Caminando esta noche... con la magia


 El pasado viernes 6 de Julio, organizada por el Ayuntamiento, y en colaboración con nuestro club senderista, tuvo lugar la inauguración de las actividades del verano cultural alhameño 2012, con la ruta senderista nocturna,” Caminando con la luna llena”.










 Presenta este verano cultural un buen número de actividades  para disfrutar durante los meses de julio, agosto y septiembre.

 En estos meses, en las noches del fin de semana, los alhameños, foráneos y visitantes tendrán una escusa perfecta para salir a la calle, pasear y asistir a estas actividades culturales que darán a su estancia la calidad cultural que se merecen.

 La luna, agazapada aun todavía a la hora de salida se dejo atrapar por los cuarenta y dos senderistas que participaron en nuestra tercera ruta nocturna, fue durilla para salir, quizá jugando al escondite, se dejó ver a eso de las doce de la noche, envuelta un decorado natural de luces y sombras que nos conquistaron en el mismo quejigo de Júrtiga, bajo sus mágicas ramas.

 La salida del grupo fue sobre las nueve y cuarto de la noche, un breve recorrido urbano nos dejó a las afueras del pueblo por el barrio del Tejar Alto, para enfrentarnos al terrible desnivel de la cuesta de “la Coronilla”, lugar donde Alhama presenta una estampa de sur a norte bastante curiosa, dejando su caserío caer en cascada hacia el barrio árabe contrastando
con el color amarillo veraniego de los secanos de la zona de las “Amolaeras”.

 Una vez coronada esta entrada antiquísima a Alhama, hicimos un breve descanso y reagrupamiento, para proseguir en dirección hacia los “Morenitos” y la antigua venta arriera, hoy ya prácticamente desaparecida de Los Corchos.

 Luego el cortijo de La Monja, ya cayendo la noche ofrecía una estampa de las sierras de nuestro Parque Natural, realmente preciosas con las últimas luces del día dando un color rojizo al paisaje.

 La Cañada Real a Zafarraya nos llevaba lentamente hacia la “cuesta de los cantos” y desde esta hacia el carril de Júrtiga, que ya no abandonaríamos hasta desviarnos hasta el quejigo a medida que avanzábamos, las últimas luces daban paso a esa extraña claridad que queda entre las montañas en la lejana caída del sol, y echando de menos a nuestra invitada.

 Y fue a eso de las doce, a la hora bruja, ya descansando y tomando fuerzas bajo las mágicas ramas de nuestro centenario árbol más conocido, junto a las ruinas de la vieja hacienda de Don Salvador León, cuando apareció entre las tenues sombras de un conjunto de nubecillas, que le sirvieron de tenue manto que poco a poco dejo entrever la fuerza de esa luz especial que desprende desde la noche de los tiempos, esa luz que atrapa, que siempre ha sido la misma para todas las generaciones de seres humanos que durante miles de años la han contemplado, es pura magia.

 Después de algunas historias entre linternas, su luz y las sombras de las enormes ramas del árbol, esa noche más mágico que nunca, nos dispusimos al regreso sobre nuestros pasos iluminados por la luz plateada de nuestra señora, en dirección a la penosa bajada hacia Las Pilas de la Capellanía con una desagradable piedra suelta que a más de un caminante a pesar de la luz y las linternas probó el polvo del camino sin ningún tipo de consecuencias , más que las advertencias y alguna risa socarrona de los compañeros de camino.

 El agua fresca que surge del surtidor metálico de esta antigua fuente de agua, compuesta de unos pilones rectangulares de piedra, a modo de abrevaderos, para las bestias de antaño y el ganado, nos dio el regalo de su frescura, con la imagen de la luna entre las ramas de los nogales que la sombrean.

 El camino hacia la “coronilla”, es este mismo a escasos dos kilómetros de la Pilas de la Capellanía, de nuevo contemplábamos esa imagen de nuestro pueblo ahora iluminada por el alumbrado público y al fondo la tenue luz anaranjada que le da a la piedra de la parroquia ese color tan atractivo, toda una estampa, si no os gusta caminar se pude subir hasta este punto en coche desde los Morenitos, la imagen nocturna de nuestro pueblo desde aquí vale realmente la pena, probadlo.

 Los cuarenta y dos participantes, en esta ruta llegamos hasta el Paseo del Cisne a las dos de la madrugada, después de cuatro horas y media de ruta, incluyendo descansos, risas y paradas para disfrutar de los amigos y sobre todo de la noche.

 Tras unos cambios de impresiones sobre esta mágica ruta y unas fotos de grupo, nos despedimos, deseándonos buenas vacaciones y dejando entre líneas que en septiembre nos veremos de nuevo.