El festival no camela

Festival


Los onubenses Waltrapa se alzan con la 53 edición del concurso de jóvenes talentos. La electrónica de Miguel Bastida lo más destacado de esta edición que continuó la linea de las anteriores.




 Los Onubenses Waltrapa se alzan con la 53 edición del concurso de jóvenes talentos. Los cincos grupos participantes dejaron patente la calidad de sus composiciones y buenas sensaciones ofreciendo su música una vez más ante un paseo del Cisne prácticamente desierto – aunque no había ni una mesa libre en las terrazas de la placeta –.

 El rock fue el protagonista en esta edición del concurso, cinco grupos finalmente fueron los seleccionados modificando la idea con la que partían las bases en las que en principio se elegirían tres bandas. El concejal de Cultura, Álvaro Molina, que debuta como cabeza de la organización hacía referencia a ello “somos unos afortunados al contar con un nivel tan alto entre las maquetas presentadas y lo demuestra el hecho de tener que seleccionar cinco participantes”, un abanico de rock que para el viernes dejó a los valencianos Supranimals abriendo el festival y que continuaron sus paisanos Nuclear Winter con su hard rock. 

Camela

 Tras ellos paulatinamente se fue llenando el nuevo paseo del Cisne para asistir al concierto cabeza de cartel; Camela, Dioni y Mari Ángeles hicieron disfrutar con sus canciones – ya son parte del imaginario musical español, contando en sus veinticinco años con la friolera de 16 discos – con temas que jóvenes y mayores reconocían demostrando que su música ha atravesado transversalmente distintas generaciones. Los que anduvieron más finos se percataron lo que dejaba entrever un ordenador estratégicamente colocado en el escenario: muchas de las canciones solo fingían ser en directo, pero era puro playback instrumental, decepción para algunos, desapercibido para la mayoría. Eso sí, no hubo trampas en la voz, que con viveza y energía se hicieron con el respetable.

 Más contundentes fueron Caramelo, sus versiones de los Chunguitos, Rumba 3, o Bambino espléndidamente interpretadas por la voz rasgada y pura de su vocal hizo continuar – realmente mejoró – la estela dejada por Camela. Incluso Abraham Molina subió al escenario para motivar a un público que por momentos decaía sacándole a Caramelo un tema más “venga, que esto lo paga el Ayuntamiento” decía el joven al que el grupo le cedió sorprendentemente durante cinco minutos un micrófono. Para cerrar la noche el regue de los peruanos Laguna Pai creó una atmósfera lúcida y espiritual que llevaba consigo unas letras reivindicativas y directas: el medioambiente o la inclusión social.

Segunda noche, sábado 4 de agosto

 El sábado continuaron los nuevos talentos, los onubenses Waltrapa, Bleem y los jienenses Beth Loring – el presentador Noni conseguía sacarle el origen del nombre confesándole que era la protagonista de una novela de Fernando Schwartz – se sumarían a los del viernes para competir por el certamen musical. El jurado formado por el propio Noni Toro (Boom FM), la promotora del festival, Marisa Asensio, Rojas Arquelladas, el Concejal de Cultura, Álvaro Molina y Marisa Virúez tras deliberar y expresar la dificultad para decidir alzaron como ganadores a Waltrapa que recibieron el premio dotado con 1.000 euros. Tras ello Hora Zulú hizo temblar de metal e ironía a la ciudad “con lo fácil que hubiera sido que llamaran a un se llama copla” decía su cantante. Un rock del duro con apenas apego para los presentes – alguna excepción – que llenó de paz al finalizar.

 La Suite Bizarre cambió la tónica de noche, auténtica sorpresa para el público, empezaron a mover a la gente con sus fusiones funk-psicodelia de finales de los 70 y disco-electrónica. Una actuación soberbia y original que sirvió además de antesala y tránsito perfecto a la sesión de Miguel Bastida. La subida del alhameño “Salero” acaparó a la juventud de la Comarca de Alhama e hizo que el festival finalizara en la cima de la que nadie se quería bajar.

El desguace

El inglés gana terreno al español
 
 El concurso de nuevos talentos estuvo contagiado por la moda actual de cantar en inglés. Atrás quedaron los años en los que una apuesta clara por nuestro idioma decantaba la elección de las bandas, una apuesta que invierte en nuestra propia identidad. En estos tiempos en la que se echa de menos que emerjan cantautores de calidad que transcriban una época en cambio, las bandas que cantan inglés parecen ir en dirección contraria a la difusión de letras e ideas.

Un profeta en su tierra: Miguel Bastida

 El de la calle Juan Fernández ha pedaleado mucho alrededor del mundo y volvió cerca de una década después como genio y figura de una música que poco a poco va ganando adeptos en la Comarca. Miguel, que como tantos otros tuvo que salir del pueblo en busca de oportunidades goza de un enorme prestigio internacional y fue el elegido como apuesta por Álvaro Molina. Generoso y motivado como siempre disfrutó como un chaval brindando un espectáculo que hizo retumbar a Alhama. Auténtico colofón del festival.

La electrónica pide paso

 Fue la noticia más agradable de esta 53 edición y hace replantear el futuro. Ya son muchos años en los que el debate en la calle y las críticas son constantes y es que hay una consigna clara: el festival no convence y no es por parte de la organización que año tras año trata de buscar con una fórmula que deje a la mayoría contenta. La electrónica podría ser una apuesta de futuro y no solo un acierto aislado – con Miguel Bastida la apuesta era segura – que por fin hiciera que la juventud se uniera definitivamente al festival.

Las imágenes de la 53º edición










































Fotos: Aparicio J. Ramos.