Excelentes personas, excelentes profesionales



Todo el personal del tercer dedo, de la séptima planta del hospital del PTS (Parque Tecnológico de la Salud) lo son, sin duda alguna.

 Y por supuesto el personal del Centro de Salud de Alhama que estaba de guardia la tarde que acudí a dar aviso, el conductor de la ambulancia, técnico en emergencias sanitarias y el de Urgencias del PTS, especialmente los de “Observación camas”.

 Siempre he sido un firme partidario de la sanidad pública porque entiendo que es un derecho esencial disponer de una sanidad gratuita de calidad. No tengo nada en contra de la sanidad privada, de hecho, en dos ocasiones he sido derivado a centros privados para pruebas diagnósticas, previa consulta de mi rehabilitadora, por entonces la doctora Francisca Quintana y mi consentimiento. Pero entiendo que lo que prima en cualquier negocio es el lucro legítimo y no la salud del paciente. Puedes pagar la factura, o lo cubre tu seguro o Dios te ampare, hermano.

 En ningún momento de la estancia, larga estancia, de mi padre en el hospital se nos ha hablado de otra cosa que de su salud sin preguntar por el estado de nuestras finanzas.

 Pero en lo que me quiero centrar es, no en esos aspectos, si no en la evidente calidad tanto del PTS, como del personal que en él trabaja por la salud de los granadinos; pero no sólo de la evidente profesionalidad, que eso es algo que se da por supuesto en quien viste bata blanca, pijama blanco o el azul de las profesionales de la limpieza. Quien trabaja en algo es evidente que lo hace porque sabe hacer su trabajo. Pero estoy convencido de que para cuidar de la salud de una persona se necesita algo más que los conocimientos técnicos y profesionales, se necesita empatía, simpatía y paciencia en muchos casos. Estoy real y absolutamente convencido de que esa parte que aporta el personal, esas palabras de ánimo, la capacidad de ponerse en la piel del enfermo y trasmitirle cariño, además de cuidados, es absolutamente esencial y necesaria en la recuperación de la salud.

 Pero no sólo el enfermo, también su acompañante o cuidador se beneficia de una actitud positiva por parte de los profesionales sanitarios. Pero para ello es esencial, también la colaboración de estos, de los familiares, el entender, el que entendamos que hay los profesionales que hay y no más, que a pesar de que, para cada uno de nosotros, nuestro enfermo es el primero, hay otros enfermos y otros familiares a los que atender, y que, el personal sanitario merece respeto y consideración y simpatía.

 En la séptima planta, tercer dedo, medicina interna he podido comprobar que como en cualquier otro sitio hay gente más o menos amable; pero la mayoría de los profesionales a los que he podido conocer han sobresalido por sus valores humanos. No puede ser de otra forma en quien vocacionalmente ejerce un trabajo que consiste en aliviar el sufrimiento y vencer la enfermedad en la medida de lo posible.

 Podría dar una larga lista de nombres de enfermeras, enfermeros, auxiliares de enfermería, celadores y empleadas de limpieza que con su labor han contribuido a que la estancia haya sido algo menos ingrata, pero, y no es un tópico, seguro que alguno se quedaba en el teclado, de forma que simplemente reitero mi agradecimiento a todo el personal que trabaja en una u otra labor en el Centro de Salud de Alhama, en Urgencias y Hospitalización del PTS.

 A pesar de ello y, como le dije a una de las enfermeras” Sois todos estupendos, no tengo queja ninguna de nadie, pero me alegro de perderos de vista”. Su respuesta “Como en casa de uno, en ningún sitio”.

 Por cierto, el agradecimiento por un trabajo bien hecho y por la simpatía al incluir a todos los profesionales, también incluye a todo el personal de la cafetería.