¿Dónde está la pasta?


Tiene el dinero la mala costumbre de desaparecer cuando más falta hace, en lo que se parece a los amigos falsos.

 La razón no es otra que el hecho de ser el dinero más bien tirando a timorato, tímido y asustadizo, con lo cual en épocas de malos tiempos, como lo son estos, tiende a esconderse no se si debajo de la cama, o en el providencial colchón.

 Es el caso que andan los bancos faltos de liquidez, las empresas en números rojos, las instituciones públicas están "sin un puto duro" según manifestó cierta gobernante de manera algo tosca, pero muy expresiva y los ciudadanos estamos con el agua al cuello. Y sin embargo el dinero debe estar en alguna parte, no es posible que todas esas inmensas fortunas que han desaparecido se hayan esfumado. Creo que debería mirarse en paraísos fiscales, cuentas en Suiza y otros lugares por los cuales el capital tiene conocida apetencia. Al final, todo se reduce a que unos cuantos Tios Gilitos atesoran bolsas llenas de eso que llaman vil metal, pero que tiene la virtud de no oxidarse nunca en demasía.

 Estoy convencido de que cuando los esfuerzos, penurias, fatigas y trabajos que nos esperan den sus frutos, es decir, cuando entre todos saquemos de la ruina a nuestra casa común, el dinero regresará de su retiro material para fluir de nuevo. Crecerá tímidamente el consumo, se empezarán a crear nuevos puestos de trabajo, los mercados y sus santas madres tendrán confianza de nuevo en nosotros y facilitaran préstamos a intereses razonables...Nada nuevo hay bajo el Sol.

 Llegado ese momento, que espero que sea "más bien temprano que tarde", nuestros gestores sacarán pecho y se atribuirán la bonanza económica. No negaré que algún  merito pueda caberles. Alguno. Pero como siempre los verdaderos artífices seremos los de siempre.