Sobre la tierra esparces la simiente y abonas confiado. Sobre tierra que mimas día a día, esperando su fruto ilusionado.
Ay de ti, labrador
Ay de ti, labrador, que trabajas tierra propia o ajena. Jornadas de sol a sol, regando con tu sudor la esperanza que ahora siembras.
Sobre la tierra esparces la simiente y abonas confiado. Sobre tierra que mimas día a día, esperando su fruto ilusionado.
Caro pagaste el sustento de esa tierra que labrabas a un precio que te impuso el vendedor. Ahora aceptas sumiso el precio que a tus productos impone algún comprador.
¿Quién repartió las cartas? ¿Quién te obligó a jugar esta partida? ¿Quién decide tu suerte? ¿Quién juega con tu vida?
Levantad vuestra voz, agricultores, levantad vuestra voz. Y a aquellos que manejan los destinos desde caros sillones de suntuosos despachos, gritadles que la tierra es nuestra vida, que la vida es el campo.