El cambio climático perjidica al tejo



La Junta invierte 1,5 millones en la recuperación de tejos milenarios, de los que el grueso se destinan al Parque de Tejeda, Almijara y Alhama
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Imagen de uno de nuestro tejos

14/06/2007.- Redacción GD. La Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía ultima la ejecución de un proyecto de recuperación de tejos (Taxus baccata), una especie arbórea en peligro de extinción que se ha vuelto especialmente vulnerable debido al cambio climático. El árbol tiene en Granada, Málaga y Jaén sus últimos reductos de Andalucía, ya que en zonas del norte de España, donde la elevada humedad es una constante, es una especie más abundante. 

 La delegada provincial de Medio Ambiente, Amparo Ramírez, ha destacado que el proyecto, que cuenta con una inversión de 1,5 millones de euros de los que el grueso se destinan al Parque de Tejeda, Almijara y Alhama, en Granada, "dedica a Jaén unos 200.000 euros para tareas de recuperación de los tejos de alrededor de 1.500 años de vida que existen en la provincia". Ramírez señala que "las tareas se centrarán en la eliminación de la presión ganadera en la zona con el vallado perimetral de la misma, la repoblación con algunos ejemplares y labores de conservación de esta especie, muy presionada por el aumento de las temperaturas". Los pies existentes en la provincia de Jaén son formaciones aisladas que no pueden considerarse bosque y que se encuentran mezcladas con encinares y quejigales.

 Las condiciones climáticas actuales han relegado a los tejos a latitudes superiores y a encaramarse en las cumbres montañosas en busca de umbrías y barrancos oscuros, razón por la cual se explica su buen estado de conservación en el norte de la península y su situación en Jaén. Su protección, más relativa a las alteraciones del clima que a otras amenazas, es similar a la que se somete a otras especies como el cedro o el pinsapo. El tejo es uno de los árboles más antiguos que existen. Pertenece al grupo de las coníferas, su carácter exigente en cuanto a frescura y humedad le sitúan como habitante de las frías glaciaciones cuaternarias, remontándose su origen como especie a más de un millón de años.

 El valor ecológico del tejo es enorme, su denso follaje, persistente durante todo el año, contribuye a la regulación térmica y a la adecuación microclimática a nivel del suelo, de la que se benefician los animales quedando a cobijo de las bajas temperaturas en la montaña. Del mismo modo, es un filtro eficaz que retiene la lluvia y la nieve participando activamente en la regulación hidrológica. El hombre ha sido el principal enemigo de este árbol. Su madera ha sido muy útil para fabricar herramientas y la toxicidad de sus hojas para el ganado equino llevó en otro tiempo a su exterminio. (Granada Digital)