A la guardería por la recolección



75 pequeños de numerosas nacionalidades han acudido a diario a la guardería que el Ayuntamiento se ha visto obligado a habilitar para acoger a los hijos de los inmigrantes temporeros.


07/09/2006.- Cuando en el resto de Granada los padres se preparan para llevar a sus hijos a la guardería después del verano y volver al trabajo, en Zafarraya los niños se despiden ya del centro infantil hasta el año que viene. Desde el mes de julio 75 pequeños de numerosas nacionalidades han acudido a diario a la guardería que el Ayuntamiento se ha visto obligado a habilitar para acoger a los hijos de los inmigrantes temporeros que acuden cada verano a la recolección. La cantidad de trabajadores que llegan desde Marruecos, Senegal o Ecuador al Poniente granadino llevó al Consistorio a tomar esta medida cuya aceptación ha crecido exponencialmente en los últimos años.

 Mientras los padres de los pequeños trabajan en jornadas interminables en la recolección del tomate, la lechuga, o la alcachofa, los niños son atendidos en una improvisada guardería que el Ayuntamiento habilita cada año en el colegio del pueblo. Hay tres grupos, de 1 a 2 años, de 3 a 5 y de 5 a 8; hace dos años sólo existía un grupo.

 El hecho de que los padres tengan que concentrar el trabajo de parte del año en estos tres meses de verano obliga a hacer alguna que otra modificación en el centro infantil. La más importante, el horario. El centro tiene sus puertas abiertas durante diez horas, de 9 a 14 y de 16 a 21 horas.

 José Miguel Muñoz, alcalde de Zafarraya, recuerda que hace apenas unos años todos los trabajadores eran nacionales "venían a la recolección de todos los pueblos de alrededor". Hoy el panorama es bien distinto, el fenómeno de la inmigración se ha dejado notar con fuerza en el pueblo hasta el punto de que casi la totalidad de los trabajadores son extranjeros. Esta peculiaridad no le pone las cosas fáciles a Elena Bautista, profesora del centro infantil. "Al principio no hablaban nada, nos entendíamos por gestos y en vez de ellos hablar español, los niños del pueblo empezaron a hablar en sus lenguas", relata Elena.

 La adaptación inicial de los pequeños y la relación con los padres, todos extranjeros, son las mayores dificultades que Elena percibe en el trabajo diario de la guardería aunque reconoce que el trabajo es muy gratificante y que pasan tantas horas juntos que "al final lo difícil es despedirse".

 Durante las diez horas que están con los pequeños las monitoras trabajan la psicomotricidad de los niños, cantan, juegan, hacen asambleas y los preparan para que empiecen el colegio en las mejores condiciones.

El servicio de guardería tiene un coste para los padres que hagan uso de la media jornada de 45 euros y para los que requieran la jornada completa de 75 si bien el Ayuntamiento ha establecido subvenciones para los hermanos de forma que dos niños de la misma familia paguen algo más de cien euros por la jornada completa.

 Curiosamente, y al revés de lo que ocurre en el resto de municipios, con el final de la temporada de recolección y la llegada del invierno los niños volverán a casa con sus madres. "Durante la temporada trabajan en el campo tanto los padres como las madres pero una vez que terminan este periodo las progenitoras dejan de trabajar así que se pueden hacer cargo de los hijos sin necesidad de acceder a una plaza en las guarderías", relata Elena Bautista.

 Para habilitar la guardería de temporeros el Ayuntamiento de Zafarraya dispone de unas instalaciones nuevas en la localidad a las que acuden los niños más pequeños y aprovecha la infraestructura ya existente del colegio para los alumnos más grandes. "Algunos de los niños y de las familias han decidido quedarse en el pueblo durante el curso pero muchos vuelven a sus países de origen una vez que termina la temporada de recolección después de agotar el periodo de trabajo en el campo", relata Elena Bautista.

Granada Hoy