Iba a escribir contra Moreno Bonilla

Se lo juro, señor juez.

 Y a todos ustedes, mis lectores, los que conozco y los que no conozco: Puedo jurar tranquilamente por mi conciencia y honor que yo hoy tenía pensado dar un tironcillo de orejas o una suave colleja al presidente andaluz por sacar pecho en su televisión (también conocida como Aló presidente -acceder desde aquí-) que pagamos todos, por cierto, contando muy ufano y contento que se han reducido las listas de espera en la sanidad pública andaluza una cantidad significativa, como no recuerdo bien los datos que el mentado presidente-presentador televisivo citó, diré que, en resumen y en feliz expresión mexicana se han reducido un chingo. A mí en su intervención me recordó a un gorila golpeándose el pecho potente y diciendo aquí están mis cojones (aviso que según infiero de mis estudios sobre el comportamiento de los gorilas más recientes, es válido para machos rivales y para hembras posibles parejas, que lo acabo de mirar en Google).

 Y, claro el presidente vacilándome a mí, que esperé 10 meses para una cita que, según el oftalmólogo dan en seis meses, pero que en mi caso mejor cinco, a mí que conozco perfectamente la sobresaturación y el estrés laboral del personal del Centro de Salud, por falta de enfermeros, médicos, por falta de todo, a mí que me consta que con el dinero de mis impuestos dedicado a la sanidad andaluza pública se beneficia a la privada...Con todo esto me dio un berrinche, me subió la glucosa (casi seguro), la presión arterial (puede ser) y el colesterol y solté una expresión muy mal sonante que dejaba en mal lugar a la madre del señor presidente, hasta tal punto que la mía me llamó al orden y me conminó a no decir groserías en la mesa.

...doy las gracias a María del Mar Bolívar, que fue la que me enseñó el manejo de la pluma de insulina

 Y estos son los antecedentes del hecho en sí, o, ya que andamos en cuestiones médicas la anamnesis que explica mi deseo de escribir una mirada sobre la muy mejorable situación de los profesionales de la salud pública andaluza, de los cuales no tengo motivo de queja alguna, más bien todo lo contrario: Les estoy profundamente agradecido por cómo gestionan mi salud y la de mi familia. Y como no voy a nombrar a nadie que esté ejerciendo ahora en el Centro de Salud, para no olvidar nombres, si doy públicamente las gracias a María del Mar Bolívar, que fue, entre otras cosas, la que me enseñó el manejo de la pluma de insulina.

 Suelo frecuentar el centro de salud para analíticas y controles rutinarios y en esos casos en la espera practico lo que yo llamo atención plena del entorno humano, es decir que escucho como el cotilla que soy, lo que dicen los que me rodean, cosa fácil por otra parte en un país en el que se habla a muy alto volumen. Y obtengo informaciones, útiles unas, descartables otras sobre lo que piensa la gente de cómo funciona la sanidad de su pueblo. Generalmente que es mejorable y que falta personal. O que el personal está explotado laboralmente más de lo que fuera menester.

Por lo tanto, cuando el presidente de la Junta de Andalucía cascó lo que cascó me dije: ya tengo mirada.

 Pero después recordé que los niños de casi todo el mundo mundial, menos los nacidos en la parte buena del planeta están mucho peor que todos nosotros, y que en Gaza, ya lo he dicho antes, los médicos, enfermeras, enfermos, colaboradores de organizaciones humanitarias son “objetivos legítimos” para el ejército israelí y de repente me acometió una gran vergüenza de ser europeo, de pertenecer a esa vieja ramera de occidente para la cual siete cocineros del chef de guardia de la Casa Blanca tienen más valor que los 12 300 jóvenes muertos en los últimos cuatro meses (acceder desde aquí)

 Así que me he dicho, no, no escribas contra Moreno Bonilla. De modo que ya lo saben, yo no he escrito esta mirada y ustedes no la han leído.