Esta hospedería rural, localizada en el centro de Alhama, amplía en 30 la oferta de plazas de alojamiento.
15/06/2005.- “La Hospedería Casasola es la casa donde me parió mi madre que ahora hemos convertido en un encantador alojamiento rural”, así la define Manuel Juan García, propietario de este nuevo establecimiento enclavado en el corazón de Alhama, concretamente en el número 17 de la calle Alta de Mesones. Para hacerlo posible ha tenido que realizar un importante esfuerzo económico en su adquisición y restauración con los servicios necesarios, todo ello sin perder un ápice de su sabor tradicional pese al siglo y medio transcurrido desde su construcción. Se trata de una casa solariega de 500 metros cuadrados construidos que cuenta con 12 habitaciones dobles, otra para minusválidos y un apartamento, todas ellas dotadas de cuarto de baño.
Pese al enorme atractivo monumental y paisajístico de Alhama la oferta de plazas de alojamiento hasta fechas recientes era raquítica pues se reducía al hotel del balneario y varias pensiones (Baño Nuevo, Tere, Ana y San José). Afortunadamente esta situación comenzó a cambiar con la apertura de establecimientos rurales como El Ventorro, La Seguiriya, Los Caños de la Alcaicería o Santaren, a las que se han sumando numerosas casas de campo. No obstante esta oferta sigue siendo insuficiente, en especial, en temporadas de vacaciones como Navidad, Semana Santa y verano o cuando coincide con las celebraciones alhameñas más importantes, tales como el carnaval, ferias de junio y septiembre, velada de los romances, festival de música joven o la romería del vino.
Casasola ya tiene quien la habite

Consciente de todo esto el alhameño Manuel Juan García ha reconvertido la que fuera la casa de sus padres en una hospedería en la que ha conservado todos los elementos que permitan a los usuarios disfrutar del auténtico sabor a pueblo. La propia denominación corresponde al apodo con el que era conocida esta familia. “La restauración –señala el propietario- se ha llevado a cabo con absoluto respeto a lo que era esta vivienda para que los clientes vean que antiguamente se hacían bien las cosas”. Para dar nombre a las distintas dependencias, repartidas entre cuatro plantas, ha recurrido a nombres de su ámbito familiar como María Manuela, madre del propietario; Mama Ana, como cariñosamente llamaba a su abuela, o Tita Tomasa; también otros relacionados con su profesión como promotor inmobiliario tal es el caso de Monaita, puerta de entrada de Granada pero también colegio de la vega de Granada que hizo en el año 1974; Emérita Augusta, donde ha desarrollado la obra de la Asamblea de Extremadura y cerca de mil viviendas. Tampoco ha querido olvidar la coincidencia de su entrada en funcionamiento con el año del IV centenario de la principal obra cervantina por lo que los interesados podrán alojarse en las habitaciones Don Quijote, Dulcinea o Sancho Panza, en tanto que las habitaciones de la planta alta, tienen nombres “relacionados con las altas esferas como Emperatriz, Princesa y Sultana”.

Precios asequibles

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