El arte de birlibirloque palabrero en las altas esferas patrias

La otra mirada


 Reconozco que incluso yo tengo alguna dificultad para traducir el titular a una expresión más sencilla, pero precisamente, ese es el juego.

 Entrar en ese mundo de las élites españolas que para diferenciarse del común de los mortales llaman “los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa” a lo que nosotros llamamos, simplemente, “lo que pasa en la calle” Quede patente mi homenaje a Juan de Mairena y sus clases de retórica y poética. Por cierto, antes de que se me olvide, el titular traducido, sería “lo que cascan los que mandan”, en su versión más castiza y “el lenguaje del poder” en su versión más exacta y sencilla.

 Eufemismos nunca han faltado; no siempre es correcto llamar al culo, culo y ahí surgen palabras como posaderas o la expresión “donde la espalda pierde su casto nombre”. Pero el abuso de expresiones eufemísticas para disfrazar la crudísima realidad al que recurren los que tienen el poder es notorio. “Moderación salarial”, intenta ocultar sueldos que no llegan a mitad de mes; la “flexibilización del mercado laboral” el despido casi libre; no nos recortan servicios y derechos esenciales, que son “reformas y ajustes”; el IVA no nos lo han subido, simplemente ha experimentado un “cambio de ponderación impositiva” y nuestros jóvenes emigrantes que se van a buscarse la vida a otros países, practican, la “movilidad exterior”. Y fruto de todo eso es que casi todos nosotros alguna vez hayamos tenido presentes a los progenitores de quienes nos dirigen, en momentos de íntima evacuación...

 Y lo peor de todo esto es que el lenguaje es el creador de la realidad, el que transforma y cambia el entorno, porque el lenguaje cambia la forma de pensar; por tanto no es solo el intento de camuflar una realidad más que lamentable lo que pretenden las altas esferas patrias con esa verborrea de palabreros; es que además quieren que nos creamos esa realidad ficticia que imponen con su discurso. Quieren que creamos que la protección social y los derechos de los trabajadores son antiguallas y que lo moderno y lo que realmente necesitamos es que nos dejen con el culo al aire o, como podría decir alguien del gobierno: “prescindir de elementos que lastren el dinamismo de la economía”; la de ellos, claro.

 Y ahí está el peligro de todo esto, que de otro modo no dejaría de ser jocoso. Lo verdaderamente inquietante es que hemos llegado a creer, algunos, que la moderación salarial, la flexibilización del mercado laboral y todo lo demás son necesarios, que no hay otra forma de hacer las cosas.

 Por eso, cuando el próximo 1 de agosto el presidente del gobierno comparezca en el parlamento a leer lo que le hayan escrito hay que estar atento al lenguaje que usa e intentar descubrir con que circunloquios y eufemismos pretende disfrazar la realidad que es la que es, por mucho que intenten adornarla.