Denuncia por apropiación indebida



“Yo sólo quiero lo que es mío”. 
Francisco Ramos Aranda reclama 42 cabras de las que presuntamente se apropió su vecino hace quince años.


10-11-04.- Un vecino de la Alcaicería, en el término municipal de Alhama, llamado Francisco Ramos Aranda, de 71 años, lleva tres lustros viviendo una situación rocambolesca. A principios de septiembre de 1989, cuando se disponía a recoger su yunta de mulos uno de ellos se asustó con tan mala fortuna que quedó enredado con el cabestro y le arrastró por el terreno. La gravedad de las lesiones producidas hizo que fuera necesario su traslado hasta el hospital Clínico granadino donde permanecería por espacio de un mes. Su hermano Salvador decidió entonces pedir a un ganadero vecino se hiciese cargo de las 42 cabras de Francisco durante su convalecencia. La sorpresa se produjo cuando, tras su restablecimiento, el ganadero se negó a devolvérselas a su propietario argumentando que al faltar tres o cuatro de la piara el dueño no quiso llevárselas.

 Por su parte Ramos decidió poner el caso en manos del Juzgado de lo Penal de Loja. En septiembre de 1995 se dictó la sentencia condenatoria, confirmada en parte por la Audiencia provincial de Granada el 29 de octubre del año siguiente. Al no hacerse efectiva Ramos solicitó 5.250.250 pesetas por daños y perjuicios que no se ha podido ejecutar dado que el denunciado se ha declarado insolvente. 



Condiciones tercermundistas

 Tras varios años de dilación, por los que el denunciante ha interpuesto quejas “por dejación y desidia” ante el Consejo General del Poder Judicial y del TSJA, la situación apenas ha sufrido variación. Mientras tanto Francisco ha continuado viviendo solo en su cortijo de Vado Hondo en unas condiciones tercermundistas ya que no cuenta con luz ni agua y que únicamente ha abandonado provisionalmente para irse a otra vivienda cercana propiedad de su sobrino.

“Vivo de la mijilla paga que me dan y por eso estoy dispuesto a hacer lo que haga falta para recuperar lo que es mío. En España no hay Ley, están jugando conmigo, estoy harto de gastar dineros, gastos de gestiones y viajes que me han supuesto más de un millón de pesetas. He tenido dos abogados defensores y otro de oficio pero no ha servido de nada”, repite este vecino desencantado de la Justicia a lo que añade “estoy dispuesto a irme a la puerta de los Juzgados, colgarme un letrero y estar allí hasta que me hagan caso”, repite.