Desde el Marchán cercano / sube una suave brisa que nos trae / olor a chopo verde / y concierto de pájaros.
Tres de mayo
Amaneció templada la mañana en este tres de mayo. Huele en la plaza a churros recién hechos, a buen café caliente y a cola de caballo.
Desde el Marchán cercano sube una suave brisa que nos trae olor a chopo verde y concierto de pájaros.
Y en las blancas fachadas ya lucen los mantones de Manila, las colchas de ganchillo y el cobre abrillantado.
En el limpio empedrado de la calle, guitarras y bandurrias, laúdes y violines esparcen melodías de colores. Copas de anís, magdalenas caseras, revuelo de chiquillos: llegan los ‘tocaores’.
Por las veredas, con su camisa limpia, con alpargatas nuevas, vienen gentes del campo. Jinetes los pudientes en sus yeguas, en mulas con carona; y los pobres, andando.
Y en cada altar, las flores. Y en cada altar, los rezos. Y en cada altar la fe de un pueblo noble que pone su esperanza en Jesús Nazareno. Ese Jesús que, al caer de la tarde, cargado con su cruz, recorrerá las calles de mi pueblo.