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Juan Franco Crespo, en Radio Taiwán, la radio como patria sonora

Juan Franco Crespo, un alhameño para quien la radio no es un recuerdo del pasado, sino un hilo continuo que atraviesa su vida y le ha llevado, literalmente, a recorrer el mundo siguiendo las voces que un día le abrieron horizontes.

 En Alhama de Granada, la radio ha sido durante décadas algo más que un medio de comunicación. Ha sido escuela, compañía, ventana al mundo y, en muchos casos, vocación. De esa tradición forma parte Juan Franco Crespo, un alhameño que empezó trabajando en la oficia de telégrafos de su Alhama natal, para quien la radio no es un recuerdo del pasado, sino un hilo continuo que atraviesa su vida y le ha llevado, literalmente, a recorrer el mundo siguiendo las voces que un día le abrieron horizontes.

 Ese itinerario personal y vital se refleja desde hace años en su sección Un alhameño por el mundo, publicada en alhama.com, donde Juan Franco narra viajes, encuentros y experiencias siempre desde una mirada curiosa, reflexiva y profundamente humana. Entre todos esos destinos, hay uno que ocupa un lugar muy especial: la sede de Radio Taiwán Internacional, una emisora que ha marcado su biografía desde la infancia.

 La relación de Juan Franco con la radio comienza en la Alhama rural de los años cincuenta, en un hogar campesino donde un viejo receptor Telefunken reunía a la familia alrededor de sonidos que llegaban de muy lejos. En plena dictadura, cuando la información estaba limitada y el mundo parecía estrecho, la onda corta permitía saltar fronteras físicas y políticas. Así llegó hasta Alhama la voz de Radio Taiwán Internacional, entonces conocida como “China Libre”, con una claridad sorprendente, incluso mayor que la de muchas emisoras nacionales.

 Aquella experiencia, casi mágica para un niño, fue mucho más que una curiosidad técnica. Fue el descubrimiento de que existía otro mundo, otras culturas y otras formas de contar la realidad. Juan Franco comenzó a escribir cartas a la emisora, y la respuesta no tardó en llegar. Sobres procedentes de Taiwán, cargados de revistas, periódicos y documentos impresos, entraron en una casa donde apenas circulaba papel más allá de lo imprescindible. Aquellos caracteres, aquellas imágenes y aquella tinta construyeron un vínculo tangible, duradero, que acompañó al oyente durante más de seis décadas.

 La radio, en ese contexto, no era un consumo rápido ni desechable. Era espera, atención y fidelidad. Un intercambio paciente entre quien emite y quien escucha. Ese espíritu es el que Juan Franco reivindica hoy, cuando reflexiona sobre el papel de la radio en la era digital. Lejos de considerarla superada, defiende que no ha sido barrida por las nuevas tecnologías, sino complementada por ellas. Y subraya, con convicción, que la onda corta sigue siendo “la más democrática, libre y voladora”, capaz de llegar a cualquiera sin filtros, sin algoritmos y sin pedir permiso.

 El 23 de noviembre de 2025, ese largo vínculo encontró su culminación simbólica. Juan Franco visitó por fin la sede de Radio Taiwán Internacional. Allí pudo conocer al equipo humano que durante tantos años había puesto voz a sus madrugadas y silencios, y abrazar a una de sus locutoras, Andrea Wang, en lo que él mismo define como el momento estelar del viaje. Para quien ha convivido toda una vida con voces sin rostro, ese encuentro supone cerrar un círculo íntimo y profundamente emotivo.

 La historia de Juan Franco Crespo no es una excepción aislada, sino que se inscribe en una sólida tradición radiofónica alhameña. Nombres como Manolo Franco, vinculado a la entonces La Voz de Granada; Manuel Gómez Ortiz, con una destacada trayectoria en Radio Nacional de España; Juan Cabezas, referente de Radio Alhama, y otros profesionales y aficionados, forman parte de una generación para la que la radio fue oficio, pasión y servicio público. Todos ellos contribuyeron, desde distintos ámbitos, a que Alhama tuviera presencia y voz en el mapa sonoro del país.

 En ese contexto, Juan Franco representa al oyente fiel, al caminante que no solo escucha, sino que dialoga, escribe, viaja y devuelve a su comunidad lo aprendido. Su sección Un alhameño por el mundo es, en el fondo, una prolongación de aquella radio de onda corta: un espacio para asomarse a otros lugares, otras realidades y otras personas, sin perder nunca el anclaje en su tierra.

 Su experiencia con Radio Taiwán Internacional es también una invitación a reflexionar. En un tiempo de hiperconexión, donde todo parece accesible e inmediato, quizá hemos perdido parte de la serendipia, del descubrimiento accidental de una voz lejana capaz de cambiar nuestra forma de mirar el mundo. La historia de Juan Franco Crespo recuerda que, a veces, basta encender una radio —o mantener viva su memoria— para que el mundo vuelva a ser grande.

La emisión de Radio Taiwán Internacional


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