Isabelita y los perros

Isabelita fue una niña muy buena desde pequeña.

 Le gustaban mucho los perros, tanto que Doña Esperanza, una viejecita muy entrañable, se fijó en ella y tras hacerse muy amigas decidió nombrarla community manager de su perrito “Pecoso”.

 - Niña, Pecoso me cuenta sus cosas y quiere que le ponga redes sociales para compartir sus discursos y ocurrencias, pero como yo no entiendo mucho de eso y me divierte más pasearme con mi coche, aparcarlo donde me dé la gana y hacerle morisquetas a los guardias, vas a ser tú quien se encargue de gestionarlas. No te creas que es algo insignificante.
 - No, doña Espe, cómo voy a pensar eso, todo lo que decida usted es siempre importante.

 Pecoso le hablaba muy bien a doña Espe de Isabelita y la buena señora la recomendaba sin parar a sus amigotes:

 - Isabelita es la caña, le gustan los perros y también los gatos, pero sólo los de pedigrí; los perros y sobre todo los gatos callejeros y de barrio dice que son molestos, sucios, huelen mal y que quieren vivir de las paguitas.

 Así que doña Espe y sus amigotes le fueron dando cargos y poniéndola en listas electorales hasta que al final fue elegida presidenta de la comunidad autónoma. Lo más curioso del caso es que muchos gatos de barrio la votan, aunque todo lo que decreta y legisla favorece sistemáticamente a los gatos con pedigrí. Pero los votos son sagrados y ellos sabrán sus cuentas.

 Con su labia chulapa y chulesca de comunismo o libertad los tiene embelesados. Un día dijo que le gusta la fruta. Creéis que la fruta le gusta a todo el mundo, pero no. Sus secuaces, acólitos y seguidores van repitiendo la frase cada dos por tres. Hasta que la amada lideresa no lo dijo, parecía que ni siquiera existía la fruta. Con el “me gusta la fruta” está pasando como con el “Viva España”. Consiguen decir ambas frases, con un tonillo de guasa faltona la primera y marcial y cuartelero la segunda, que a los frutófilos y españófilos que no somos de su calaña acaba dándonos repelús.

 Curiosamente, aunque le siguen gustando los perros y los gatos, no puede ni ver a Perro Sanxe, dice que es muy malo y se junta con comunistas.

 La sanidad y la educación públicas de su comunidad van de mal en peor, pero ella sigue bajando impuestos a los gatos de pedigrí. Está convencidísima de que lo que va bien en su comunidad es gracias a ella y lo que va mal es culpa del gobierno de Perro Sanxe.

 En el partido de Perro Sanxe había un perro llamado “Leguinucho”. Es un perro viejo y resabiado que no hace otra cosa que echarle flores a Isabelita y sus colegas e insultar y querer morder a sus supuestos compañeros. No se quería ir porque, como es muy altanero, pensaba que los que tenían que irse son los otros. Total, que al final lo tuvieron que echar, cansados de sus ladridos, gruñidos y malas pulgas.

 Como Isabelita es tan buena y Leginucho le echa flores y piropos y mueve la colita ha decidido adoptarlo.

 - Mira, Leguinucho, como los social-comunistas te han maltratado tanto, te daré un carguito para que te entretengas. Yo no sé lo que coméis los perros viejos y resabiados, pero no te preocupes, te doy cien mil euros anuales y tú te los gastas en lo que quieras.

 Y ahora Leguinucho va diciendo que no sabe qué es lo que tiene que hacer, pero que ya se irá enterando sobre la marcha. Si los secuaces de Perro Sanxe lo critican da igual. Isabelita lo va a cuidar y querer mucho. A los demás que les vayan dando.

Firma invitada: Prudencio Gordo Villarraso.