IVA creciente, sueldo menguante

La otra mirada


 El primer sueldo que cobré en mi vida fue de 1840 pesetas de las de 1977, como aprendiz en un taller de troquelado de Barcelona; era el salario de una semana de 46 horas trabajadas; mu ultima nómina, ya en Alhama fue de algo más de 800 euros, por, creo, 28 días de trabajo con jornadas de 8 horas.

 Entre uno y otro sueldo pasaron muchos años y muchos trabajos, casi siempre mal pagados desde mi punto de vista y seguramente demasiado bien pagados según el empleador. Viene todo esto a cuento de la última ocurrencia del FMI de bajar los sueldos de España un diez por ciento y bajar también las cotizaciones a la Seguridad Social; como contrapartida y para que las arcas del estado no se resientan de esa merma en los ingresos de la Seguridad Social, la propuesta, según he leído, era la de volver a subir el IVA. No sé si se le hará mucho caso a esa idea para crear empleo, si sé que en España tenemos los sueldos más bajos de Europa y el nivel de desempleo más alto.

 A lo largo de mi vida laboral remunerada he trabajado en los menesteres más variopintos y no he desdeñado ni barrer, ni recoger la basura, ni fregar los cuartos de baño del cementerio. Nunca he creído que el trabajo que me diese de comer fuese otra cosa que un medio de ganarme la vida; por tanto no creo que mi dignidad, se viese menoscabada por esos oficios, como tampoco creí cuando he desempeñado otras actividades de más “prestigio”, que fuese un gramo mejor que antes de desempeñarlas.

 Pero lo que sí que creo es que una persona, hombre o mujer que tiene la necesidad de ganarse no solo su vida sino la de su familia, o ayudar a la misma, tiene el derecho de a cambio de su trabajo obtener un sueldo que le permita cubrir sus necesidades presentes y ahorrar algo para las futuras. No se trata de un salario de supervivencia que permita seguir malviviendo, se trata, o se debe tratar de poder gozar de una vida decorosa, según el leal entender de cada uno de lo que es “una vida decorosa”; en todo caso hay unos mínimos irrenunciables que son vivienda, alimentación, ropa y disfrute del ocio Ningún sueldo que no permita cubrir esas necesidades básicas es moralmente aceptable por legal que sea.

 También es cierto que se puede decir, y se ha dicho, que es mejor un sueldo pequeño que ningún sueldo; del mismo modo la esclavitud supuso un gran adelanto en la civilización, entre morir y vivir como esclavo, solo los numantinos eligen la muerte. Pero la esclavitud al menos en teoría está desaparecida.

 No sé si después de las vacaciones nuestros gobernantes estudiaran la propuesta de sueldos menguantes, IVA creciente, igual sí. A fin de cuentas se trata de una propuesta en consonancia con la ideología neo liberal imperante según la cual cualquier modo de esquilmar a los más desfavorecidos es adecuada siempre que aumente los beneficios de los muy poderosos.