En la Alpujarra dejamos nuestras huellas, y su encanto nos dejó la suya a nosotros

Senderismo


El bus apareció puntual, en la mañana del domingo 5 de junio, lo agradecimos porque nos esperaba un largo viaje hasta el pueblo alpujarreño de Pórtugos, todos los socios y algunos amigos del club que también nos acompañaron estaban en sus asientos preparados para la marcha, eran las 6:45 horas de la mañana.



Teníamos por delante dos horas y media de viaje, con esa ilusión de caminar por la región más bonita de Andalucía nos hizo olvidar los kilómetros, las curvas y el haber, en algunos casos, dormido poco.

A la altura del cruce de Otura nos esperaban dos amigos del club y dos socios más, nuestros compañeros de Granada, Juan y José Luis, y seguimos adelante, hasta Órgiva, la puerta de la Alpujarra donde nuestro último socio por recoger, David ya estaba esperando.

Con todos los integrantes de esta expedición tan especial, 45 personas en total, tomamos dirección a Pórtugos, donde llegaríamos después de atravesar parte de esta comarca alpujarreña por unas carreteras con trazados de infarto, subiendo y serpenteando parajes llenos de barrancos impresionantes, con agua por todas partes y una vegetación verde y abundante, hasta el paraje de Fuente Agria a la salida de Pórtugos en dirección a Busquistar.

Cuando llegamos, ya a esa hora, había senderistas de otros grupos venidos desde otro pueblos; de La Zubia, Peligros, Padul, Dúrcal, Caniles y de la capital Granadina, además de otros de Almería, El Ejido, Iznajar y hasta de Bilbao.

El último grupo esperado, llego un poquito después que nosotros, también venían de bastante lejos, para participar en esta jornada, concretamente de Caniles, cerca de Baza, un buen “tirón” de autobús traían también estos compañeros en sus cuerpos.

Nada, nada… como dice el refrán, “que sarna con gusto no pica”.

Tras los saludos de rigor y la bienvenida por parte de Julio Perea, representante del club senderista sociedad sierra nevada organizador de esta ruta, pasamos a la entrega de dorsales acreditativos y comenzamos la ruta.

Eran la nueve y media de la mañana, en el cielo había nubes y claros y todos esperábamos una jornada calurosa así que cuanto más pronto comenzáramos mejor para nuestros organismos.

Una larga fila salió de este paraje de la fuente agria, a 1.260 metros de altitud sobre el nivel del mar, lugar archiconocido en esta zona por las propiedades curativas de sus aguas ferruginosas de variados sabores, situada junto a la Ermita de la Virgen de las Angustias. Aquí se tomó el sendero de la Colada de Busquistar, marcado por los hitos de madera con las franjas roja y blanca características, con los que se conocen a los senderos de Gran Recorrido, los GRS. El camino enfilo en bajada hasta el cercano pueblo de Atalbeitar, uno de los pueblos mejor conservado de las Alpujarras, cruzando el barranco del Castañar y tomando tras su paso el camino de la Colada de la Corona, llegamos en poco tiempo a este pueblo.

Comenzamos a disfrutar de lo que nos esperaba a lo largo de la jornada, pasar por estos pueblos es retroceder en el tiempo a aquellas épocas en que la vida era sencilla y la ausencia de prisa era la tónica diaria. El grupo rompió la paz de este pueblo silencioso y tranquilo donde viven 30 personas, pasando por sus sinuosas calles, cuyo trazado de origen árabe llamaba poderosamente la atención del grupo invasor.

Pronto salimos de Atalbeitar, siguiendo nuestro sendero, la vereda de Ferreirola, bajando al siguiente barranco por cruzar, el barranco Bermejo, donde la vegetación y el agua con el característico color rojo en el fondo de los arroyos por sus contenidos en hierro daban al paso por este un sabor especial.

La subida de este barranco nos llevo al siguiente pueblo a visitar, la localidad de Pitres o Pitres la Taha donde viven escasos 400 vecinos a 1.295 metros de altitud.

Este pueblo es un poco más grande, pero su naturaleza alpujarreña lo hacía igual de delicioso a la vista, llegamos hasta la plaza del pueblo, donde la mañana de domingo era algo mas bulliciosa, los lugareños aquí están acostumbrados a ver senderistas a casi todas horas y saludaban al grupo sin la mayor sorpresa.

A partir de este punto comenzaba el ascenso al Cerro del Angel, la vereda por donde discurre el GR-7, se empinaba poco a poco subiendo entre las estrechas callecitas y pasando bajo los denominados “tinaos”, que son unos pasadizos en las calles que están entre lo público y lo privado, y dedicados a zaguanes en las casas particulares o para resguardo de los animales domésticos en otros casos, estos elementos arquitectónicos son únicos en esta zona y están protegidos por su valor patrimonial.

La salida a campo abierto por la llamada loma de Secano, nos dio las primeras vistas al horizonte lejano de estas tierras. Las montañas hacia el sur demarcaban la zona de la Contraviesa, la parte sur de la Alpujarra. Entre campos de labor y las primeras manchas de bosque, fuimos subiendo poco a poco hasta la zona de la Acequia real, conectando una empinada vereda con un carril que circula por la llamada Vereda de La Peña del Ángel, que nos llevó entre pinares, chaparros y multitud de arbustivas y aromáticas, destacando el suave olor del romero y el cromatismo entre el verdor y el amarillo de las retamas en flor, hasta el primer punto de avituallamiento situado casia a 1.600 metros de altitud, donde nos obsequiaron con un bocadillo de jamón serrano y fruta que degustamos en el primer descanso de esta ruta, en el mirador de los Tajos del Ángel.

Lugar privilegiado donde los haya, para admirar la naturaleza en estado puro de estas tierras, frente a nosotros el regalo para nuestra vista era el siguiente, dos pueblos blancos colgados en la ladera de la montaña con sus características casas cúbicas sin tejas en sus tejados, urbanismo típicamente musulmán, el verde intenso de la vegetación, la profundidad del barranco del Poqueira y arriba al fondo las caras sur del Veleta y del Mulhacén, envueltas en una fría bruma y con la nieve adherida en sus paredes. Todo un espectáculo mientras tomábamos fuerzas para seguir nuestro camino.

La bajada desde este punto al pueblo de Bubión, fue impresionante, la imagen de “la cuerda” multicolor de los 220 senderistas participantes en este día, recortados entre el color amarillento de las retamas será difícil de olvidar.

Cruzamos el llamado Barranco de la Sangre, llamado así por las cruentas batallas que se dieron en el mismo, entre los moriscos y las huestes invasoras de Don Juan de Austria. Así entramos por la calle de la Ermita de San Antonio a este pueblo, donde sus 350 habitantes disfrutan de un paraíso donde hay agua por todas partes y su historia relacionada con las batallas entre los moriscos dueños de este reino y los cristianos conquistadores le dan una importancia clave en las luchas por poseer estas tierras. De hecho de aquí surgió la figura de un comerciante de la época llamado Fernando de Valor que tomando el nombre guerrero de Aben Humeya se levantó en armas contra el rey Felipe II, provocando la llamada “revuelta de los moriscos “, años más tarde y tras la muerte violenta de este guerrillero morisco a manos de sus propios soldados, permitieron que en 1569 Don Juan de Austria acabara con esta rebelión propiciando años más tarde la expulsión total de los moriscos del territorio español, siendo repobladas estas zonas por colonos venidos desde diferentes regiones españolas (Galicia, Asturias, León y Castilla).

Detrás de la Iglesia sigue el sendero GR-7, a seguir, en bajada entre bancales de árboles frutales, almendros y castaños, cruzamos el llamado Barranco del Cerezo.

El siguiente pueblo por donde paso nuestra andarina comitiva era un poco más grande. Pampaneira con algo más de 1.000 habitantes.

La vereda entraba al pueblo al lado de un corral repleto de gallinas y de gallos, esto le daba aun más encanto al camino.

Por aquí sólo pasan senderistas, no pasa el tiempo, un entramado de callecitas con sus tinaos, con los pimientos rojos colgados en las azoteas eran las vistas, llegando a la plaza de la iglesia nos encontramos un gentío inusitado.

Pampaneira es famosa por sus telares donde se confeccionan las famosas “jarapas”, alpujarreñas, cientos de ellas estaban expuestas en la calle para su venta, donde ese gentío entre turistas, senderistas y los asistentes a una boda a esa hora en la Iglesia completaban un escenario de pueblo medieval único bajo un precioso sol ya a esa hora de la mañana, de verdad inolvidable.

La cercana Vereda de Cachariche era el último tramo para llegar al final de esta mágica ruta, un letrero direccional del sendero GR-7 nos indicaba que quedaban 5 kilómetros y quinientos metros para Soportujar, así que tras un pequeño descanso, porque con 220 personas el reagrupamiento era imposible comenzamos tras bajar a la carretera y pasar por el puente sobre el río Poqueira y delante de la central eléctrica que hay en este punto la organización nos obsequio a modo de avituallamiento ciclista,es decir sin parada, una barrita energética, con la que tomaríamos fuerzas para este último tramo que comenzaba con una potente subida a la derecha de la carretera por la llamada, Vereda de Cachariche, ahora en su ascenso.

La vereda va paralela a la acequia del mismo nombre en todo el tramo de su recorrido, el agua se hermana con el caminante, el sonido nos acompaño en un buen tramo, los castaños que íbamos encontrando por este camino eran enormes, la vegetación verde y frondosa y el paisaje a lo lejos y hacia el barranco del Poqueira con el río espumoso y bravo en su lecho eran únicos, disfrutando y caminando multiplicado por 220.

A la altura del cortijo del Ciprés, comenzamos a cambiar de dirección, la ruta se iba escorando hacia el oeste tomando la dirección del barranco de la Cueva, pisando algunos metros del la antigua Cañada real de Málaga a Sierra Nevada, que abandona y se mete en una estrecha vereda que poco a poco, en bajada y con bastante piedra suelta, donde los resbalones eran continuos nos fue llevando al final de la ruta.

El camposanto de Pampaneira estaba a escasos metros, bajamos hasta el asfalto de la carretera de entrada a la localidad y llegamos hasta la Plaza de la Iglesia de este precioso pueblo de unos 250 habitantes y que ya está algo más bajo, a unos 940 metros sobre el nivel del mar.

Llegamos a “cuentagotas”, poco a poco. Una mesa de avituallamiento recompensaba el esfuerzo con bocadillos, pastelitos y bebidas isotónicas, ya con los músculos relajados, esperamos a los últimos senderistas para acto seguido y en esta plaza, con un mirador precioso tuvo lugar el acto de clausura de esta ruta del Eurorando 2011.

Unas palabras de los organizadores y una entrega de recuerdos a los clubes asistentes, donde por cierto, el club senderista de Alhama fue el que más personas aportó a esta ruta y que fueron reconocidas por esta asistencia. Además se nos invito a colaborar con la ruta llamada “de recogida del testigo” con la Provincia de Málaga, dentro de las actividades del Eurorando -2011, que tendrá lugar el próximo día dos de octubre. Por supuesto que colaboraremos en lo que se nos pida, dando lo mejor de nosotros en su caso, de eso pueden estar seguros los compañeros que la organicen.

El autobús que nos trajo a casa estaba ya listo, después de cinco horas y treinta y seis minutos de camino, y dieciséis kilómetros seiscientos cuarenta metros de ruta, agradecimos el descanso y la vuelta a casa, quedando ya entre nosotros para visitar estas tierras llenas de encanto y de bellos paisajes cuando se tercie, que tiene caminos para recorrerlas y a nosotros no nos faltan ganas de hacerlo.

     
  Nuestra próxima ruta; convivencia gastronómica


Estimados socios; la próxima ruta la haréis por libre, el destino es el mesón el Ventorro, donde a partir de las dos de la tarde despediremos esta temporada 2010/2011, como nos merecemos, con compañerismo y buena armonía.

El Ventorro nos tiene preparado un menú, y como ya sabéis, al precio de 15 euros.

Tras la comida, un buen rato de conversación agradable, entrega de recuerdos y algunas palabrillas para despedir esta temporada.

Y si algún socio quiere relajarse en el hamman, pues la dirección del Ventorro nos hace un precio muy especial, de amigos, por si queréis disfrutar de sus magnificas instalaciones.

Tenéis que confirmar vuestra asistencia a la comida llamando al 619 138 561 o al 958 360 719.

También lo podéis hacer dejando el recado en donde siempre, o enviando un email a: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..

los que querais pasar despues de comer al hamman tambien debeis de dejarlo dicho.
 
     


Imágenes de la útima ruta de la temporada 2010/2011