Que, por estas tierras, entre el sur de Europa y el norte de África, somos viscerales, es indudable.
Que, por estas tierras, entre el sur de Europa y el norte de África, somos viscerales, es indudable.
Si no crees en mi voz, cree en la risa de un niño.
Te llamo así en homenaje al desafortunado gato de mi infancia de espectador de las desgracias de diversos felinos.
Lo del chico lo escribo en un arrebato de autoconfianza y por aquello de emplear el título de una magnífica comedia romántica.
Supongo que muchos de mis pocos lectores, pensarán que es éste arduo tema para desarrollar en el breve espacio de poco más de un folio.
De la austeridad personal que me permite cambiar cachivaches, artefactos y lujosos viajes por tiempo.