Incluso sin esperanza

“A veces en la vida hay que saber luchar no sólo sin miedo sino también sin esperanza”. (Sandro Pertini)

 La frase en cuestión la podría haber leído en un sobre de azúcar o en cualquier otro formato de divulgación de ideas motivacionales y de autoayuda, pero en mi caso fue a través de una red social de las que suelo frecuentar para perder el tiempo a gusto.

 Y Sandro Pertini debía saber algo de lucha y luchas, de guerra y guerras, basta consultar la wiki o cualquier otra fuente fiable para constatar, de paso, que pudiendo tener un presidente como él, o como nuestro Nicolás Sartorius y Álvarez de las Asturias Bohorques, es triste cosa estar anclado en el reinado-legado del viejo general, que, ¡demonios si lo dejo todo “atado y bien atado”! También aceptaría a Santiago Abascal, siempre que lo pudiera sacar de la presidencia con mi voto a los cuatro años.

Amo la idea de la república como amo a la Lauren Bacall...

 Y esa, precisamente, es una de tantas luchas a las que debemos enfrentarnos, en la vida, sin miedo, pero también sin esperanza, los republicanos españoles. En mi caso pertenezco a la tendencia platónica y no únicamente por el chascarrillo fácil de que Platón escribió “La República”. Amo la idea de la república como amo a la Lauren Bacall de “tener o no tener” o a la Shirley Maclaine de “El apartamento”. Sin esperanza.

 Pero no concluye ahí el listado de mis luchas sin esperanza, también lucho por un espacio escénico en Alhama en condiciones y digno, por un Centro de Salud en el cual se pueda acceder a una cita médica el mismo día que la pides. Como lo tuvimos en su tiempo según recordamos los más viejos, una Alhama con una depuradora de aguas residuales que nos devuelva ese río de aguas puras, limpias y cristalinas que recuerda en sus poesías Luis Hinojosa y en el que yo mismo me bañé, allá por mis siete años, por primera vez . Una Alhama que pueda albergar decorosa y dignamente a todos sus hijos, nacidos o adoptados por ella. En fin, como se ve se trata de una Alhama también platónica por la que lucho, de la única forma que sé hacerlo, mediante estas reflexiones o súplicas o gritos al viento que llamo miradas. Aun a pesar de ser perfectamente consciente de su inutilidad, de su carácter de alivio de mis frustraciones y enojos más que otra cosa, aquí sigo semana a semana, mientra Juan tenga a bien seguir al frente de esta web y mis neuronas me den para continuar redactando según las reglas de la ortografía y la gramática española.

este espacio mental y geográfico que llamamos Alhama sea un lugar algo mejor

 Porque aparte de asearme y ponerme ropa limpia e ir curioso, en la tercera acepción de la RAE y ser educado, cortés y amable con la gente en mi día a día, poca cosa más puedo hacer para contribuir a que este espacio mental y geográfico que llamamos Alhama sea un lugar algo mejor, más habitable amable y amado.

 Y esas luchas del día a día, de la semana a semana son las que elijo pelear sin miedo e incluso sin esperanza. Por coherencia, por respeto a mí mismo y, sobre todo, porque se lo debo a mis padres que fueron los que me educaron y, en el caso de mi madre, me sigue educando. Tanto ella como mi hermano y yo creemos en la educación permanente.