Retrocediendo



Solía decir mi bisabuelo Francisco, según he sabido por tradición oral, que “de todo probarás y a lo antiguo volverás” por lo actuado por las gentes que ocupan el gobierno, da la sensación de que pretenden que realmente volvamos a lo antiguo.

 Volvemos a los tiempos en los que para trabajar era preciso ir a Alemania, para abortar a Inglaterra, en los que se cantaba aquello de “que me venden un piso, ay ¡qué pena me da, que me venden un piso, no lo puedo pagar...” es decir, retrocedemos a esa España de los años cincuenta en lo que a derechos y prosperidad se refiere. Hasta la saciedad se nos repite que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, que tanto gasto público es inasumible y que no cabe sino recortar y recortar para alguna vez, quizás si los hados nos son propicios, Dios quiere y estamos de suerte, poder volver a vivir como solíamos hacerlo antes de que el gobierno de Zapatero nos dejase esta herencia, dicen los que mandan sin gobernar.

 De nada vale que incluso el FMI y otras voces autorizadas afirmen que el camino de los recortes no nos llevará a nada bueno: No es que desconozcan a donde vamos, que eso es algo que está bastante claro, es que no les importa lo más mínimo el dolor de la gente sin trabajo, sin hogar, sin esperanza y sin futuro. Para los que desde niños han vivido ajenos a la realidad confortablemente instalados en el seno de familias del régimen o cercanas al régimen o para las cuales éste era benevolente o beneficioso, y aquí hablo del régimen de Franco, por supuesto, para estos, digo, el sufrimiento del pueblo es algo accesorio, si lo que está en juego es seguir ocupando lugares de privilegio, disfrutar de las riquezas acumuladas de manera irregular y transmitir ese patrimonio a los herederos. Es la ideología del libre mercado, de la derecha tradicional de toda la vida, que en campaña electoral se puede vestir con pañuelo palestino, que queda como muy progre y tal, tu sabes, y proclamarse el partido de los trabajadores, pero que a la hora de la verdad, esta hora de ahora mismo demuestra por activa y por pasiva para qué quieren el BOE: Para esquilmar las arcas del estado, privatizar sanidad, educación, asistencia social y lo que se les ocurra y dejarnos a los demás, como dice Sancho que entró y salió de la Ínsula Barataria. Desnudos y a la intemperie, locución un tanto culta para decir “en la puta calle”, que es donde los empresarios mandan a los trabajadores con harta facilidad, los bancos a las familias que no pagan hipotecas y un lugar en el cual, volvemos a lo antiguo, ni protestar se puede ya, sin que te lluevan los palos a manta.

 Todo esto y mucho más es lo que están llevando a cabo los que antes de las elecciones se proclamaban como la única alternativa posible para sacar el país adelante, crear puestos de trabajo suficientes para todos y convertir esta España nuestra de nuestros dolores en la antesala del paraíso al que decían que nos iban a llevar, poco menos. Bajada de impuestos, reactivación de la economía, flexibilización del mercado laboral para hacer a nuestros trabajadores más competitivos y, de esta forma, reducir el paro... No creo que sea necesario continuar con la lista de promesas que nos hicieron y que les otorgaron esa mayoría absoluta que los legitima para gobernar, pero no para defraudar.

 Retrocedemos y no sabemos hasta donde nos quieren llevar en el pasado. O mejor dicho, sí lo sabemos y no nos gusta nada.