Si yo a Cuba le cantara



Escribo sin mucha información fiable y veraz.

 Para documentarme mínimamente he acudido a dos fuentes distintas, distantes y contrapuestas, la oficial cubana a través de Cubadebate y la expresada por el New York Times (tiene edición en español) y he llegado a la conclusión de que todo esto lo he visto y leído ya otras veces, que los argumentos de unos y otros han cambiado poco.

 No me resulta ni fácil ni cómodo escribir sobre Cuba, porque no tengo una opinión sobre el país caribeño, tengo muchas. Incluso enfrentadas. Por un lado, admiro los logros evidentes de la Revolución Cubana, que los organismos internacionales son los primeros en reconocer, en salud y educación; por el otro, me duele la falta de derechos esenciales como los que disfrutamos en el lado bueno del planeta los que estamos en una posición no demasiado incomoda. No amo la Cuba cuartel de Fidel. Pero mucho menos la Cuba burdel de Batista. Si, ya sé que esa Cuba hace mucho tiempo que desapareció, pero la infinita rabia que esa desaparición provocó en los Estados Unidos, aún continua en forma de bloqueo económico hacia Cuba: “Está claro que el embargo estadounidense de casi 61 años no ayuda. Las restricciones del gobierno al pequeño sector privado son aún más perjudiciales. A las empresas, incluidas las tiendas y los restaurantes, se les prohíbe acceder a préstamos bancarios o participar en el comercio. Los alimentos siempre han estado racionados”, publica en el New York Times del jueves 15 de julio el politólogo Javier Corrales. Después, por supuesto, se felicita por la valentía del pueblo cubano por echarse a la calle a protestar.

 De la otra parte, Cubadebate, comparto las palabras del teólogo de la liberación y fraile dominico Carlos Alberto Libânio Christo, conocido como Frei Betto: “Advierto a los amigos: si eres rico en Brasil y te vas a vivir a Cuba, conocerás el infierno. No podrá cambiar de coche cada año, comprar ropa de diseño, viajar con frecuencia de vacaciones al extranjero.

 Y, sobre todo, no podrá explotar el trabajo de los demás, mantener a sus empleados en la ignorancia, estar 'orgulloso' de María, su cocinera desde hace 20 años, y a la que niega el acceso a su propia casa, a la escolarización y al plan de salud.

 Si eres de clase media, prepárate para conocer el purgatorio. Aunque Cuba ya no es una sociedad estatal, la burocracia persiste, hay que tener paciencia en las colas de los mercados, muchos productos disponibles este mes pueden no encontrarse el próximo debido a la inconstancia de las importaciones.

 Sin embargo, si eres asalariado, pobre, sin hogar o sin tierra, prepárate para conocer el paraíso. La Revolución garantizará tus tres derechos humanos fundamentales: la alimentación, la salud y la educación, así como la vivienda y el trabajo.”

 Y sin embargo lo que leo en redes sociales y según qué prensa española son mensajes sencillos como “libertad para Cuba” o “libertad para los cubanos”; pero ¿libertad para qué o para quién? Rocío Monasterio y yo hablamos el mismo idioma, pero creo que al decir “libertad,” no nos estamos refiriendo a la misma cosa, ni al mismo concepto. Ella piensa en los ricos que en Cuba ven el infierno, según el teólogo de la liberación. Yo me quedo en el purgatorio.

 No, no me es fácil escribir sobre Cuba. Pero tampoco me resulta posible quedarme callado.