Joris Hoefnagel, autor del mejor grabado sobre Alhama



Es, sin lugar a dudas, el grabado más antiguo y mejor que se ha realizado sobre Alhama de cuantos se conocen. Justamente apreciado por todo alhameño y que, en este tiempo de poner a cada uno en su sitio en relación a nuestra Historia Grande, merece que hablemos de él a la par que efectuaremos oportunamente, una vez más, la vieja propuesta de varias decenas de años ya, de darle a esta maravillosa Alhama del siglo XVI un gran lugar realizándola en grandes dimensión en cerámica y combinándola con el ¡Ay de mi Alhama!



 Joris Hoefnagel, pintor y decorador flamenco, nació en Amberes en 1545, siendo su padre un rico comerciante de diamantes, fue discípulo de Juan Bol. Durante la guerra de los Países Bajos, se refugió en la corte del elector de Baviera; luego trabajó en Roma para el cardenal Farnesio. El archiduque de Austria le encargó la iluminación de un misal, reputado como su obra maestra y uno de los mejores libros miniados de su época. Posteriormente trabajó en la corte del emperador Rodolfo en Praga y finalmente en Viena, donde murió en 1600.

 Viajero constante e incansable, desarrolló muy tempranamente sus aptitudes para el paisaje y la pintura de género, recogiendo en sus dibujos toda clase de curiosidades, de la vida del hombre como de la naturaleza, fue, como lo define Gil Sanjuán, un verdadero “artista y reportero”.

 Hasta 1568 realizó su arte de una forma vocacional y, ya en los años siguientes, lo práctico de forma profesional, sobresaliendo especialmente en la miniatura. Como bien nos ponen de manifiesto los diseños efectuados, todos ellos firmados y fechados, los que fueron después impresos en sucesivos volúmenes de las “Civitates”, fue entre 1561 y 1569 cuando ejerció su arte en constantes viajes por Francia, España, Alemania, Italia e Inglaterra.

VIDA Y PRODUCCIÓN

 La cronología de la vida y la producción artística de Hoefnagel está estrechamente relacionada con la publicación de las Civitates, como se puede comprobar ojeando los volúmenes de esta obra.

 Esta obra, publicada en la ciudad alemana de Colonia, imprimiéndose en los talleres de Herr Hogemberg, la que se conocería con el transcurrir del tiempo en toda Europa con el título “Civitates Orbis Terrarum”, siendo sus autores los escritores Georgius Braum y Francisco Hogenbergius, comprende tres volúmenes los que fueron titulados de forma distinta: “Liber Primus-Civitates orbis terrarum”, que ve la luz entre 1576 y 1582: “Liber Secundus-De Paecipius, totius universi urbibus”, que se publica entre 1572 y 1576, y “Liber tertius-Urbium praecipaarum Totius Mundi”, que se publica entre 1576 y 1581.

 Cuenta el primero de estos libros con cincuenta y ocho grabados, destacando por su belleza los de Granada, Cádiz, Málaga y Écija. El segundo libro recoge imágenes pintorescas del Sur de España, destacando Alhama, Loja, Vélez-Málaga, Conil, Jeréz de la Frontera, Antequera y Vergel. Por último, de los cincuenta y nueve grabados del tercero, sólo nos muestran la Andalucía del Siglo XVI, Zahara, Lebrija y Setenil.


PREDILECCIÓN POR ANDALUCÍA

 “En todos los volúmenes de las Civitates se representan vistas de ciudades de la Península con un total de 49; de ellas, 43 pertenecen a poblaciones españolas, y solo 6 son lusitanas. El número de planchas es menor porque hay que tener en cuenta que en algunas de ellas se encuentran dibujados dos o tres municipios distintos. La predilección por Andalucía fue reflejada abrumadoramente con 32 panorámicas, mientras que todas las demás regiones españolas sólo suman 11. No todos los grabados -como puede ser el caso del de Málaga- fueron diseñados por Hoefnagel, pues únicamente 35 de ellos llevan su firma, mientras se duda de la paternidad de 8 vistas españolas al faltarles su autógrafo al pie de ellas, tal como él acostumbraba a hacer, no quedando tampoco constancia por otros medios probatorios”, como escribe Gil Sanjuán en su “Relatos históricos y representaciones visuales del siglo de Oro según los viajeros extranjeros”, haciéndolo también en “Imágenes del poder. Mapas y paisajes urbanos del reino de Granada en el Trinity Colega de Dublín”, publicación del año 1997 editada conjuntamente por la Juta de Andalucía y la Universidad de Málaga y de la que transcribimos los textos entrecomillados de este artículo.

 “Por lo que respecta a Andalucía, la provincia de Sevilla cuenta con 10 representaciones, le sigue Cádiz con 9, Málaga 7, Granada 5, Córdoba l. No figura ninguna población de Huelva, Jaén y Almería, disponiendo de tres vistas cada una las ciudades de Sevilla, Granada y Cádiz, la de Setenil pertenecía entonces al obispado de Málaga y Zahara a la influencia económica de Ronda.

 Las estampas originales fueron en principio grabadas en blanco y negro, siendo posteriormente coloreadas, muy probablemente y con gran acierto, a mediados del siglo XVIII.

 En lo que se refiere a los autores de la colección de libros, ninguno de los dos, ni Hogenberg ni Braum, estuvieron jamás en nuestro país, admiraron a España y a sus pueblos sin conocerlos.

 Joris Hoefnagel si que los conoció y, más aún, en cierto modo nos los conservó para siempre. Dándose la circunstancia que su estancia en España, en compañía de su amigo Nicolás Maleparte, coincidiendo con la etapa de plena producción de paisajes urbanos, fue sin duda la más larga, pues duró al menos cuatro años, concretamente desde 1563 a 1567, cuando se encontraba en plena juventud. Más de dos años permaneció en Andalucía, entre 1563 y 1565, hecho que indica una clara preferencia, seguramente atraído por el embrujo de esta región, adelantándose con mucho a los fervores románticos de épocas posteriores, si no es que lo podamos considerar ya como un precursor de este movimiento al mostrar tanta predilección y entusiasmo por el territorio donde persistían más vivos los vestigios árabes.

 De tendencia fluctuante entre el equilibrio naturalista del renacimiento y el manierismo de la segunda mitad del Quinientos, con sus imágenes pictóricas difundidas a través de Las Civitates, este artista flamenco va a contribuir a fijar la imagen topográfica de muchos lugares de España y, especialmente, de Andalucía, sirviendo también para propalar la representación iconográfica del país por todo el mundo, a la vez que configuraba los estereotipos visuales que perduraron hasta nuestros días, debido al pintoresquismo de las escenas de género por él introducidas”.



VIDA COTIDIANA Y DESIGUALDAD SOCIAL

 Hoefnagel fue un verdadero fedatario de la vida cotidiana y de la desigualdad social que se vivía en aquél tiempo, como nos hace ver Gil Sanjuán: “Los numerosos personajes que incluye Hoefnagel en sus vistas constituyen el fiel reflejo de la sociedad estamental del Antiguo Régimen en la España del siglo XVI, donde el status y la categoría de las personas venía dada por el mero hecho del nacimiento, distinción que conllevaba también la posesión o carencia de riqueza, dignidad, honores, privilegios, y hasta el mismo ejercicio de la profesión. Se nacía noble o plebeyo y, por este hecho, uno era rico o pobre. Era frecuente en las descripciones literarias de los viajeros consignar las rentas de la aristocracia y el alto clero, concretamente del episcopado, como signo inequívoco de su preeminencia.

 La nobleza, en su escalón inferior de caballeros e hidalgos, la encontramos representada frecuentemente en las escenas de primer plano que ambientan las panorámicas, normalmente portando el distintivo de la espada. Esta clase social es la que sufrió más con la revolución de los precios, debido a que sus rentas mermaron notablemente por el fenómeno inflacionario. Quizás el más significativo de los dibujos que representan a un aristócrata lo encontramos en la lámina de Loja, donde se aprecia a un distinguido personaje armado, lujosamente ataviado, con sombrero de ala ancha y subido en un brioso corcel. Su postura arrogante y erguida no le impide mantener conversación con su escudero, que iba provisto de una lanza.

 “Hoefnagle fue testigo de excepción de la realidad social española a mediados del siglo XVI y, como tal, nos ha legado su precioso testimonio pictórico y también literario de la supervivencia de una sociedad desigual propia del Antiguo Régimen pero que, en el reino de Granada, se acentuó marcadamente por la numerosa presencia de moriscos, que fueron objeto de marginación por parte de la clase dominante, lo cual no supo o no pudo asimilarlos culturalmente, ni tampoco acertó en establecer normas de convivencia tolerante. Una política ciega a la presencia de los rasgos culturales que aportó el Islam, especialmente en el reino granadino, terminó por levantar una barrera infranqueable entre las dos civilizaciones, segregando a esta minoría. Las heridas abiertas no se cerraron y, al poco tiempo de la presencia de Hoefnagle en los parajes granadinos, la sublevación armada fue la única vía que les quedó para mantener los pocos rasgos culturales que aún no se les había arrebatado”.

 “Cuando Hoefnagel visitó parte del reino de Granada, la política antimorisca marcaba una fase ascendente, con centenares de procesos contra los mudéjares neoconversos, que representaban el 80 al 90 % del total de sentenciados (lo de Hermógenes). En este periodo, por lo menos se contabilizan ocho hogueras con moriscos atados al poste, mientras que trece soslayaron la terrible pena huyendo a Berbería. Es posible que el pintor de Amberes presenciara alguno de los teatrales autos de fe celebrados, incluidas las llamas y humos que consumían a los moriscos relajados en la hoguera, suplicio que tenía lugar en el Campo de San Lázaro, a orillas del Beiro”. Lo cierto es que no se atrevió a recoger estos dramáticos hechos, probablemente por el temor que podía tener a la forma de actuar del poder existente en aquellos años, no olvidando que su país se encontraba bajo jurisdicción de la corona española. Eran tiempos en los que el poder político y el religioso se encontraban totalmente entremezclados con Felipe II, siendo evidente que la Inquisición debería actuar en los casos graves con la aprobación del mismo rey.



MARGINADOS, JUDAIZANTES Y MORISCOS

 Los marginados sociales constituían una importante parte de la población, siendo los más numerosos entre ésta los judaizantes y moriscos, muy especialmente estos últimos en lo que al reino de Granada se refería, a los que dedicó una gran atención Joris Hoefnagel. Existían otros marginados menos conocidos, como eran los delincuentes por muy diversos motivos y no únicamente de carácter criminal. De esta España dura y represiva, sumamente discriminatoria, nos ofrece Hoefnagel, en una de sus perspectivas de Sevilla, la impresionante escena del castigo que se imponía, por delitos contra la moral sexual, en este caso a alcahuetas y cornudos, exponiendo la justicia a los mismos al castigo de azotes y a la pública vergüenza.

 Cuando retorna de España a Amberes, lo hace efectuando primero un viaje a Inglaterra. Ya en su país Amberes toma lecciones del pintor paisajista Hans Bol, siendo ésta, al parece ser, la única formación artística que recibió y la que le sirvió de gran utilidad cuando, al arruinarse su familia se dedica profesionalmente a la pintura y el dibujo.

 Hacia 1571, después de contraer matrimonio, se estableció en su ciudad natal como socio del negocio familiar, adjudicándosele la profesión de comerciante, ya que el ejercicio de ésta explicaría la financiación de sus viajes, dado que no consta desempeñase misión oficial alguna por encargo del gobierno español.

 Su experiencia comercial tuvo un brusco final en Noviembre de 1576, cuando su padre se arruinó a causa del brutal saqueo español de la ciudad de Amberes. Parte para Italia en busca de empleo en una casa de negocios veneciana, convirtiéndose este viaje en una abundante producción de dibujos paisajísticos. De Venecia pasó a Roma y, posteriormente, a Nápoles, retornando a Alemania. Siendo ya muy apreciadas sus evidentes cualidades artísticas pasó al servicio de Alberto V y, tras la muerte de éste, al de su sucesor, Guillermo V, ejerciendo ampliamente sus cualidades de gran miniaturista.

 Entre 1581-1590 ejecutó para el archiduque Fernando del Tirol un misal magníficamente ilustrado, el que por algunos se destaca como su obra maestra, el “Mis sale romanum”, estando adornado con letras y viñetas admirables, trabajo en el que empleó el artista ocho años y que en la actualidad se conserva en el Museo de Viena. Fue el archiduque Fernando quien lo recomendó al emperador Rodolfo II, quien ya había empleado artistas de los Países Bajos, entrando al servicio del mismo en 1590, para quien realizó otra obra notable que contiene más de mil trescientas miniaturas de un realismo y colorido exquisitos. Estando al servicio de este emperador vivió primero en Praga y, más tarde, en Viena, donde murió en 1600.

Tras su muerte, su hijo Jacob continuó enviando a Colonia dibujos hechos o recopilados por su padre, los que fueron incluidos en el libro VI de las Civitates.



ESPAÑOLES, TRABAJOS, ALEGRIAS Y SUFRIMIENTOS

 Las vistas realizadas por Joris Hoefnagel son composiciones paisajísticas concebidas a partir de bocetos efectuados en los correspondientes lugares que recoge, precisando topográficamente todo lo que observaba. Ciertos historiadores del arte le han reprochado su ingenuidad y la trivialidad de sus dibujos. Sin embargo, para un artista paisajista, la primera de estas cualidades es indispensable, y si lo topográfico tiene un protagonismo en Joris Hoefnagel, ha de compartirse plenamente el criterio que la inclusión de escenas de vida cotidiana ha de ser considerada toda una interesante virtud. Prueba de lo que nos permitimos afirmar, reiterando lo que han manifestado los entendidos en su obra, es la gran difusión que han alcanzado sus representaciones gráficas, las que , cada vez más, se vienen utilizando, desde hace ya bastante tiempo, para ilustrar prestigiosas publicaciones, especialmente abordando éstas temas históricos.

 Hoefnagel, en los dibujos que realizó en España, no sólo se limitó a reproducir las atractivas panorámicas y paisajes urbanos, sino que plasmó igualmente la interesante vida popular de los españoles, con sus trabajos, alegrías y sufrimientos. Más aún, ahondó en la esencia e idiosincrasia de los mismos, como nadie lo había hecho, al menos que sepamos, hasta aquél momento, convirtiéndose esta aportación suya de considerable importancia para la antropología cultura.

 En artículo de próxima semana de “Volver al Ayer” de nuestra Alhama Comunicación, hablaremos del dibujo que realizó concretamente Hoefnagel sobre Alhama y efectuaremos nuevamente, como lo hemos hecho en varias ocasiones en estos últimos veintitantos años desde la Junta General del Patronato de Estudios Alhameños, la propuesta indicada de reproducción a gran tamaño y todo color, combinándolo con el grabado, del ¡Ay de mi Alhama!, sería un homenaje doble que sólo nuestra ciudad puede tener la posibilidad de hacer como muy propio y que, por ello, debe llevar a cabo algún día, como creo que así será.

 Fue fundamental para escribir esta síntesis biográfica de Joris Hoefnagel, como indicamos en el mismo artículo, la obra de J. Gil San Juan "Relatos históricos y representaciones visuales del Siglo de Oro según los viajeros extranjeros”, en “Imágenes del poder. Mapas y paisajes urbanos del reino de Granada en el Trinity Colege de Dublín”, publicado por la Junta de Andalucía y la Universidad de Málaga en 1997.