"La provincia de Granada se está convirtiendo en una inmensa pocilga"



En Alhama se ha admitido a trámite otro proyecto para granja de porcino de 7.200 plazas.

Reproducimos el Informe de Ecologistas en Acción sobre la proliferación de granjas porcinas y avícolas y los peligros para el futuro ambiental de la provincia de Granada:

 La provincia de Granada a día de hoy cuenta con plazas para unos 200.000 cerdos (sin contar los casi 700.000 lechones anuales) y para casi 5 millones de pollos (la producción es muy superior si tenemos en cuenta que el ciclo de cría de la mayoría de pollos es inferior a dos meses, por lo que habría que multiplicar la producción por seis). Debido a los grandes problemas ambientales que causan estas instalaciones, han disminuido en gran manera en los antiguos países productores, como Alemania, Holanda o Dinamarca, y España se ha convertido en el mayor productor de Europa.

 Las grandes empresas cárnicas no han perdido la oportunidad y, a causa de graves problemas ambientales producidos por los purines en las regiones tradicionales de cría (Cataluña tiene casi la mitad de sus aguas subterráneas contaminadas por nitratos) han visto que la provincia de Granada es estupenda para establecerse, ya que la poca información existente y la apatía social les favorece. 

¿Fuente de trabajo?

 La excusa para que algunos pueblos acepten sin reparos la instalación de estas industrias es la supuesta creación de puestos de trabajo, pero, según datos ofrecidos por Román Santalla, responsable de Ganadería de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) en España había en 2016 más de 87.556 granjas porcinas que daban trabajo a unas 200.000 personas, lo que supone poco más de dos empleados por granja.

 En la comunidad de Aragón, según la Dirección General de Agricultura, el año pasado contaba con 6,6 millones de cabezas de ganado porcino y cerca de 4.000 explotaciones. Daban trabajo a cerca de 11.000 personas, o sea menos de 3 empleados por granja. En Andalucía, la situación no es mejor ya que, según el consejero de Agricultura en comparecencia de mayo de 2018, hay 6.174 explotaciones porcinas en nuestra comunidad, que generan 523.000 jornales al año. Eso quiere decir que una granja ofrece de media 87 días de trabajo (jornales) al año. ¿A cuántas personas? 87 días de trabajo a una persona.

 Todavía no se ha evaluado la cantidad de puestos de trabajo que han perdido las pequeñas poblaciones debido a las molestias causadas por las granjas en sus proximidades.

¿Es rentable para los propietarios de las granjas?

 Hay que tener presente que la mayoría de las nuevas granjas se montan en régimen de integración. El integrado es el criador de los cerdos, el que presta las instalaciones porcinas y el personal. El integrador, normalmente una fábrica de piensos, es la parte propietaria de los animales, suministra el alimento, los medicamentos, los servicios veterinarios y también el asesoramiento, y al final paga por animal que llega vivo.

 En España cerca del 60% del sector está integrado: es decir, que las granjas son propiedad de empresas que tienen fábricas de piensos y sus propios mataderos. El titular de la explotación solo pone el terreno y el agua, y el territorio -o sea, todos los vecinos- se hace cargo de los excrementos (purines).

¿Hay problemas sanitarios?

 Aparte de las molestias directas por los olores- de diversos gases como el amoniaco, tóxico- , los insectos y la contaminación de las aguas (superficiales y subterráneas) hay un peligro cierto para la salud debido a las bacterias superresistentes. Los animales de granja reciben antibióticos con profusión, mucho más que las personas enfermas, por lo que podrían constituir la principal fuente de bacterias resistentes a ellos. En la actualidad es un gran problema sanitario que, desgraciadamente, va a más.

 Para acelerar la ganancia de peso en los animales y prevenir enfermedades, muchas granjas de cría intensiva suministran antibióticos a los animales, y se puede asegurar que más del 80% de los antibióticos recetados en España fueron utilizados en el sector porcino.

 En 2014 el consumo de un antibiótico llamado colistina alcanzó en España los 36 miligramos por kilo de carne producida, el triple que Alemania y hasta siete veces el máximo recomendado por Europa.

 Los nuevos hallazgos revelan que, en las granjas, los genes que confieren la resistencia se propagan mucho más y con mayor rapidez de lo que los expertos suponían. Los investigadores denuncian que las empresas del sector están poniendo en peligro la salud pública.

 Los antibióticos parecen estar transformando a los animales de granja en fábricas de enfermedades. Se convierten en focos de microbios mortíferos, como la bacteria Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM), que tolera varias de las principales clases de antibióticos y ya es un problema flagrante en los hospitales.

 El uso de antibióticos en la cría industrial de animales conduce a que la resistencia a los antibióticos por parte de los patógenos que afectan a los seres humanos no deje de crecer. El caso de la colistina lo pone bien de manifiesto.

La picaresca

 La industria porcina acude a la picaresca para eludir controles ambientales y para ello utiliza a los alcaldes de los pueblos que, suponiendo que actúen con su mejor voluntad, se ciegan pensando en los puestos de trabajo para su pueblo, sin ver el daño que se hace a la inmensa mayoría de la población por los olores, moscas, residuos y contaminación de aire y aguas, situaciones que ponen en riesgo la salud de las personas. Eso sin contar con la pérdida de puestos de trabajo reales en el sector servicios al espantar a los posibles visitantes y haciendo perder credibilidad a los agricultores y ganaderos ecológicos, una actividad importante y en expansión que pueden ser el futuro sostenible de sus comarcas.

 La técnica para sortear controles y papeleos engorrosos, a veces, difíciles de superar, se basa en el número de cabezas por granja que se quiere instalar. Si a partir de 2.000 cabezas de ganado porcino hay que solicitar una Autorización Ambiental Integrada a la Junta de Andalucía, con un proceso de información pública y unas cuantas autorizaciones extras que conseguir, pues ponemos una granja de 1999 cabezas y así es el alcalde el que da la autorización y, muchas veces, no se entera la Consejería de Medio Ambiente, ya que los alcaldes no mandan la documentación al registro que debe tener la Consejería.

 Lo mismo ocurre con las granjas avícolas que proliferan una tras otra, declarando un número de cabezas que permite ser aprobadas por los ayuntamientos sin que se enteren en el organismo ambiental. Cuando los ayuntamientos sacan a exposición pública la información sobre los proyectos de actuación presentados para montar estas granjas, solo ponen, como mucho, la parcela donde se van a ubicar y el número de cabezas porcinas - respecto a las de pollos casi nunca dan número- y nada más, de forma que no hay manera de saber los efectos negativos de las instalaciones para las personas y el medio ambiente.

La que se nos viene encima

 No basta la gran cantidad de instalaciones ganaderas intensivas que ya hay en la provincia, sobre todo en la zona norte, sino que en los últimos meses parece que hay una operación de desembarco y ahora mismo hay tramitándose granjas en una gran cantidad de pueblos:

• Cortes de Baza: Hay admitidas a trámite una granja para 4.800 cerdos y, ¡atención! cinco granjas distintas de 2.496 cabezas cada una (A partir de 2.500 cabezas de cebo de más de 20 kg, hay que obtener Autorización Ambiental Integrada) Estas cinco granjas más otra de 740 madres reproductoras (750 es el límite para que pueda ser autorizada por el alcalde) se aprobaron en pleno de Ayuntamiento el mismo día, el 7 de diciembre de 2017. 

• En el Valle de Zalabí se han aprobado dos granjas de pollos de 31.638 y 27.000 plazas respectivamente, y una de cerdos de 7.200 plazas, pero hay actualmente en tramitación una granja de cerdos de la que no se dan datos sobre su tamaño y dos de pollos, admitidas a trámite en enero y febrero sin que tampoco se publique su tamaño. A esto hay que añadir que, según la Consejería de Agricultura, hay una granja avícola de 337.356 cabezas, pero no aparece por ninguna parte la autorización ambiental de la Junta de Andalucía. 

• En Ferreira ya existe una explotación porcina de 6.000 cerdos, y se han aprobado tres granjas para pollos sin que se sepa la capacidad y está en trámite otra, también sin especificar el tamaño. 

• En Caniles ya hay una granja porcina de 3.968 cerdos de cebo y se está tramitando otra. 

• En Guadix hay una granja de cerdos de 24.000 plazas y otras más pequeñas. 

• En Cúllar hay una granja de 4.000 cerdos y otras con capacidad de 5.500 cerdos y 3.000 lechones. 

• En Fonelas se tramita otra de pollos de engorde (llamados broiler) sin que se sepa el número y lo mismo otra en Gor. 

• En Huéneja se está tramitando una granja de pollos de 78.000 aves por camada (producción de cinco camadas al año, o sea 390.000 aves al año) y otra granja de pollos sin que se sepa el número que albergará. 

• En Montillana se acaba de aprobar otra granja sin que se sepa el número de pollos y se están tramitando otras tres sin que se sepa su capacidad. 

• En Castilléjar existe una granja en funcionamiento con capacidad de 5.200 madres reproductoras, 856 cerdas de reposición, 21.408 plazas para lechones y 36.000 plazas para cerdos de cebo. También está funcionando una de 1999 plazas de cebo (de la que no tiene constancia la Delegación de Medio Ambiente) y que ha pedido autorización para ampliar a 7.200 plazas de cebo y también hay otra autorizada de 1.999 plazas. 

• También en Castilléjar, se aprobó hace un año una granja de pollos, sin que se sepa su capacidad y está en tramitación otra con capacidad para 30.000 pollos. 

• En Dólar hay otra granja funcionando para 100.000 pollos. 

En Alhama se ha admitido a trámite otro proyecto para granja de porcino de 7.200 plazas

• En la Puebla de Don Fadrique se está tramitando otra granja porcina para 18.000 cerdos y una producción de lechones de 540.000 al año. 

• En Huéscar se ha admitido a trámite una nueva granja porcina para 2.499 que se unirá a otra existente.

 En casi toda la provincia hay granjas de cerdos, como en Chimeneas con muchos miles de cabezas, Baza con varias instalaciones, Benamaurel, Freila, Zújar, Cuevas del campo, Darro, Diezma, Purullena, Guadahortuna, Pedro Martínez, Íllora, Loja, Montefrío, Salar, Villanueva de Mesía, Motril, Dúrcal, Lecrín, Láchar o Pinos Puente.

Si ya está tan bien representada esta industria en la provincia, ¿qué sentido tiene la invasión que se está produciendo ahora? 

 A lo mejor la respuesta está en la disminución que otros países, como Alemania y Dinamarca, están aplicando debido a los graves problemas ambientales que conllevan estas instalaciones. Es mejor que la porquería se nos quede a los subdesarrollados del sur y les enviemos la carne ya lista para el consumo. Y a la vista de la actuación de nuestras administraciones, no tenemos más remedio que darles la razón a estos países.

 Se impone una moratoria que detenga esta proliferación de explotaciones y que las administraciones tomen carta, en serio, en la vigilancia y control de los residuos producidos. Porque la provincia de Granada se está convirtiendo en una inmensa pocilga.

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