La ermita de los Ángeles



La ruta del Camino de los Ángeles transcurre entre Alhama de Granada y la Pantaneta del río Marchán. Podemos comenzarla desde la bajada que hay cerca de la Iglesia del Carmen, (para hacer la ruta de los molinos), transcurriendo el recorrido cerca del cauce del Río Marchán, entre sauces, álamos, higueras, etc. También podemos acceder al camino dirigiéndonos al Colegio “Conde de Tendilla” que está al final del Callejón de la Parra. Después continuamos por un pequeño sendero hasta la Ermita de los Ángeles.



 Me he acercado a ella junto a Juani García que es la encargada actualmente de su mantenimiento, y que desde generaciones viene haciéndolo su familia, anteriormente fue su madre Teresa y antes de ella su abuelo José, me ha enseñado la ermita en todo su esplendor. Mientras que ella arreglaba flores y demás enseres que hay en la ermita, su marido Paco Ortiz, me enseñaba el interior de la misma. Todo espectacular y desde aquí mi agradecimiento por permitirme compartir con ellos estos momentos.

 Esta ermita posee un encanto especial. Su origen fechado en el año 1500 cuenta con una preciosa leyenda, la del Salto del Caballo, que ha ido pasando de generación en generación y que todavía hoy produce asombro a la mayoría de las personas que incrédulas observan sobre la roca las marcas de las herraduras.

 Pasada la ermita y continuando el camino, como a unos 100 metros podremos ver sobre una gran piedra, las huellas que (según la leyenda) dejaron las herraduras del caballo.

 Cuenta la Leyenda que el día 2 de agosto del año 1500 ocurrió el siguiente hecho:

 “Venía un noble caballero de Málaga, y al pasar por la llamada Huerta del Cañón, al parecer por el movimiento de algún reptil en la espesura, espantose el caballo, que roto el freno, partió al galope, despeñándose por uno de los precipicios de los Tajos de Alhama.

 El jinete, seguro de una muerte cierta, pidió a la Virgen tiempo para morir como cristiano, como sus antepasados. El ruego fue oído, pues, aún reventándose el caballo y lanzando al jinete a unos cien metros de distancia, al fondo del precipicio, éste se salvó.

 El susto y la contusión le privaron de sentido. Cuando volvió en sí, miró al frente y vio una imagen de Nuestra Madre en la oquedad de una roca. Se arrodilló; fue entonces cuando le dijo la Virgen que le quedaban tres días de vida; que le edificase un altar en aquel sitio, sacándole de su antiguo escondrijo.

 El caballero que contaba con bastantes bienes, dispuso que se construyera una ermita. Al año siguiente se celebraba una función religiosa, para colocar la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles y se colocó una cruz en el sitio de la caída, que se conoce con el nombre de Salto del Caballo.










Publicadas
- Presentación (I).
- Señor del Humilladero (II).
- Calle Enciso (III).
- Convento San Diego (IV).
- La Puente (V).
- Calle Guillén (VI).
- El cobertizo (VII)
- El Señor del Corralazo (VIII).
- El Señor del Portal (IX).
- Hornillo (X)
- La Parra (XI).
- Este artículo: Los Ángeles (XII).

Completa la serie:
- La Cruz de Hachuelo (XIII).