Un buen desquite 62 años después



“Del pasado venimos todos, no lo ignores”

 No soy “futbolero”, como se suele decir, y no quiero que estas líneas las interprete mi amigo Pedro Martín Fernández que vengo a distorsionar su “Sección de Deportes” de “Alhama.Comunicación”. Faltaría más, que un ignorante en toda clase de deportes, como en tantas otras muchísimas cosas, viniese a desplazar sus acertadas y oportunas crónicas por sus contenidos, enfoques y propósitos de dar luz y vida a actividades deportivas animando a nuestros menores y jóvenes especialmente. Así felicito a la Unión Deportiva Alhameña femenina por ese merecido ascenso como también lo hago a los infantiles de la misma que van a ser también campeones, todo un doble orgullo para nuestra Alhama y para quien dirige y representa estos equipos, mi también amigo José Miguel Valderrama, como nuestro apreciado Antonio Ramos Villarraso, presidente de Honor.



 El contenido con el que se abre esta sección que de tiempo en tiempo verá la luz, volviendo a sumergirnos en hechos, acontecimientos y curiosidades de Alhama de hace más o menos años, es más una simple historia emocional personal que, cuando los años van avanzando, puede hacerte volver a palpar, venciendo tiempo y espacio, lo que viviste hace, ni más ni menos, que la friolera de sesenta y dos años, cuando tenías tan sólo once. Por ello, con toda lógica, puede ser, para algunos o para muchos -también en esto manda la consideración en que se te tenga-, una chorrada propia de los años que voy cumpliendo o una más de las ocurrencias que ya ha soltado uno a lo largo de toda una vida dirigiéndose a los demás.

Pero, en fin, no olvidemos que hay momentos y sentimientos que, en tantas ocasiones, en el transcurrir de nuestra existencia, quedaron incrustados en esa parte de nuestro pensamiento que se transforma en permanente del mismo, retornando así, aunque sólo sea por unos instantes, con mayor o menor asiduidad.
 Entremos en la cuestión, narrando lo sucedido. Jueves 29 de abril del año en curso. Me encuentro en el jardín de mi casa andando como me tiene indicado el médico. Lo hago alrededor de toda ella y son algo más de las siete de la tarde. Como siempre, busco en el móvil una emisora para escuchar, con el propósito de que el obligado ejercicio se me haga aún más leve y entretenido.

 Las emisoras que contacto están retransmitiendo el partido que le queda por jugar al Barcelona, precisamente contra el Granada CF. Ante la situación me animo a escuchar la narración del encuentro. Va transcurriendo el tiempo y el Barcelona, con un Messi espléndido, está dando leña a mi Granada, al que jamás he dejado de seguir, junto con el Real Madrid y el Málaga, aunque con casi veinte años de entrada gratuita a “La Rosaleda” sólo he ido, que recuerde, cuando jugaba el Granada o el Real Madrid, sobre todo por llevar a mi Félix Luis, mi hijo.

 Los locutores, con su peculiar estilo de “narrativa acelerada y dramática”, o al menos exaltada casi durante toda la transmisión, no dejan de decir lo bien que lo hacen los barcelonistas y como están apagados los granadinos, a los que algunos llaman “nazaritas” -todos los días son de aprender-, e insisten, una y otra vez, que la tunda al Granada va a ser de hasta cuatro goles probablemente, contra uno que meta el Granada con mucha suerte.

Foto de 'El Correo'

 Una y otra vez Messi, con su excepcionalidad deportiva, coge el balón y los informadores dan a entender que está a punto de fusilar la portería granadina. Lo cierto es que al Granada le cuesta crear situación alguna de peligro, tan sólo una o dos, si es que entendí bien la veloz retransmisión. La constancia recibe su premio y el Barcelona mete un gol. El vocifero canto del hecho es como si se elevase el mundo a los cielos . Me desilusiono y tan poco experimentado a esto, tras el gol y la insistencia de lo bien que lo estaba haciendo el Barcelona, me induce a pesar que lo de los cuatro goles puede ser posible y que poco tiene el Granada que hacer.

Y llega el final del primer tiempo, indicándose que no se ha agregado minuto alguno por el tiempo perdido, “lo que es beneficioso para el Granada ante el buen juego del Barcelona”. Sinceramente, pidiendo perdón por mi falta de conocimiento y fe, yo doy ya por perdido el partido, aunque sigo satisfecho porque dicen que al Granada no le va la vida en ello.
 Entro en casa y vuelvo a la biblioteca. En la que entra mi nieto mayor, Andrés Corsini. Le comento cómo va el partido y él -creo que con cierta sorna- me dice que ya no es del Barcelona, que ahora le atrae el Atlético Madrid, la cuestión es que no quiere nada con el Real Madrid, aunque seamos creo que toda la familia del equipo de las tantas Copas de Europa, a excepción de mi yerno, Rafael Jesús, lo que confirma la regla. Una media hora después, tras comentar varios temas históricos, despidiéndose echándome un beso, se marcha. Maldita pandemia que nos obliga a guardar distancia y hasta a vernos y hablar con mascarilla puesta.

 Vuelvo a enfrascarme buscando para mi buen amigo Pedro Pacheco, excelente persona, profesor y escritor magnifico, como fue igualmente comisario de la Policía Nacional con gran proyección en toda España, la monografía que escribí y se presentó en Granada, en 2013, en la Convención sobre los Mil Años del Reino Zirí, el de la Granada de entonces. Gran acto cultural y académico al que asistieron y dieron gran proyección Federico Mayor Zaragoza e historiadores e intelectuales destacados de Andalucía, contando con una buena asistencia alhameña, comenzando por Sandra García Martín, entonces delegada de la Junta de Andalucía, el mismo Juan Cabezas, director y mantenedor de “Alhama. Comunicación”, y nuestro buen periodista Antonio Arenas, como siempre, al pie del cañón.

Granada y Barcelona disputaron la final de Copa de 1959 (Fuente: www.granadapolideportiva.es)

 Sin darme cuenta son bastante más de las diez y media de la noche y se me requiere para cenar. Mari Carmen y yo nos dedicamos a ver debates y noticias sobre la campaña electoral en Madrid que ofrecen canales de televisión.

 Ha transcurrido el tiempo. Son ya bastante más de las doce y media de la noche cuando, en uno de estos canales televisivos, se cruza, casi como si quisiese pasar desapercibida, la noticia: “Barcelona 1 – Granada 2”. Creo que, incorporándome en el sofá precipitadamente, se me escapa un “¡coño!” bastante fuerte y eufórico. Que, junto con mi brusco movimiento, llama la atención de Mari Carmen y por el que me pregunta: ¿Qué pasa? ¿A qué viene esto? Y se lo explico con la mayor alegría.

Sí, para mí, 62 años después el Granada C.F. se ha desquitado de aquél 4-1 de junio de 1959. No sólo le ha ganado al Barcelona en su campo, es que además puede que le haya alejado de alcanzar el Campeonato de Liga. Lo que tiene su doble mandanga.

Granada CF en al temporada 1958-1959 (Fuente: www.granadahoy.com)

 Sé que el Granada le ha ganado, hasta por más, al Barcelona; sé que su trayectoria en estos dos años está siendo muy brillante, sé que está demostrando que es un gran equipo y, más aún, si se compara los medios económicos con los que cuenta en relación a tantos otros equipos de Primera División, y así mi amigo Raúl Gálvez, forofo donde los haya del Granada, con pasión y entusiasmo, me tiene bien informado de las heroicidades deportivas de este Granada singular, como sé que el Granada siempre ha tenido en Alhama fieles seguidores y no sólo varones, pues siempre ha habido una persona que ha estado atenta a la marcha e historia del equipo de “Los Cármenes” y bien sabe de sus momentos de gloria y de los otros - y de tantísimas historias más- y sólo le faltan dos años para cumplir los noventa, con una prodigiosa memoria y lucidez para todo y, en especial, para cuanto se refiera a Alhama y sus cosas en todo este tiempo. Mi buena y entrañable amiga Justa, Justa Moreno, la madre del director de este medio con la que en tantas ocasiones he tenido la suerte de hablar de eso, de nuestro ayer alhameño.

 Aquellos niños y jóvenes alhameños y granadinos de junio de 1959, no hemos olvidado jamás la tristeza que nos invadió y compartimos durante un tiempo tras que el Granada, alcanzando el hito más importante de su historia, jugara la final de la entonces denominada Copa del Generalísimo en el Bernabéu contra un potente Barcelona, que aquella temporada fue también Campeón de Liga. Desde que a principios de aquel mes de junio, el Granada ganara al Valencia en el partido de ida de semifinales, 1 -0, todos, grandes y pequeños, los alhameños, como por toda la provincia, no hacíamos nada más que hablar y comentar como el Granada iba a conseguir la gran gesta: primero eliminar al Valencia, lo que hizo a mediados de mes en su mismo campo, 0 - 1 en el encuentro de vuelta, y, en la final, ganarle al mismísimo Barcelona. Creo que todos lo deseábamos. Los más ingenuos y los chavales casi lo dábamos como por hecho.

Sí todos, comenzando por seguidores del Granada como el bueno, noble e inolvidable de Antonio Molina Guirado, que además de no perderse un partido en “Los Cármenes” seguía a su Granada por todas partes que le era posible con su moto junto con Juanito el de “Bodegas Alonso”, y llevando por turnos a sus hijos Pepe (siempre cariñosamente llamado Pepeina), Antonio y Gerardo. Hechas las consultas pertinentes hay igualdad de probabilidades que estas dos entrañables personas, Antonio y Juan, presenciaran esta final en el mismo “Santiago Bernabéu”.



 Y estoy seguro que a los seguidores barcelonistas alhameños no les hubiese sentado mal que ganase la copa el Granada, como a mis compañeros de Bachillerato Carlos Molina y Rafael Franco Crespo, el primero de la clase y ya apuntando mando sobre el balón, o como lo eran también el recordado Salvador Benítez (conocido por todos como Fajardo del “Andaluz”), quien en 1992, cuando ganó su primera Copa de Europa el Barcelona, estalló de una forma inusitada e inesperada, de alegría hasta llegar a dejar perplejo a su joven hijo Ignacio, el hoy destacado catedrático y presidente del Patronato, como nos recuerda él mismo, y a Manolillo “El Diablo”, quien, además de ser también del Barça como se dice desde que volvió la democracia, más aún que ser un excepcional del fútbol era un mago en el dominio total del balón.

 Fueron, como digo, unas semanas de ilusión y esperanza. Nuestro Granada CF sentíamos que podía e iba a lograr vencer al Barcelona y hacerse con la Gran Copa, pero aquel 21 de junio del 1959, se jugó la final y el resultado fue el dicho, 4 – 1. El Barcelona con Helenio Herrera de entrenador y jugadores como Segarra, Kocsis y, sobre todo, Suarez -se viene considerando como el mejor jugador español de todos los tiempos-, y el Granada con Jeno Kalmar como entrenador –el que llegué a conocer y tratar en Málaga, gran persona- y entregados jugadores como Piris, Pellejero, Benavides o Arsenio Iglesias, que fue el que marcó el gol de la honra.



 Quedamos la inmensa mayoría de la chiquillería alhameña derrotada y alguno con un nada grato recuerdo que jamás olvidamos. Por eso al vencer otra vez al Barcelona y, sobre todo, al tener las consecuencias que tiene, dificultándole sus posibilidades para ganar la copa del Campeonato de Liga, yo retorné sesenta y dos años atrás todo emocionado y alegre: Mi Granada CF de siempre se desquitaba, al menos desde mi sentimiento alhameño y granadino, de aquella vieja y dura vez, demostrando lo que se puede alcanzar cuando nos lo proponemos y sabemos limpiamente poner los medios para ello.

Y ahora que gane el Campeonato de Liga el mejor, según mi nieto el Atlético Madrid. Mi deseo ya sabéis cual es, el que compartiría con mi buen e inolvidable amigo de mi vida Baldomero Pardo, siempre querido, quien solía decir: “Yo quiero que el Barcelona pierda hasta el avión”.
 En fin, puede que me tenga que tragar esto, queridos amigos “barcelonistas”, pero el triunfo del Granada jamás lo olvidaré, mientras lo otro, una vez más, se me pasará.

 Respeto y abrazos para todos, sean del equipo que sean, pues el Atlético Bilbao como el mismo Betis han tenido sus buenos seguidores a lo largo y ancho de nuestra comarca.