Pero no la paz de los cementerios

Estoy unido a Palestina a través de uno de los mejores médicos que ha tenido el Centro de Salud de Alhama.

 Fue médico de mi hermano Juan y también a mí me atendió en alguna consulta ocasional. Hablo de Don Samir Haf Yousef, director que fue del Centro de Salud de Alhama y galardonado con el Premio Alhama del Patronato de Estudios Alhameños 2013 a la mejor labor en favor de Alhama realizada por persona no residente. El doctor Yousef nació en Jerusalén, Palestina y nadie que lo haya conocido puede dudar de su bonhomía. No soy consciente de tener ningún amigo israelí, pero de esa nacionalidad es un historiador Yuval Noah Harari cuyo concepto del “orden imaginado”, me mostró otra forma de entender conceptos como “nación”, “España” o el país que usted prefiera, para más información aquí: Cuando las ideas matan.

condeno tanto el terrorismo de Hamás, que, por cierto, fue creada por Israel para enfrentar a los palestinos entre sí

 Es decir que en principio tengo por sana costumbre para ir por la vida no rechazar a nadie por las circunstancias de su nacimiento, ideología, religión o cualquier otra y hago mía la frase de “to el mundo es güeno” hasta que se demuestra lo contrario Soy un claro partidario del reconocimiento del Estado de Palestina y de que llegue el día en que la foto que ilustra esta mirada sea algo real y no sólo una bella entelequia. Y por supuesto rechazo el terrorismo venga de donde venga y afecte a quien afecte, condeno tanto el terrorismo de Hamás, que, por cierto, fue creada por Israel para enfrentar a los palestinos entre sí, y para debilitar a la organización Al Fatah de carácter laico (en español se conoce como Movimiento de Liberación Nacional Palestino). Por contra el nombre traducido de Hamás, acrónimo de Harakat al -Muqáwama-al Islamiya, Movimiento de Resistencia Islámica, deja bien a las claras la ideología islamista del, no tengo inconveniente en llamarlo grupo terrorista. Pero tampoco tengo escrúpulos, recelos o inconveniente en rechazar categóricamente las acciones del ejército israelí, que por cierto recuerdan a las de las Waffen SS en el gueto de Varsovia. Dicho esto, me podéis llamar perfectamente antisemita, si os place y os deja contentos porque si rechazar las atrocidades de un ejército y de un presidente ultraderechista es ser antisemita, efectivamente, lo soy.

es, básicamente el distinto modo de llamar al mismo dios, el dios del Antiguo Testamento

 Mi sueño y deseo más ferviente es la paz en esa región llamada en tiempos de Jesús, otro judío famoso cuyas enseñanzas procuro, en la medida de mis posibilidades, seguir aun siendo agnóstico, Siria-Palestina.

  Pero hablo de una paz real, no de una paz impuesta por la fuerza de las armas. una paz que surja del diálogo entre iguales, de una paz que resulte de constatar que hay más cosas que unen a palestinos e israelíes, que las que las separan que es, básicamente el distinto modo de llamar al mismo dios, el dios del Antiguo Testamento. Y de reconocer que los palestinos estaban antes de que el movimiento sionista pensara el crear el estado de Israel.

 Hay mucho que hablar, mucho que discutir, muchos acuerdos a los que llegar y no va a ser fácil, pero espero que cuando ambos pueblos, el palestino y el israelí le den la espalda a los integristas y los radicales que ahora los dirigen se pueda vivir en la paz real, no la paz de los cementerios.

 Y me permito para profundizar en el origen de e este conflicto antiguo dos lecturas clarificadoras y enriquecedoras: Oh Jerusalén, de Dominique Lapierre y Larry Collins, best seller de los años setenta que narra en un estilo casi novelado el nacimiento del Estado de Israel y del conflicto. El segundo libro es “La chica del tambor” de John le Carré que profundiza en el dolor que la violencia de ambas partes causa.

Don Samir, médico palestino, que fue director del centro de salud de Alhama premiado por el Patronato de Estudios Alhameños en 2013