Joven de origen forneño vence su adicción y ayuda a otros por redes sociales

Ismael Moles comparte su historia de superación en Instagram para motivar a quienes luchan contra las drogas.

Hoy nos ha sorprendido la prensa provincial con la historia de este forneño:

Del bucle del consumo a la motivación por una nueva vida

 Superación. Ismael Moles, granadino de 26 años, realiza vídeos para redes sociales en los que muestra su historia y la posibilidad de alcanzar la salida de las drogas

 Salir de fiesta significaba tener una sensación constante de libertad, de tener el mundo a sus pies y de superarse cada día más. Aquel fue un lugar de descontrol y un refugio de desconexión. De su cabeza, de los problemas y del mundo que le rodeaba. Un alivio que acabó siendo un tormento. Era consciente de cada uno de sus avances hacia una cárcel que tenía una condena que él mismo había buscado. No preveía una fecha de fin, pero, mientras tanto, era consciente de que la habría. En aquel momento, Ismael Moles de 26 años, no sabía todo el esfuerzo que le iba a suponer salir de un mundo que no estaba hecho para él y que no le pertenecía. El mundo de las drogas.

 Creció en Fornes, un pequeño pueblo de Granada. Siempre fue un niño trabajador y, aunque los estudios no eran su punto fuerte, supo "ganarse la vida". Se retiró del instituto para comenzar a trabajar y vivió su adolescencia como cualquier niño de su edad. Siempre ha sido amigable y charlatán, de los que tienen amigos por cada lugar que pasa y así lo demuestra con su carisma. Habla de su familia agradecido, como si las palabras no le alcanzaran para describir lo que siente, pero muestra una entrañable debilidad cuando comienza a hablar de su abuela. "Era como una madre para mí", dice lamentando la pérdida que aún siente como reciente.

 Fue entonces cuando la imagen del Ismael que todo el mundo conocía, se fue desvaneciendo con el paso del tiempo. Se desdibujaba cada noche, con cada salida y con cada una de sus elecciones. Con 17 años probó por primera vez las drogas. Una curiosidad ocasional que no repercutió en su vida de ningún modo, pero que acabó repitiéndose cada año coincidiendo con las fiestas de su pueblo o navidades. Fue entonces, cuando el trabajo le hizo viajar hasta Menorca y un accidente laboral cambió el rumbo de este destino.

 Las salidas, con 19 años, eran diarias y el consumo, también. La adicción todavía "no estaba presente" porque narra episodios de su vida en los que su ausencia nunca fue una angustia, pero comenzó a salir y a consumir cada día.

 Comenzó la adicción, la necesidad, la dependencia. Cada noche lo hacía y al día siguiente, arrepentido, no era capaz de salir de la cama. Su vida se convirtió en un bucle sin salida. Sus amigos se fueron separando de él y reconoce que su compañía, de ese modo, no era una grata. "No ya solo los quería para pedirles dinero", explica honestamente. Dejó de querer contacto con la gente y vivió atrapado en una cama de la que solo salía un instante para calmar su adicción. Necesitaba ayuda y era consciente de ello.

 Siempre fue un paso por delante de todo el apoyo que tenía detrás -su familia y amigos-. Ismael era el que se informaba, realizaba las llamadas y reclamaba ayuda. Acudió al Centro Comarcal de Tratamiento de Adicciones de Loja, pero desistió. Lo intentó, de nuevo, en el Servicio Provincial de Drogodependencias y Adicciones de la Diputación de Granada, pero necesitaban más. Nada era suficiente. "Intenté suicidarme en varias ocasiones", añade recordando la odisea de su vida pasada. Su padre pudo pagarle un centro privado en Córdoba y tras seis meses, volvió a recaer. Huyó a Ibiza y comenzó a trabajar, pero, mientras, la frecuencia y el tipo de consumo empeoró y sus reacciones ante ello se descontrolaron. Fue en junio de 2022 cuando entró al centro con Proyecto Hombre, donde estuvo ocho meses y, tras ello, le ofrecieron entrar en el centro público de Granada. "Hubo un tiempo en el que pensé que me iba a quedar pillado", narra mientras explica el buen trato y constancia que tuvieron los psicólogos con él.

 "Te enseñan a andar, te enseñan a volver. Vuelves a nacer. Te hacen ser una persona, de nuevo", añade. Ahora, explica que está "limpio". Lleva tres años sin consumir y, tras obtener esta tregua, decidió intentar ayudar a los demás. Hace cuatro meses comenzó a subir vídeos a Instagram en su cuenta personal que superaron las 50.000 reproducciones en tres horas. Ahora ha iniciado una nueva cuenta llamada @micaminohacialibertad-. El apoyo llegaba a borbotones con él, los mensajes de auxilio.

 Sus seguidores le piden consejos y la motivación que necesitan para dar un paso al frente. Un referente que muestra la realidad, que narra su historia tal y como fue, arrepentido y agradecido a partes iguales porque a pesar de "equivocarse" de camino, supo desviarse por uno nuevo e incluirlo para mejor. Ismael trabaja y estudia un grado en Emergencia Sanitaria que desembocará en otro grado de Integración Social. Para ayudar como él a la población. "Y si todo va bien, estudiar Psicología", añade orgulloso. "Si es verdad lo que me dicen, he ayudado a muchas personas", incluye.

 El camino, a día de hoy, sigue siendo complicado. Un esfuerzo diario luchando contra su propia cabeza por obtener una vida que define como una "motivación".

 "Tengo deseo de consumo hasta que me muera", señala. Sabe que vive en una cadena perpetua transformada en oro modo de vivir donde el sacrificio y la felicidad avanzan de su mano. Este mundo está hecho para Ismael. Si le pertenece. Ahora sí conoce la verdadera libertad y el camino para alcanzarla. "Veo la vida de otra forma y no sé qué hacer para ser mucho mejor que ayer", sentencia agradecido.

LETICIA M. CANO, en IDEAL

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