El viejo puente



Se te veía ya viejo y cansado. Pero, si tú no estás… ¿dónde encontrar ahora los recuerdos, dónde tantas vivencias compartidas que dejamos atrás?

El viejo puente

Hoy he bajado a verte,
viejo puente del río,
y ya no te encontré.
Me han dicho que habías muerto,
que te fuiste envuelto entre la niebla
de un frío amanecer.

Sé que eran muchos años.
Se te veía ya viejo y cansado.
Pero, si tú no estás…
¿dónde encontrar ahora los recuerdos,
dónde tantas vivencias compartidas
que dejamos atrás?

Dime, mi viejo amigo,
¿a quién le confiaste tus secretos?
¿Un amor que nacía,
los tímidos susurros de un “te quiero”,
las primeras caricias
y los primeros besos?

¿A quién le confiaste la amargura
de aquel corazón roto
por un amor que no pudo alcanzar?
¿Las lágrimas que, amargas, se fundieron
con las aguas del rio
que, después de besar tus pies de piedra,
se dirigen al mar?

Dicen que era preciso tu relevo.
Dicen que otro, nuevo,
más fuerte y vigoroso,
vigilará, atento y majestuoso,
las aguas del Marchán.
Lo sé, es el destino,
es tu destino, el mío:
apartarnos un día discretamente,
ceder nuestro lugar.

Yo volveré a cruzar una y mil veces
sobre estas mismas aguas
y no estarás aquí.
Pero una y mil veces
recordaré aquellas noches frescas,
los besos, las caricias;
me acordaré de ti.

Santa Cruz, octubre 2020
Luis Hinojosa D.

Fotografía del viejo puente de Santa Cruz del Comercio de Manolillo García Otuzar.