Treinta y nueve senderistas nos dimos cita el pasado domingo 21 de noviembre en el lugar de costumbre. Tras los saludos mañaneros de rigor entre los asistentes, nos distribuimos en los coches particulares que en ordenada caravana nos dirigimos hasta el punto de partida de esta ruta número 4, que estaba a escasos 9 kilómetros de Alhama, justamente en el mismo puerto del Navazo o de Zafarraya, a 920 metros de altitud, por la carretera de Málaga.
Allí, ya nos esperaban nuestros compañeros de Zafarraya, Felipe, Carmen e Isabel, con una invitada a caminar, que fue cordialmente recibida.
Al bajar de los vehículos nos encontramos también con otro compañero, que ya va ha ser inseparable durante un tiempo “el frío invierno”, con una adecuada tarjeta de visita o sea, un fino y fresco viento del norte que no nos abandonó en todo el recorrido.
uizás, esta sensación de frío antes de empezar a caminar fue la causa de la confusión inicial para encontrar la verdadera vereda que daría comienzo a la ascensión del cerro de la Torrecilla, objetivo de la jornada.
La tortuosa y escondida vereda, fue localizada sin más problema entre un frondoso bosque de encinas, engalanado en su suelo por multitud de plantas espinosas y aromáticas, que a esa hora de la mañana, alegraban el sentido del olfato y perfectamente posicionados a la cara norte de la Torrecilla, el sentido de la vista también comenzó a percibir hermosas sensaciones.
Los bosquecillos cercanos al cortijo del Navazo, fueron ollados por los senderistas buscando la dirección oeste hacia el límite de sus tierras, para conectar con “las lindes” del cortijo de la Alcaicería a quien pertenecen todos los páramos cercanos a la Torrecilla. El terreno por donde avanzábamos era un bosque muy bien cuidado de encinas a las que accedimos a través de una puerta de ganado, que dejamos perfectamente cerrada tras nuestro paso.
Siempre hacia el oeste, el camino iba atravesando las enormes mesetas del llamado, “Campo de Zafarraya”, donde el ganado y la fauna de la zona campan a sus anchas, estas tierras son zona de setas y es la época para recolectarlas, más de un ejemplar encontramos a nuestro paso.
El carril cómodo de andar, lentamente se iba convirtiendo en una cuesta y el paisaje se iba abriendo a cada paso, las negras nubes en el horizonte presagiaban lluvia, y el “dichoso” viento del norte cada vez era más fuerte a medida que tomábamos altura.
La vereda, en este caso el carril, tomó dirección hacia los parajes denominados “la Era del Galgo”, y el “Corral del Niño Chico” para ir ascendiendo hasta el cerro de la Cruz, de 1.245 metros de altitud, que dejamos a la derecha del sentido de nuestra marcha, y donde hay clavada una cruz hecha con tubos de metal en la parte más elevada del mismo.
Las vistas sobre la parte este del Llano de Zafarraya, las Pilas de Algaida, las tierras de los cortijos de Valdeiglesias y del Director, en la falda de la Sierra Tejeda, desde esta parte de la ruta son impresionantes, al igual que la sensación de frío que nos daba el dichoso “vientecito”, y que reforzaba la visión de las nieblas y las nubes que la cubrían.
Una “escultura” natural con forma humanoide, y curiosamente decorada con ropas y un bastón, nos dio la bienvenida a esto terrenos serranos, las ruinas del cortijo de Becerra era el tramo a superar antes de cambiar de dirección en un buen tramo, donde el viento era mas frío si cabe, ya que lo teníamos de cara.
El camino tornó de nuevo hacia el oeste, empinándose y zigzagueando para ir subiendo entre roquedos, puestos abandonados de cazadores, arbustos de espino prieto y ejemplares de encinas creciendo entre las rocas.
El objetivo de nuestra ruta estaba ya cerca. La cima de la Torrecilla es una inhóspita altiplanicie donde en solitario la corona un vértice geodésico de hormigón, entre plantas de esparto y espinosas, que nos indica la altitud de este cerro, 1.322 metros sobre el nivel del mar.
No pudimos disfrutar como queríamos de estas vistas y de este sitio donde existe una caseta de vigía forestal a 1.312 metros de altitud, con unas impresionantes vistas en 360 grados, por la fría ventisca que seguía dando fuerte. El grupo se refugió tras un roquedo donde el sol calentaba a ratos y el viento quedaba bastante cortado, aquí hicimos un receso, tomando fuerzas y descansamos.
Al fondo entre los tremendos peñones del puerto del Boquete, se podía apreciar a lo lejos sobre una elevada meseta el pueblo de Comares, y bajo nosotros el paisaje del Llano de Zafarraya a vista de pájaro. Las parcelas de las tierras de regadío se presentaban como una tela compuesta por piezas de colores perfectamente pegadas unas a otras, las casetas de los pozos de agua se podían contar por cientos lo que da una idea del potencial acuífero de este polje único en Andalucía y sus pueblos y aldeas; las Pilas de Algaida, Ventas de Zafarraya, El almendral y al fondo al oeste, Zafarraya.
Desde allí arriba comprobamos que estábamos rodeados de sierras, la de Alhama, las estribaciones de sierra de Loja y las de Sierra Tejeda, las tierras del Llano del Bernagál, a nuestras espaldas y al fondo el Llano de Dona, lástima que las nubes no nos dejaran extasiarnos con la vista hacia otras latitudes, porque las que sí podíamos ver ya eran todo un espectáculo.
El cerro de la Torrecilla es el límite de los términos municipales de Alhama y Zafarraya, junto a la caseta de vigía forestal, existen los cimientos de lo que fue un pequeño torreón de vigilancia que en el medievo entubo relacionado con el control de los pasos naturales que aún hoy son prácticamente los mismos que antaño. El sistema de comunicación de señales entre unas torres y otras era bien sencillo, de día las hacían con humo y por las noches con grandes hogueras.
La foto de grupo como es habitual se hizo en este privilegiado enclave, y tras ella emprendimos el regreso por el mismo camino de la subida, hasta conectar con la vereda que se dirige hacia las tierras del cortijo de Júrtiga, por el paraje denominado “Espinar de las Nardas”, dando vistas hacia el norte, al llano del Bernagal y al Llano de Dona y de frente en el sentido de la marcha al monte de Júrtiga.
Al final de la cuesta, y tras cruzar un pequeño barranquillo el grupo enfiló de nuevo hacia el Navazo, entrando de nuevo por la misma puerta de ganado, en dirección hacia la torre de la telefónica, entroncando con el camino de Júrtiga por la vaguada cercana a la misma.
Los coches ya estaban a escasos metros, dando allí, la ruta por terminada , agradeciendo al compañero invierno, su “grata compañía”, junto al amigo que en esta jornada le acompañaba, el viento del norte que nos dio literalmente “la mañanita”.
El Club Senderista agradece a Manuel Luque y a su familia, su colaboración desinteresada para el buen desarrollo de esta ruta, facilitándonos los medios necesarios para poder acceder a caminar por su propiedad.
Al bajar de los vehículos nos encontramos también con otro compañero, que ya va ha ser inseparable durante un tiempo “el frío invierno”, con una adecuada tarjeta de visita o sea, un fino y fresco viento del norte que no nos abandonó en todo el recorrido.
uizás, esta sensación de frío antes de empezar a caminar fue la causa de la confusión inicial para encontrar la verdadera vereda que daría comienzo a la ascensión del cerro de la Torrecilla, objetivo de la jornada.
La tortuosa y escondida vereda, fue localizada sin más problema entre un frondoso bosque de encinas, engalanado en su suelo por multitud de plantas espinosas y aromáticas, que a esa hora de la mañana, alegraban el sentido del olfato y perfectamente posicionados a la cara norte de la Torrecilla, el sentido de la vista también comenzó a percibir hermosas sensaciones.
Los bosquecillos cercanos al cortijo del Navazo, fueron ollados por los senderistas buscando la dirección oeste hacia el límite de sus tierras, para conectar con “las lindes” del cortijo de la Alcaicería a quien pertenecen todos los páramos cercanos a la Torrecilla. El terreno por donde avanzábamos era un bosque muy bien cuidado de encinas a las que accedimos a través de una puerta de ganado, que dejamos perfectamente cerrada tras nuestro paso.
Siempre hacia el oeste, el camino iba atravesando las enormes mesetas del llamado, “Campo de Zafarraya”, donde el ganado y la fauna de la zona campan a sus anchas, estas tierras son zona de setas y es la época para recolectarlas, más de un ejemplar encontramos a nuestro paso.
El carril cómodo de andar, lentamente se iba convirtiendo en una cuesta y el paisaje se iba abriendo a cada paso, las negras nubes en el horizonte presagiaban lluvia, y el “dichoso” viento del norte cada vez era más fuerte a medida que tomábamos altura.
La vereda, en este caso el carril, tomó dirección hacia los parajes denominados “la Era del Galgo”, y el “Corral del Niño Chico” para ir ascendiendo hasta el cerro de la Cruz, de 1.245 metros de altitud, que dejamos a la derecha del sentido de nuestra marcha, y donde hay clavada una cruz hecha con tubos de metal en la parte más elevada del mismo.
Las vistas sobre la parte este del Llano de Zafarraya, las Pilas de Algaida, las tierras de los cortijos de Valdeiglesias y del Director, en la falda de la Sierra Tejeda, desde esta parte de la ruta son impresionantes, al igual que la sensación de frío que nos daba el dichoso “vientecito”, y que reforzaba la visión de las nieblas y las nubes que la cubrían.
Una “escultura” natural con forma humanoide, y curiosamente decorada con ropas y un bastón, nos dio la bienvenida a esto terrenos serranos, las ruinas del cortijo de Becerra era el tramo a superar antes de cambiar de dirección en un buen tramo, donde el viento era mas frío si cabe, ya que lo teníamos de cara.
El camino tornó de nuevo hacia el oeste, empinándose y zigzagueando para ir subiendo entre roquedos, puestos abandonados de cazadores, arbustos de espino prieto y ejemplares de encinas creciendo entre las rocas.
El objetivo de nuestra ruta estaba ya cerca. La cima de la Torrecilla es una inhóspita altiplanicie donde en solitario la corona un vértice geodésico de hormigón, entre plantas de esparto y espinosas, que nos indica la altitud de este cerro, 1.322 metros sobre el nivel del mar.
No pudimos disfrutar como queríamos de estas vistas y de este sitio donde existe una caseta de vigía forestal a 1.312 metros de altitud, con unas impresionantes vistas en 360 grados, por la fría ventisca que seguía dando fuerte. El grupo se refugió tras un roquedo donde el sol calentaba a ratos y el viento quedaba bastante cortado, aquí hicimos un receso, tomando fuerzas y descansamos.
Al fondo entre los tremendos peñones del puerto del Boquete, se podía apreciar a lo lejos sobre una elevada meseta el pueblo de Comares, y bajo nosotros el paisaje del Llano de Zafarraya a vista de pájaro. Las parcelas de las tierras de regadío se presentaban como una tela compuesta por piezas de colores perfectamente pegadas unas a otras, las casetas de los pozos de agua se podían contar por cientos lo que da una idea del potencial acuífero de este polje único en Andalucía y sus pueblos y aldeas; las Pilas de Algaida, Ventas de Zafarraya, El almendral y al fondo al oeste, Zafarraya.
Desde allí arriba comprobamos que estábamos rodeados de sierras, la de Alhama, las estribaciones de sierra de Loja y las de Sierra Tejeda, las tierras del Llano del Bernagál, a nuestras espaldas y al fondo el Llano de Dona, lástima que las nubes no nos dejaran extasiarnos con la vista hacia otras latitudes, porque las que sí podíamos ver ya eran todo un espectáculo.
El cerro de la Torrecilla es el límite de los términos municipales de Alhama y Zafarraya, junto a la caseta de vigía forestal, existen los cimientos de lo que fue un pequeño torreón de vigilancia que en el medievo entubo relacionado con el control de los pasos naturales que aún hoy son prácticamente los mismos que antaño. El sistema de comunicación de señales entre unas torres y otras era bien sencillo, de día las hacían con humo y por las noches con grandes hogueras.
La foto de grupo como es habitual se hizo en este privilegiado enclave, y tras ella emprendimos el regreso por el mismo camino de la subida, hasta conectar con la vereda que se dirige hacia las tierras del cortijo de Júrtiga, por el paraje denominado “Espinar de las Nardas”, dando vistas hacia el norte, al llano del Bernagal y al Llano de Dona y de frente en el sentido de la marcha al monte de Júrtiga.
Al final de la cuesta, y tras cruzar un pequeño barranquillo el grupo enfiló de nuevo hacia el Navazo, entrando de nuevo por la misma puerta de ganado, en dirección hacia la torre de la telefónica, entroncando con el camino de Júrtiga por la vaguada cercana a la misma.
Los coches ya estaban a escasos metros, dando allí, la ruta por terminada , agradeciendo al compañero invierno, su “grata compañía”, junto al amigo que en esta jornada le acompañaba, el viento del norte que nos dio literalmente “la mañanita”.
El Club Senderista agradece a Manuel Luque y a su familia, su colaboración desinteresada para el buen desarrollo de esta ruta, facilitándonos los medios necesarios para poder acceder a caminar por su propiedad.
| La próxima salida: Ruta número 5 de la temporada, 2010-2011. Ruta de ‘La Teja’: Comares (Málaga). Puerta del agua -> calzada romana -> puerta del agua. Fecha: domingo 5 de diciembre de 2010. Hora de salida: 8 de la mañana. Dificultad de la ruta: media/baja. Distancia a recorrer: sobre 15 kilómetros. Duración estimada (con desplazamientos y descansos incluidos): sobre 7 horas. - Nota: Los desplazamientos a Comares se harán en vehículos particulares. |
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| Recomendaciones para esta ruta: - Llevar ropa y calzado adecuados para la práctica del senderismo. - Llevar comida y agua. - Llevar siempre encima vuestra tarjeta federativa. - Se acerca el mal tiempo, es bueno que llevéis en la mochila, ropa de abrigo y un chubasquero o cortavientos. - Se ruega puntualidad a la hora de salida. - Si no eres socio(a), de nuestro club y quieres caminar con nosotros en esta ruta te recordamos que: Los organizadores, no se responsabilizan de los accidentes o incidentes que puedan ocurrir durante los desplazamientos y en el transcurso de las rutas. Si nos acompañas, y no eres socio de nuestro club o no tienes ningún tipo de seguro de accidente para este tipo de actividad deportiva, te recordamos que lo haces bajo tu responsabilidad, porque nuestro seguro no os cubre. |
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