de su muerte ha expresado un sentimiento de cariño hacia él. Con ocasión de su Primera Comunión, mi nieto recibió una hermosa foto dedicada por el cardenal: “A Andrés Corsini, en el día de su Primera Comunión, con mi bendición y afecto en el Señor. + A. Carlos, Cad. Amigo Vallejo, 22/4/17. 

 
Foto dedicada a Andrés Corsini, casi siete años después, con ocasión de su Primera Comunión, la persona de menor edad que asistió a la solemne misa y saludó y conversó cariñosamente don Carlos

  Volviendo a aquél día de su estancia en San Diego, a continuación unas horas más con las Hermanas Clarisas, las de aquí y las que acudieron para participar en la conmemoración, sacerdotes y alguna personas más que tuvimos la suerte de participar en el refrigerio-cena que se le ofreció.

 Pernoctó en el mismo convento y al amanecer del día siguiente, tras un inolvidable desayuno con todas las hermanas y sacerdotes, trasladándolo a Antequera en unas horas en las que diluviaba -Marina aguanto bien al volante del coche, pero por unos minutos no perdimos el Ave- volvió a Madrid, en todo momento acompañado por su secretario fray Pablo Noriega, la preparación y la discreción hechas realidad, quien, igualmente, nos ha dejado gratísimo recuerdo en cuantos hemos tenido la suerte de conocerle y tratarle, por su elevada calidad espiritual y humana, así como por sus magníficas dotes de organizador, a quien no se le escapa, como debe ser, el más mínimo detalle”. Y en el solemne funeral del pasado sábado, sus intervenciones fueron las más emotivas que hicieron que muchos miles de ojos se nublaran compartiendo su dolor y esperanza por el padre, ejemplo, amigo y hermano que tras tantos años junto a él ha perdido materialmente.

Fotos: Balta Ruiz
Texto: Andrés García Maldonado