Cuando escucho o leo la expresión "papá estado" me viene a la cabeza la imagen de un señor muy puesto y peripuesto sentado en una poltrona muy patriarcal, al que rodean solícitamente su esposa y descendencia.
Hago esta oferta a mis lectores imbuido del espíritu comercial de las grandes compañías.
Nada nuevo bajo el sol, ni en la sombra, todo resulta de lo más tranquilizadoramente monótono, aburrido incluso.
Tal vez sea por el espíritu de las fiestas que están casi ahí mismo.
Pero me he dado cuenta de que no tengo ningún cargo del que poder dimitir.
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, se quejaba en fechas recientes de que “Bildu-Batasuna ha conseguido más con Sánchez que en todos los años de violencia”.
Cuando la jauría de la derecha mediática se pone estupenda, dicho al modo forgiano, para mejor entendimiento, se pone.
Confieso que la idea para esta mirada me la ha proporcionado apenas hace un ratillo la señora Jiménez, de la residencia Jiménez Ojeda.
Creo que todo esto empezó con la serie “Aquellos maravillosos años”.
Creo que esa es la idea que nos mueve a la hora de enfrentarnos a los actos y eventos que suelen acontecer por estas fechas.