El ayuntamiento recupera la tradición del pregonero

Feria


Las ferias de los años 40 y 50


Texto íntegro del pregón ofrecido  por Juan Castro  Valladares

12/12/2004.- Dice el refrán que "más vale tarde que nunca". Por ello, para los que no pudieron asistir a la lectura del primer pregón de fiestas de la democracia ofrecido por Juan Castro, en la pasada feria de septiembre. Para los que les gusta recordar tiempos pretéritos. Para los que están lejos de su pueblo natal. Para los que sin ser de Alhama se sienten atraidos por este trocito de tierra. Para los melancólicos; para los niños de aquella época, felices en su inocencia; para los jóvenes que estrenaron ropa y amores en los 50 y de los 60; para los que vivieron aquellos tiempos de blanco y negro; para todos, sin excepción,... ALHAMA COMUNICACIÓN, les ofrece el texto íntegro del pregón ofrecido con motivo de la Feria Grande. Como ya indicaba Andrés García Maldonado en el programa de fiestas "un excelente pregonero para reanudar una hermosa tradición y para nuestra Feria de Septiembre. Un pregonero que, precisametne, jamás ha perdido la más mínima oportunidad para, a lo largo de toda su vida, proclamar, junto a sus raíces alhameñas, a esta encantadora tierra de belleza e historia, a la Alhama de sus amores". Que ustedes lo disfruten.

¡ALHAMEÑOS Y ALHAMEÑAS!

Ha llegado nuestra Feria Grande, la Feria de Septiembre que tradicionalmente conmemora, el día 8, la festividad de La Natividad de Nuestra Señora la Virgen María aunque en el siglo XIX se celebraba entre San Miguel, 29 de Septiembre y la Virgen del Rosario, 7 de Octubre.

Quiero en primer lugar agradecer al Excmo. Ayuntamiento, a toda la Corporación y en su representación al Primer Teniente de Alcalde, encargado de fiestas, Benito Vinuesa Pinos que me hayan designado para pronunciar este Pregón de Fiestas que hoy, tras más de tres décadas, se recupera. Para mi es un gran honor como alhameño asumir esta responsabilidad. Como no, a Andrés García por las cosas que ha escrito y dice de mí, que salen del corazón de un gran amigo y que no merezco.

Se me ha pedido que escarbe en mis recuerdos, os cuente y resuma la evolución de nuestras fiestas desde que yo me pueda acordar. De este modo os digo que este mes de Septiembre ha sido desde siempre el mejor mes para los alhameños, recordad que hasta hace poco toda la población dependía de la agricultura de secano; unos como propietarios que habían recolectado sus cosechas y otros porque habían trabajado durante meses seguidos en las siegas o tareas de era, espigando o alimentado sus ganados aprovechando los rastrojos. Era el momento en que se pagaba todo aquello que se había sacado fiado de tiendas de alimentación o tejidos y se canjeaba el trigo por los bonos de pan que se iba a necesitar durante el año. A los mayores les recuerdo y a los más jóvenes les digo que en este mes se consumaban casi todos los proyectos matrimoniales del pueblo, preguntad a personas mayores y os sorprenderá la cantidad de gente que celebra su aniversario de bodas en este mes.

Por todo esto vemos normal que nuestra Feria Grande se haya celebrado siempre en estas fechas, en que las posibilidades económicas de todos eran mejores.

Haciendo memoria, puedo contar a los jóvenes como era nuestra Feria en los años 40 y 50 del siglo concluido, pocos años después de haber finalizado la Guerra Civil. Con las penurias económicas del momento, pocos jolgorios se podían organizar; una fila de pobres casetillas de tela albergaban a unos cuantos turroneros, alguna caseta de tiro con escopetas de plomos trucadas y con las que los mozuelos se empeñaban, por tres o cuatro disparos a la peseta, en romper el palillo de dientes que sostenía el cigarrillo rubio de Bisonte, una caseta de bisutería, una ruleta y aparatos mecánicos de tracción manual; caballitos, volaeras movidas con una manivela, las barcas, la noria de cuatro o seis canastas movidas a mano y que llamábamos columpios o chin-chin-púm, porque su marcha era amenizada con un tambor y un platillo hábilmente manejados por el barquillero.

 En aquellos tiempos, ni megafonía, ni iluminaciones, ni motores para las barquillas pues había restricciones eléctricas, se producían cortes frecuentemente y algunas casetas optaban por alumbrarse con carburos. Los niños empujábamos y ayudábamos en la tracción de los caballitos para que nos dejaran pasear gratis o esperábamos en la noria para que nos metieran a nivelar el peso de las barcas. El cine y el circo eran las principales atracciones de las fiestas y la visita a las churrerías, que se instalaban en la pared del castillo y en el Paseo de Abajo o la inmortalización del momento en una foto al minuto con fogonazo de magnesio, eran actos casi obligados y frecuentes en las ferias. Rara vez se organizaban verbenas en el Patio del Carmen y posteriormente en “Fiesta en el Aire”, sobre todo en aquellos años en que el temor a los llamados “Tíos de la Sierra”, guerrilleros que combatían al Régimen y que, en alguna ocasión, hicieron que la Guardia Civil rodeara y parara la función de cine porque alguien había denunciado que algunos de ellos se habían introducido en la sala de proyecciones.
 
En años siguientes, con algo más de paz y tranquilidad, la chiquillería esperaba en los dos o tres días anteriores la llegada de cacharros, ayudábamos a descargar las piezas de los columpios a cambio de algunos vales para después pasearnos en ellos y comunicábamos a nuestros amigos las atracciones que iban llegando, cuya mayor o menor calidad calificaba la grandeza de la fiesta: volaeras grandes, las olas o aquella vez que vino por primera vez una pista de coches de choque que ocupó casi todo el paseo.

La víspera, la noche del día 7, llegaba a la Placeta la banda de música del Ave María de Granada, capitaneada por D. José, su Maestro y Director, si había alumbrado se encendía y una vez realizado un pequeño concierto, se procedía al reparto de los músicos que eran alojados en casas pudientes del pueblo y cada mañana, tras la diana hacían un pasacalles recorriendo las principales y terminando en la Joya, donde se instalaba el Real de la Feria de Ganados, motivo principal de las fiestas. Carreras de cintas en bicicletas, burros o caballos, casi los únicos actos programados, y el colofón era siempre la quema del Monumental Castillo de Fuegos Artificiales que primorosamente y con el mayor cariño habían confeccionado en el “Cortijillo Las Rejas”, en el camino de Los Ángeles, José El Cohetero y sus hermanos, que se esmeraban en la realización de ruedas y cohetería, que culminaba en la quema de un gran castillo de caña, en el que el último petardo desplegaba un lienzo con la imagen de la Virgen de las Angustias entre los acordes del Himno Nacional.

Hago este recordatorio porque conociendo este modo de divertirse y viendo lo que se hace hoy, podemos observar la gran evolución que ha ido experimentando la Feria hasta el modelo actual. Pasando los años se han introducido actividades feriales y de diversión, unas esporádicas como diversos festejos taurinos, coronación de Reinas en Juegos Florales de Homenaje a la Mujer Alhameña, diversas competiciones deportivas, desfiles de Gigantes y Cabezudos, exhibiciones de nuestros fandangos, exposiciones de labores, pintura, fotografía y artesanías, teatro y recitales de cante flamenco, una serie de actos que con desigual fortuna se mantenían algún tiempo y al fin desaparecían de la programación, generalmente con los cambios de los Concejales encargados de los festejos. Otras han perdurado en el tiempo y aún se conservan como los días de Jauja, tiro al plato, competiciones de ajedrez, petanca, juegos de cartas y dominó, diversas degustaciones de productos y sobre todo los Certámenes Literarios.

También nacieron en las fiestas los Festivales de la Canción y la Romería del Vino, aunque en la actualidad tenga fechas propias fuera de nuestra Feria.

Hablar de las Ferias de antaño se podría hacer interminable, se podría escribir una tesis sobre esto, aquello o lo otro en gozosa nostalgia de los que hemos archivado en nuestra memoria, de la que nunca podrán desaparecer nuestras Ferias en la Placeta, donde a nuestro entender se podrían organizar actividades de Feria de Día; degustaciones, competiciones de mayores, teatros, conciertos y bailes. De todas formas la evolución es imparable, pero desde esta tribuna que se me ha otorgado, sí encuentro necesario solicitar de nuestro Ayuntamiento que se prepare un lugar adecuado para la instalación del Ferial, bien pavimentado y con servicios acordes que pueda servir de paseo o arrabal fuera de la celebración de las fiestas.

De todos modos la grandeza de las fiestas siempre estará ligada a la implicación de las gentes del lugar, que siempre serán su principal riqueza, a la relación y arraigo de nosotros los vecinos con la naturaleza que nos circunda, a la alegría y superación de nuestras dificultades, a la disponibilidad a la diversión y al goce aunque sea por simples cosas, a la confianza en el saber hacer de los organizadores y de las gentes de esta bonita tierra.

Por todo esto, os invito a participar en la fiesta común y colectiva de todo el pueblo, a ser protagonistas de nuestra propia diversión con imaginación y creatividad, a ofrecer nuestra alegría a nuestros visitantes compartiéndola con ellos, a disfrutar jubilosamente el día y la noche con todo lo que se nos propone y mágicamente pueda surgir.

¡ALHAMEÑOS Y ALHAMEÑAS!

Disfrutemos estos días, y sabed que no hay mejor fiesta que la de saber compartir el gozo con los demás.

¡ALHAMA, A DIVERTIRSE!

Pregón pronunciado por Juan Castro Valladares el día 9 de Septiembre de 2004, fiestas de Alhama de Granada.

Fotos: "II Exposición de Fotografías de Alhama de Granada. Selección 1887-1970". PATRONATO DE ESTUDIOS ALHAMEÑOS. Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Alhama de Granada, agosto, 1993