Por el camino del río

No hay mucho que, en uno de mis casi diarios paseos, busqué aquella antigua vereda que por la margen derecha del río nos conducía hasta el ‘romance’ del cortijo Los Álamos.

 Vereda tan transitada en otros tiempos como frecuentado era aquel ‘romance’ durante la cálida época estival. No la encontré. Como tantas otras, había desaparecido. 

 Había desaparecido este tramo del camino que en mi niñez tantas veces recorrí. Y había desaparecido, igualmente, el que, siguiendo el curso del río, nos llevaba, algo mayores ya, hasta el bar Tomate. Construido este para las temporadas veraniegas junto a otro ‘romance’ fluvial, nos brindaba la oportunidad de tomar una cerveza con su exclusiva tapa mientras nos dábamos un baño en las frescas aguas del Marchán.

 Y no terminaba aquí el camino: yo recuerdo haberlo seguido hasta el mismo balneario. En aquellos tiempos en que los desplazamientos desde Santa Cruz a Alhama habían de hacerse a pie en algunas ocasiones por no disponer siquiera de un borrico para montar, el regreso durante aquellas horas en que el calor aprieta era mucho más placentero caminando entre alamedas río abajo.

 Nadie hoy en día realiza estos desplazamientos a pie por necesidad. Pero sí podemos observar cada día a personas de todas las edades que, por deporte, por entretenimiento o por luchar contra el temido colesterol, pasean, andan o corren para mantenerse en forma.

...el camino del río que baja hasta Valenzuela es, sin duda, el más frecuentado por los habitantes de Santa Cruz para estos fines

 Al igual que en Alhama la famosa “ruta del colesterol”, el camino del río que baja hasta Valenzuela es, sin duda, el más frecuentado por los habitantes de Santa Cruz para estos fines. Mucho mejor acondicionado que antaño, ha perdido, no obstante, gran parte del encanto de otros tiempos. Las actuales plantaciones de almendros, espárragos u olivos que van suplantando a las tradicionales alamedas han mermado en parte el toque de frescura, e incluso de romanticismo, que caracterizaba a esta ruta.

 El pasado verano, los amantes de estos idílicos paseos nos vimos gratamente sorprendidos por una nueva senda que se abría río arriba. Aquella antigua vereda por la que caminábamos hasta el ‘romance’ de Los Álamos, hasta el bar Tomate o hasta el balneario, volvía a estar transitable. Un trayecto, por ahora, muy corto: arrancando junto al puente peatonal del pueblo, va a morir unos metros antes de llegar a tierras de Alhama.



 Supe de su existencia cuando por parte del Ayuntamiento se me invitó a redactar un breve texto que, sobre un cartel, ilustraría el inicio del camino. Lo hice con sumo gusto después de volver a recorrer, al cabo de tantos años, aquel primer tramo que de nuevo volvía a estar expedito. En mi escrito hacía alusión al más antiguo puente, solo peatonal, del que yo tengo noticias y que daba acceso al pueblo justo donde arranca esta nueva ruta. Hablaba también del viejo molino harinero que funcionaba con agua del caz; del puente de Las Gitanas y del cortijo Los Álamos. Otro cartel, cercano al anterior, nos muestra con coloridas ilustraciones la flora y fauna de nuestro río.

...es la finalidad de este artículo, que me atrevo a sugerir a las administraciones competentes, que traten de unir también nuestros dos pueblos mediante este viejo camino

 Creo que ha sido un acierto llevar a cabo este proyecto. Y creo que sería un acierto darle continuidad. Es por esto, y esta es la finalidad de este artículo, que me atrevo a sugerir a las administraciones competentes, Ayuntamientos de Santa Cruz y Alhama, a la Diputación de Granada, incluso a asociaciones de tipo cultural, que traten de unir también nuestros dos pueblos mediante este viejo camino. Algunas ilustraciones a lo largo de él sobre peculiaridades de nuestro río podrían ser de interés. 

 Creo que merece la pena intentarlo. Creo que no sería excesivamente costoso. Y creo que es algo que puede beneficiar a muchos sin perjudicar a nadie. No soy un experto en la materia, pero supongo que el terreno del río no termina al borde del agua, ha de ocupar unos metros más por cada orilla. Serían suficientes; y en nada afectaría a las fincas colindantes. Es más, el camino puede ser un freno a la invasión de plantas nocivas que tanto perjudican las tierras de labor. ¿Volveremos algún día a recorrer aquella antigua senda junto al Marchán?

Santa Cruz, diciembre 2022
Luis Hinojosa D.