El Barranco de San Juan, lugar donde se juntan las aguas del deshielo de las caras norte de los “tresmiles” más conocidos de Sierra Nevada, La Alcazaba (3.364 m), el Mulhacen (3.479 metros), y el Veleta (3.395 metros), y forman el nacimiento del rio Genil, es un paraíso para la práctica del senderismo.
Ya conocemos estos parajes y algunas de sus preciosas rutas, pero aun por esta zona privilegiada nos quedan muchas por “patear” y descubrir.
El pasado domingo, día 27de mayo, entre comuniones y actos sociales, nos dimos un respiro y salimos a caminar con el objetivo de conocer una de las “vereas” de la parte derecha de este Barranco, al que se llega tras cruzar el casco urbano de Güejar Sierra y tomar la dirección del Rio Maitena, cercano al pueblo, el estrecho camino asfaltado primero y de tierra después por donde discurrían las vías del antiguo tranvía que subía hasta la Sierra, es ya conocido por nuestro grupo que ya lo ha recorrido en varias ocasiones.
El objetivo de esta ruta era subir hasta el cortijo del Hornillo, a casi 1.900 metros de altura, para disfrutar de esas preciosas “vereas” que discurren al otro lado del barranco.
Tras visualizar unas fotos realizadas por uno de nuestros socios que recorrió estos parajes con un grupo de amigos y la promesa para la próxima temporada de caminar por ellos, la ocasión se nos presentó y no la pudimos rechazar.Estas son unas rutas que son caminables en todas las estaciones del año, pero más asequibles para la primavera y el otoño porque en ellas este barranco “explota”, con sus bosques de robles, sus castañares y la multitud de especies arbóreas y de plantas que pueblan en esta zona amen de su fauna, que hacen de cualquier paseo por la misma el asistir al espectáculo único con el cual la Naturaleza siempre premia al esforzado senderista.
Nuestro socio alhameño, y residente en Granada, Juan Gómez, quien caminó semanas antes por esta zona, se encargó esta vez de abrir a los caminantes el telón para recorrer esta preciosa ruta y tener en este día doble ración de trabajo ya que aparte de ser nuestro “fotógrafo oficial” en esta le dimos también el de guía de cabeza, para llevar de la mano al grupo por estos parajes. Trabajos ambos por los que será “ampliamente recompensado”.
Desde Alhama salimos veinte personas en coches particulares desde el sitio de costumbre hasta el serrano pueblo de Güejar Sierra, distante del nuestro unos ochenta kilómetros, allí nuestro guía nos recogió para llevarnos por la estrechísima e imposible carretera del Hotel del Duque, hasta el paraje conocido como la cantera de la Serpentinita, donde se encuentran esta explotaciones mineras a cielo abierto y hoy día abandonadas. En estas y solamente en los veranos se sacaba este tipo de roca de origen metamórfico y de un color verdoso, veteada tenuemente de magnetita negra y filones blancos de carbonato cálcico. Usada para la ornamentación y la decoración tanto interior como exterior en multitud de edificios, el ejemplo más conocido en Granada son los ornamentos exteriores de la fachada de la real Chancillería también la podemos apreciar en los pedestales renacentistas de las columnas del altar mayor de la catedral de Granada, entre otros nobles edificios. En la ornamentación del Monasterio del Escorial en Madrid también fueron utilizadas.
El aparcamiento en este sitio junto al arroyo de San Juan, nos llevó siempre en subida en estos primeros metros del sendero, que es tramo del Sulayr hasta el cortijo de la Hortichuela y que coincide con este recorrido.
Este sube serpenteando por un precioso bosque de robles , entre jambones con multitud de flores de color blanco y las amarillas de las aulagas, a nuestro paso la vegetación nos daba olores y colores sin fin, y las vistas hacia el pueblo recortado entre las paredes del barranco hacían de estos primeros metros todo un goce para los sentidos, además del aire serrano que nos iba despejando poco a poco de estos primeros kilómetros de camino siempre en dirección hacia Sur y dando a medida que subíamos vistas a la cara norte del pico de la Alcazaba y del Mulhacén, como referencias más conocidas.
Así, fueron transcurriendo estas primeras rampas hasta llegar al cortijo del Hoyo que se encuentra a unos 1.660 metros de altitud.
Las paredes derruidas de este paraje nos informaban sobre la vida de las personas que durante largas temporadas del año vivían por estos parajes, transformando el paisaje montañés en auténticos vergeles ya que a estas altitudes corrían las acequias de agua para riego de sus huertos y cultivos.
Dejamos este cortijo en ruinas atrás, para seguir siempre en dirección sur y subiendo poco a poco de altitud, las vistas eran impresionantes hacia todas direcciones, ya se podían reconocer algunos parajes recorridos en otras ocasiones con el grupo, y era muy gratificante el reconocer algunos recodos, algún bosquecillo y sobre todo la subida de la “verea” de los presidiarios que estaba de nosotros frente por frente.
Además de la visión de los peñones de San Francisco y el viejo observatorio astronómico de Sierra Nevada, todo esto a nuestra derecha, y a la izquierda a casi 500 metros de desnivel, se podían apreciar algún que otro tramo de la vereda de la estrella, la Loma del Calvario donde se ubica el refugio de la cucaracha y la cercana a esta la Loma del Cuervo.
El camino hacia el Hornillo esta siempre flanqueado por la arboleda, este discurre ahora por el llamado puntal de las cazoletas, vereda que nos acerca hasta el paraje del cortijo de Cabañas Viejas, atravesando los barranquillos por donde discurre el agua pura y limpia del deshielo, el barranquillo de las tormentas, el de la loma del muerto y el de cabañas viejas nos dejan en este paraje, donde una de sus eras ha sido transformada en un helipuerto para los rescates de alta montaña.
El Hornillo ya está cerca, se sigue entre el bosque de robles rebollos hasta el mismo cortijo, tras casi tres horas de camino con sus “resuellos”, incluidos llegamos al cortijo, que se ha restaurado para refugio montañero, con servicios de chimenea y dormitorios, además de un excusado. Allí en su era y contemplando los colosos Nevadenses: la Alcazaba, el Mulhacén, el Juego de Bolos, el Puntal de la Caldera, el Cerro los Machos, incluso se veía algo de la punta del Veleta, hicimos un descanso merecido y al sol de esa mañana nos dimos nuestro pequeño homenaje culinario frente a esta estampa única, solo por estas vistas merecía la pena el esfuerzo de llegar hasta este precioso paraje del Hornillo situado a 1.849 metros de altitud.
La vuelta hacia los coches partió desde este mismo punto, la vereda a partir de aquí tiene un desnivel de infarto, se bajan casi cuatrocientos metros en apenas kilometro y medio es de esas que ponen a prueba las rodillas de los caminantes, justo esta vereda desemboca en las ruinas de las minas de pirita abandonadas de la Probadora en la vereda de la Estrella, que fue nuestro tranquilo camino de vuelta. De esta vereda aun andamos unos seis kilómetros hasta el desvío a la subida a la Hortichuela, en todo este último tramo de la Estrella, no paraba el ir y venir de los grupos y de personas en solitario que recorren en fines de semana esta preciosa y fácil “verea”, que recomendamos desde esta crónica para que la descubráis.
El paso por el Abuelo, el centenario castaño que esta acunado en este sendero nos daba la reseña de la proximidad del desvío hacia la Hortichuela.
Cuando se pasa a su lado, hay que pasar la mano por su arrugada corteza, está en la creencia del senderista que tiene una “magia especial” y que transmite fuerza para seguir caminando.
Al poco llegamos hasta el comienzo de la verea de corta subida a la Hortichuela, que es sendero de gran recorrido Sulayr, una vez en el cortijo de la Hortichuela, hicimos un último descanso en sus generosas sombras, allí apuramos las frutas y el agua, los coches estaban ya a un tiro de piedra de este cortijo tras un pequeño ascenso y posterior bajada pasando por la cantera de la serpentinita, donde nos hicimos una foto de grupo delante de sus calientes “tajones”.
Ya en los coches, y tras haber recorrido unos 17 kilómetros, en cinco horas y cincuenta y cinco minutos con sus descansos incluidos, todos agradecimos a Juan Gómez, nuestro improvisado guía de esta ruta su doble trabajo y quedamos allí mismo para la próxima, que será la última ruta de la temporada 2011-2012. El día 10 de junio.
Al otro lado del barranco descubrimos más caminos y más veredas que poco a poco iremos “pateando” y disfrutando cuando les toque, sin prisa pero sin pausa.
Como ha de ser.
El recuerdo gráfico de esta ruta
Nuestra próxima salida |
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Recomendaciones para la ruta nº 15 (10/06/2012) - Llevar ropa y calzado adecuados para la práctica del senderismo. - Llevar comida y agua. - Llevar siempre encima vuestra tarjeta federativa, es muy importante. - Se recomienda llevar también siempre en vuestra mochila: toalla y un chubasquero o cortavientos. - Se recomienda llevar unas gafas de sol y crema protectora. - Se ruega estricta puntualidad a la hora de la salida de esta ruta. |
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Si no eres socio de nuestro club y decides caminar con nosotros en esta ruta nº 14, te recordamos que: |
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