Fuga de cerebros



En los inicios de la Transición era un lugar común hablar de la fuga de capitales.

 “Suiza, patria querida / Suiza de mis amores / tengo una cuenta en Suiza / con muchísimos millones”. Creo que fue Forges el autor de la afortunada versión de la copla. Eran tiempos de cambio y al capital nunca le han gustado los cambios y algunas gentes afortunadas durante el Franquismo, pensaron que mejor poner el dinero en lugar seguro. La patria es la patria, pero el dinero es el dinero y no es necesario que estén juntos, pensaban. Y, me temo, muchos y muy conocidos, continúan pensando así.

 Y, ahí están los paraísos fiscales y quienes en ellos tienen sus fortunas. Pero hoy de lo que quiero hablar no es de los recursos económicos, sino de los humanos. A qué punto de degradación moral hemos llegado para llamar a las personas “recursos humanos” (dicho entre paréntesis). De lo que quiero hablar es de la juventud que después de largos años de esfuerzo y estudios pagados por todos los españoles, si es que lo han hecho en escuelas, institutos y universidades públicos, y, naturalmente por sus padres, se encuentran con el título en el bolsillo y la necesidad de irse a Londres o Edimburgo, pongo por ejemplo, para buscar lo que aquí se les niega: La posibilidad de ejercer la profesión para la que han estudiado, y, de paso, devolver a la sociedad española el esfuerzo económico que ha tenido que hacer para sostener los centros de enseñanza públicos.

 De nada sirve ser el mejor preparado en tu especialidad si no hay donde demostrar tu valía y donde poder vivir con decoro de ella. O poder enriquecerte con ella, que el enriquecimiento lícito con el propio esfuerzo y trabajo también debe ser reconocido como meritorio. De nada sirve si el escuerzo realizado por padres, profesores y alumnos no se ve recompensado con poder vivir de tu trabajo en tu país. Son nuestros hijos los que se van fuera con su título bajo el brazo, es nuestro futuro el que se va fuera a que recoja el fruto de nuestros esfuerzos otra gente.

 Mientras, aquí nos consolamos con las victorias de la selección nacional de fútbol o baloncesto o celebramos como propios los triunfos deportivos de gente que tributa en Suiza, y no en España, en este caso me estoy refiriendo a Garbiñe Muguruza, pero la lista es más amplia. Y se envuelven en la bandera española sin ruborizarse. Mientras, aquí no vamos distrayendo contando las naciones que componen, o deberían componer España. Y de España salen con el título universitario debajo del brazo aquellos a los que hemos formado en España y con ellos se va el futuro, que es nuestro futuro y el presidente del gobierno sigue viviendo en su mundo de fantasía animadas de ayer y hoy en el cual hemos salido de la crisis y estamos en el mejor de los mundos posibles. Pero aquí no hay trabajo para todos, ni futuro para todos.

 Sobre la educación pública que reciben nuestros niños se suela afirmar que no es de la mejores, sin embargo, se da el caso de que las enfermeras españolas son las más solicitadas en el Reino Unido y, lógicamente se han formado en nuestro país. Hasta 8000 enfermeros y enfermeras ha llegado a haber en Inglaterra procedentes de España. Y, aquí, abro otro paréntesis para comentar, como el que no dice nada, pero diciéndolo, que, en nuestro Centro de Salud, faltan. Aunque se nota poco porque los que hay se esfuerzan más.

 Por otra parte, puedo meterme en los zapatos de esos jóvenes que ven que aquí ni el talento, ni el esfuerzo, ni la inteligencia se premian, a no ser que se usen para golpear pelotas. A la vista está, dados los líderes de los partidos políticos que nos representan, lo que se premia es la medianía de quien sabe acomodarse a lo que haya, mirar a otro lado cuando hace falta y no ser muy exquisito a la hora de leer el contrato laboral y confrontarlo con la realidad. Ocho horas de contrato, doce de trabajo, y así sucesivamente. Y eso para los afortunados que firman un contrato de trabajo y no se ven obligados a trabajar colgados de la brocha en espera de esos brotes verdes de la economía que nos avisen de que sí que es verdad que la crisis está terminando y pronto será posible que quien en España se ha formado, en España pueda trabajar en su especialidad y vivir, al menos decorosamente, de ella.