El alhameño Luis Corpas se jubila y cierra “La Agüelita Luisa”


Un establecimiento de referencia en Granada con 40 años de solera y que supuso la apertura de la primera crepería en la capital.


El diario IDEAL le dedicaba este reportaje a su cierre.

La jubilación de 'La Agüelita Luisa'

La popular crepería cerró sus puertas con el final del 2021, más de 40 años después de que Luis Corpas la abriera en pleno centro de Granada




 Las palabras de Luis Corpas se tiñen de un tono sepia al escribir la biografía de 'La Agüelita Luisa'. «Abrimos las puertas el día 20 de enero del año 81», recuerda con un filtro vintage. Él acababa de regresar a su Granada, donde 'abuela' se deletreaba de forma distinta. «Con 'b' no se pronunciaba aquí. Eso lo decía la gente fina de Madrid y todo eso», recalca entre risas. Natural de Alhama, se vio empujado a retornar por la idea de su primo, que le invitó a abrir una crepería en la ciudad. «Era una novedad bastante grande, no había ninguna cosa parecida, ni mucho menos», sostiene. Más de 40 años después, el 30 de diciembre de 2021, recién cumplidos los 65 su regente, tanto él como 'la agüelita' se jubilaron. La persiana más popular de Casillas de Prats se bajó por última vez, para avivar la nostalgia en quienes pasan por delante y leen que la crêperie, protagonista de muchos de sus buenos recuerdos, se traspasa.

 «Ha llegado la hora de mi jubilación y no ha habido nadie que pueda seguir», argumenta Luis, propietario del local, cuyo relato entrelaza la pena con la satisfacción. Acababa de terminar la mili cuando se marchó a Madrid, en 1974. Allí, entre otros empleos, trabajó en una crepería. «Era de un paisano mío de Alhama», puntualiza. «Un primo mío que había estado en Francia me propuso poner aquí una, que no había, pero aquello quedó como una anécdota», narra. La anécdota, lejos de caer en saco roto, siguió rondando la cabeza de su primo hermano, que, para su sorpresa, le llamó al mes: «Había visto un local y me dijo que viniera a verlo».

 Entonces, Luis Corpas, que se había trasladado por un año a Barcelona, aprovechó un día de descanso para coger un avión a Granada. «Vine, vi el local y, al poco tiempo, me vine para firmar el contrato». El 25 de octubre de 1980, tanto él como su primo estamparon su rúbrica sobre el papel y se quedaron con el coqueto establecimiento, en pleno centro de la ciudad, que cautivó el corazón, y el paladar, de los granadinos. «La crepêrie no se ha movido nunca de la calle Casillas de Prats. Al principio, era Plaza Menorca, el número 5, portal número 2, pero luego cambió», precisa.


Éxito desde el principio
'

 La Agüelita Luisa' -el nombre viene de la abuela de los dos primos, fallecida unos años antes, porque no querían poner un nombre en un idioma extranjero- abrió tan solo tres meses después. Era 1981 y la ciudad salía de casa con la sonrisa puesta, con ganas de bailar, o más bien saltar, al ritmo de Tequila. El eco del archiconocido 'Another One Bites The Dust', de Queen, ya era imparable, como las buenas referencias que, de boca en boca, fueron fluyendo sobre la crepería. «En Granada no había apenas negocios fuera de lo común. Había bares, cafeterías normales, una pizzería o dos y un 'chino'. Nosotros le dimos un estilo diferente a las crepêries, otro carácter. Desde el primer día, fue un éxito», recuerda.

 A los dos años, Luis Corpas se quedó con el negocio en su totalidad, y poco después conoció a la mujer que se convertiría en su esposa. Tanto ella como el hermano de Luis llegaron a trabajar en la crepería, que se iba convirtiendo en el escenario de cada día más historias. Muchas, de estudiantes. Así fue durante 14.954 días. «Le faltaron solo 20 para hacer los 41 años», apunta Luis, con orgullo.

 «Nosotros tenemos clientes desde que abrimos. Se convirtieron muchos en amigos. Hemos quedado con algunos en vernos ahora para ir a comer y eso, con sus nietos. Es curioso y muy bonito», asevera. Esta relación, solidificada durante tanto tiempo, deparó situaciones que le conmovieron cuando se acercó el cierre. «Los últimos días fueron muy emocionantes. Algunos clientes, llorando. Haciéndonos fotos con ellos… De todo. Hubo un grupo que estuvo comiendo. Eran 14 o 15. Después de salir a la calle, volvieron todos y nos dieron un aplauso», relata emocionado.


«Un negocio como no los hay»


 El negocio se encuentra ahora mismo en venta. «La tenemos en traspaso, a ver si alguien se la queda», afirma Luis Corpas, que desea que su próximo propietario «continuara con el negocio». «Nosotros se la pondríamos en marcha, le asesoraríamos en todo lo que haga falta», sostiene, pues no quiere que se pierda «un negocio como no los hay». «Nuestros clientes nos lo han dicho, porque, además, la gente ahora viaja: 'Hemos estado en París, hemos estado buscando sitios parecidos, pero no hay nada que se le parezca'. Como hay mucha gente que ha estudiado aquí pero es de otras provincias, luego vuelve y te lo cuenta», señala.

 «Además -prosigue-, gusta mucho que siga como estaba, que no haya cambiado nada, ni la decoración, porque, claro, es como si se hubiera congelado en el tiempo. Eso les encanta. Dicen que se trasladan a aquellos años cuando eran estudiantes y traen a sus hijos». Congelada queda, inmortalizada en la memoria de los granadinos que crecieron con ella y que ahora guardan los sabores que allí probaron como recuerdos de otra época.


CHEMA RUIZ ESPAÑA, en IDEAL el 25-02-2021

Foto de portada de IDEAL y el resto del archivo de alhama.com